06 mayo 2010

una razón por la mañana, otra de tarde

“Ahora con La Razón puedes volver a disfrutar de las mejores películas de la comedia española, gratis. Para divertirte en familia con nuestro mejor cine”. El diablo no carga menos unas armas que otras y el sentido de la oportunidad en periodismo es una de ellas. Así, la misma semana que El País comienza a distribuir una colección en la que de momento asoman Platón, Darwin, Rousseau, Aristóteles, Hume o Freud, La Razón anuncia El mejor cine de comedia, que es decir Lina Morgan en película de Juan de Ortuña, Landa, López Vázquez y Gracita Morales en sendas de Mariano Ozores, y Concha Velasco y Tony Leblanc en una de Rafael J. Salvia, entre otras de semejante ralea. También, raramente Bienvenido, Berlanga, sin que se entienda. Primero lo obvio: a uno le daría vergüenza, de tenerla lo suficientemente blindada para leer La Razón, ver asomar lo que la dirección del periódico juzga, a la luz del ejemplo, el mejor cine de comedia, su idea de diversión en familia y, ya puestos, incluso su concepto del disfrute. Y ahora lo valioso: como lector de un diario que escoge ofertar manuales de uso de la inteligencia, uno no necesita sentirse atraído por la posibilidad de leerlos para sentirse respetado, juzgado que lo que me lleva a adquirir el diario ha de ser proporcional –bueno o malo- a lo que el resto de decisiones cuentan de mi en otras áreas. Animar un ocio rancio o idiotizado no tiene porqué ser incompatible con formarse una sólida idea sobre política internacional o economía, pero suena raro tratar de tonta a la misma persona por la mañana y de lúcida por la tarde. Más probable es acostumbrarse ambos –el que escribe y el que lee- al lado más sencillo. Ese es el coleccionable que realmente se retractila en porciones diarias.

05 mayo 2010

mientas tanto

Un amigo chelista necesita en su currículum conciertos que no ha dado, lo que conecta con quienes, quizá en las mismas fechas, oyeron lo que hoy no recuerdan o asistieron a razones que ya no reconocen. Hacerlo en público es apostar a la baja: uno se duerme en mitad de una sinfonía o un cuadro y al salir no habla de lo mucho que le han gustado los fragmentos en que ha estado, y quién pronuncia “aquí seguimos” cuando fuera han encargado “te quiero”. Pero si, de tan ubicua, importa poco la farsa, al menos sí sus causas, y no ha de ser igual mentir para tocar el chelo en mejor sitio que inventar que estás de acuerdo con un programa político cuando lo que vienes de leer es el telediario, o simular que con las letras, sumadas, de “alimentar”, “vestir”, “dormir” y “transportar” sale sin problemas “educar”. En El balcón, de Genet, tres infelices enfebrecidos al atisbar el poder que les otorgan sus disfraces, son sacados del burdel en que la guerra les ha confinado, investidos de los mismos papeles que pagaban en sus ficciones sexuales: un obispo, un juez, un generalísimo. La metáfora es pura historia del hombre: sociedades, países, siglos, que son una visión, una pequeña mentira, geográfica, ideológicamente acotada, cuyo valor real no aterra hasta que miras el currículum.

03 mayo 2010

ser un domingo

Pondera Luis Suñen en El País del sábado la aportación de Stephen Sondheim al teatro musical, y a ese escenario trae, como explicación de su grandeza, ejemplos de canciones perfectas a la altura de su Send in the Clowns, entre las cuales Like dylan in The Movies, de Belle and Sebastian. Sólo que la primera cuenta con una ventaja que la segunda no tiene forma de tener –lo que la historia en que está inserta (A little night music) añade al cuento triste de quien, desdeñado amar durante demasiado tiempo, trata en vano de recuperar a la mujer con la que ha pasado, y no, su vida. Toda canción es una pequeña representación en versión de concierto, y extraerla del teatro arranca con ella la obra entera. En The BBC Sessions, previo a Like dylan in The Movies uno halla The state I am in. Es un intento.

02 mayo 2010

ser un sábado

Un día, hace ya años, el presidente de la agencia en que uno trabajaba envió a todos los empleados un poema que se decía de Borges, es ese que dice “si volviera a vivir” que consiste en un lamento multiforme por lo que no se hizo. Uno leía al argentino esos días y recuerdo haber pensado que no era justo que ese poema fuera suyo, que no pudo construirse en esa mezcla de escritor/escrito –“Es al otro Borges que le suceden las cosas, yo sólo las escribo”- sin un empeño constante, perseveradamente renovado por serlo, que es decir por no ser todo aquello que el poema llora. Por su tono, habla el apócrifo, no de aquello que te perdiste, sino de lo que te robaron. Y tan humano como sea refugiarse en ello, se antoja inconcebible que la mano izquierda de alguien que fabuló sobre espejos toda su vida, consintiera que su derecha lo escribiera. Si volviera a querer escribir esto -hay que empezar así la propia biografía, para avisarla.

01 mayo 2010

ser un viernes

Un amigo describe la diferencia entre residir cuatro años en Senegal como cooperante y hacerlo, en el ciclo actual, apenas tres meses en términos de salvaguarda emocional –más acentuada, o más consciente entonces; menos precavida hoy. Como todo lo que nos compone, la involucración es también una sombra que emplea al sol para desplazarse, pero uno sospecha que, preguntados aquellos cooperados y éstos, sólo advertirían como distingo la continuidad, la costumbre o no de saber ahí una cara distinta testigo de sus vidas. Que lo que das de menos pueda ser tan invisible a ojos de quienes carecen de tanto que, acaso, pudieran sólo querer de los espejos que sigan ahí, sin huir, mientras se miran en ellos y les hablan.

30 abril 2010

ser un jueves

En septiembre de 2008 un banco norteamericano anunció la compra por 31.000 millones de euros de uno de los grandes bancos de inversión, en los días posteriores a la quiebra de Lehman Brothers. 30.000 personas perdieron su empleo ese día al anunciarse la fusión. Es el mismo banco que estos días, por segundo año consecutivo, permite, patrocinándola, la gira de cierta compañía teatral que trae dos obras de Shakespeare –Como gustéis y La tempestad- que tratan, entre máscara y hechizo, del exilio, del destierro de una mitad familiar a causa de la otra mitad. Verosímilmente, pues mientras en un escenario, la economía alienta el teatro, en otros, como se lee estos días, el teatro hace la economía.

29 abril 2010

ser un miércoles

En Adoration, de Atom Egoyan, un adolescente que perdió a sus padres en un accidente que sólo sirvió para dejarle inmerso en otro, hecho de la colisión permanente de abuelo y tío, inventa una historia en que su padre envía a su madre a morir inmolada en una acción terrorista. Cuando su ficción va demasiado lejos, insiste en ella. Hasta que las consecuencias de ese drama, su debate externo, se van consolidando, independientes del acto, real o no, que las llamara. Como si todo lo que necesitara la invención para validarse como problema fuera pasar en escena el tiempo necesario. Los periódicos lo cuentan cada día.

28 abril 2010

ser un martes

Parte importante de la deuda pública griega está en manos de bancos alemanes, a punto, estos días, de comprometer prestamos –vía gobierno alemán- que el gobierno griego empleará, precisamente, en hacer frente a los pagos de su deuda pública que vencen en unos días. Prestar para que ese mismo dinero se te devuelva horas más tarde, no con timbre de mayo de este año, sino de mayo de –pongamos- 2000 sugiere esa otra paradoja que une los intestinos griegos con el apetito de un águila que cuenta la historia del titán Prometeo, cuyos intestinos eran devorados de día por un águila, y que crecían de noche sólo para poder ser ofrendados de nuevo. Si quieres intestinos nuevos, has de llamar al águila. Por raro que sea, en sus garras está tanto tu muerte como tu resurrección.

27 abril 2010

Ser un lunes

En la oposición de los hombres frente a los cargos públicos hay una absoluta oposición entre el querer y el deber. El que quiere un puesto es que no debe ocuparlo. El que lo ocupa y lo quiere conservar es que se debe ir (las dictaduras, por ejemplo). El que quiere irse, debe quedarse. Por la magnitud del deseo de irse se mide la necesidad de quedarse. -Gregorio Marañón, Cuadernos inéditos.

22 abril 2010

samuel, el ubicuo

Acerca de Fin de partida, de Beckett, estos días en La Abadía, Hamm es la Winnie de Días felices y el Pozzo de Esperando a Godot (así como Clov es, fácil y respectivamente, aquel Willie y también Lucky). Todos viven en el mismo día interminable, sin esperanza o algo que ganar o perder. Aunque, ciego y en silla de ruedas, este Hamm les contenga especialmente a todos y esa destilación alcance, por si no fuera obvio, a sus padres –Nagg y Nell-, privados también de piernas y en una jaula, a la espera de poder explicar a su hijo para qué demonios le engendraron.

21 abril 2010

el libro envejecido

Lectura de El mundo en la agonía, ampliado por Delibes a partir del discurso de ingreso en la Academia en 1975. De cómo el envejecimiento de la profecía es sólo su reencarnación en otras más mortíferas e inmunes a libros, discursos, conferencias, cumbres.

07 abril 2010

Detrás de cada nombre vendrá el Campo

Es uno de esos días como prunos,
con un lado amanecido en primavera
y otro lanzado hacia delante,
mezcladas sus horas rosas con las oscurecidas.
En la llegada de abril están ya los inviernos
en el río de pétalos, que al más mínimo viento,
baja a hacer por el suelo lo que la vida cosecha por el aire.
Pero acaso el olor que embriaga es el de oscurecerse
y a la tristeza se llega emborrachado
de un color que sólo fugazmente soportamos,
de tan puro.
Atardecen las hojas mientras aclara el cielo,
mezcladas las lecciones del día y de la sombra:
que no es más resistente la vida al coagularse,
y pudiera por el gusano saber la flor logrado el fruto.
El pelo que fue oscuro será claro
y antes de morir florecerá tu día
como antes de vivirlo esta hoja oscura.

27 marzo 2010

http://www.circulobellasartes.com/ag_cine.php

en tiempos de confusión entre cine y videojuego, un ciclo sobre los pasillos que comunican la literatura y el cine.

23 marzo 2010

música emancipada

Como no vale necesariamente un soldado lo que las órdenes que le llegan, la música compuesta para cine experimenta una lenta pero constante pervivencia emancipada en teatros o salas de concierto, más valiosamente fuera de las películas para cuya férrea piel fue concebida. Un triunfo extraño, dado que lo es de un elemento cuya premisa es fundirse en otros, ese pasar desapercibida que es no exigir para sí una atención que perjudique la narración prioritaria. Y sin fugas de contenido, pues la música que fue creada para acompañar imágenes, dado cierto nivel de difusión, las incorpora en sus notas cada vez que ésta es reproducida. Los viajes de Sullivan, de Preston Sturges, narró como fábula el poder del cine como barrera entre uno y el padecimiento, y no ha de ser ajeno a ello que el tono con que se acoge la música de cine sea, en un concierto, de pura celebración, también porque, a diferencia de una sinfonía o una pieza de cámara, la historia que transmite es completa, cerrada sin posibilidad de intervenir en ella. Obviamente transparente sólo si se viene de escucharla antes en cine, su narrativa es lineal, parte de un sitio y llega a otro puntual, estrictamente sabido. Parte no escasa de ese placer consiste en esa rareza de la música orquestal que es la decodificación automática de la secuencia musical, su traslación a imágenes sin pérdida de señal posible. Y que la hermana con el nacimiento del teatro en Grecia, hace más dos mil años, cuando Ayax o Edipo salían a escena a contar su parte, el coro otra distinta, la música la suya.

18 marzo 2010

Por un lado el títere, por otro la cabeza

En el fondo, a aznar le viene bien que al apuntar a Rajoy se diga que es sólo una mala versión de lo que él dejó. Eso le convierte en lo que cualquiera con aspiraciones querría ser –una idea. Claro que para eso hay que callarse después, que no se note que, paralelo al proceso de reencarnación, uno no renuncia a ser lo que todos, un infeliz que cuanto más eleva el dedo para que le escuchen, más se equivoca.

15 marzo 2010

el habla a cuatro patas

Un boxer camina unos metros por delante y cada poco vuelve la cabeza para mirarme, para darme la oportunidad de decirle o acariciarle, como si percibiera lo mucho que querría hacerlo. Al menos dos amigos, para nombrar las escasas ganas de salir de casa y ver a gente, recientemente llamaban a eso “estar perruno o perro”. Qué inmerecidos símiles saca uno a pasear si se descuida.

08 marzo 2010

ida y vuelta

Pongamos que uno no puede entrar ya en según qué sitios porque le duele la felicidad que allí dejó. Ahora pongamos que a más gente le pasa, que por lo tanto uno entra en sitios donde otros no pueden ya, de la misma forma que otros lo hacen donde yo ya no. ¿Qué cuenta esto? Si las paredes hablaran, siempre sería a otro que no está. Quizá por eso la gente habla tan alto en todas partes. Para acostumbrase a llevar siempre las conversaciones de otro en el oído. O para hablar más alto que las paredes. Qué gran bar saldría de reciclar el muro de las lamentaciones.

25 febrero 2010

donde te dicen lo que cuesta

Trae El País noticia de la súbita muerte de Luza Peña, novelista y dramaturga colombiana, a quien uno tratara en el Teatro de la Abadía, hace unos años. Con las entradas que ella expendía adquiría uno una conciencia exigente de lo que iba a ver después, aún sin saber qué fuera lo que habías adquirido. Ningún trabajo obliga a renunciar al propio carácter, pero sí a atemperarlo, a encajarlo entre los moldes concretos que te toca. Como hace años, la taquilla del teatro es estrecha y ella lo llenaba con su vehemencia que tanto podía ser transparente desdén o reproche que no ocultaba su escasa disponibilidad de paciencia ese día. Imponía comprarle una entrada porque no parecía disimular que, a cambio, ella vendía algo que no debía ser menos preciado en su interior que lo que las dos salas de La Abadía acogían a cada momento. La obra empezaba en ella, en esa incomodidad o aspereza vital que no consideraba oportuno esconder como no pocas veces considera el dolor que sus motivos lo merecen. Un día se fue para poder, a fuerza de responderles, crear a esos otros espectadores –los que salían de dentro, hacia sus novelas y sus obras. Estos días acoge La Abadía un texto magnífico de Eduardo de Filippo sobre el poder del teatro de sobreponer su verdad fingida a la sospecha, al rechazo real. De La Abadía emana ese poder en sesiones diarias y en ese aura habita, como en este Filippo fugaz, ese privilegio de los centros de sabiduría –donde lo que no es suave ni amable ni complaciente ni seguro lo es en la sospecha de algo que se nos escapa, de algo que viene de un lugar donde se sabe más de lo que uno puede entender. Es ese aprendizaje, esa memoria la que venía y viene con las entradas que uno compra, ayer a Luza Peña, hoy a la espléndida Teresa Medina.

21 enero 2010

Contraté a un espejo a sueldo

En apenas dos días -12 y 13.1- publica El País el intento enésimo de Berlusconi –acusado ya de soborno a un abogado (ya condenado) para testificar a su favor y de fraude fiscal en la compraventa de derechos de televisión- por obtener del parlamento una ley que recorta la duración de los procesos –que seis años después de ocurrir libraría al acusado de todo cargo, de no haberse llegado a un dictamen- y, anexa, la propuesta de reimplantar la inmunidad parlamentaria, abolida a principios de los noventa.

Justo debajo –sí, se puede- se trata la reciente resolución judicial que desestima los cargos de enriquecimiento ilícito presentados en Argentina contra el matrimonio Kirchner y que alienta así la sospecha –compartida por muchos, escribe Andrés Oppenheimer- de que los cargos de corrupción fueron impulsados por los propios Kirchner para aprovechar su influencia política mientras están en el poder para ser sobreseídos, y lograr que las denuncias pasen a ser cosa juzgada.

No muy lejos, el veredicto de la Comisión Internacional contra la impunidad en Guatemala concluye que el abogado Rodrigo Rosemberg ordenó, emboscado, su propio asesinato, en holocausto para, imputando falsamente por ello al presidente Guatemalteco –Alvaro Colom-, hacer pagar en causa falsa un crimen anterior –el asesinato de allegados suyos que creía obedecía a órdenes, éstas sí, de Colom.

Un continente a la derecha, una Comisión de expertos independientes anuncia que el asesinato en 1994 del presidente ruandés –Juvenal Habyarimana- fue llevada a cabo por sus propios hombres, militares hutus como él, descontentos con el proceso de paz que aquel llevaba a cabo con la guerrilla tutsi, que hubiera supuesto la constitución de un Gobierno de unidad nacional y la incorporación del Tutsi Frente Patriótico de Ruanda (RPF) al ejército. En apenas 100 días morirían asesinados unos 800.000 tutsis y hutus moderados.

Si esto es una película

En la estela del Holandés errante, estos días en el Teatro Real, regresa del mar del tiempo detenido Claude Lanzmann. Como aquel, siete? años después de la última vez, en el Instituto Francés. 7 años más lejano todo, más indiferente a la reescritura de lo humano que cuentan sus documentales –todos sobre el holocausto judío a manos del nazismo. Contra la anestesia, autopsia. Contra el sueño inducido de lo irrelevante y lo fugaz, tres, cinco, nueve horas de narración de lo imposible, de lo inimaginable. La historia del cine comienza con la primera proyección pública de los Lumiere el 28 de diciembre de 1895. Lo que albergaba ese útero era la salida de obreros, una fábrica, la demolición de un muro, la llegada de un tren. A la manera en que la alemania nazi reinventó lo humano en el molde exacto en que Caín –el nombre importa poco- le diera forma, la fábrica, los muros, los trenes están en la obra de Lanzmann con las facciones exactas en que los hijos recrean a los padres. El fracaso precede al logro, y si no es para esto que nuestra mente se adueñó del mundo, al menos es para esto que los Lumiere lograron el cine.
CBA. 21.1-2.2

13 enero 2010

Tiembla

Se lee a estas horas en elpais.com a Iban Campo que “las consecuencias del terremoto han sido tales que han convertido a Haití en "un país que hay que hacer entero". "Hará falta comida, agua, medicamentos, casas de campaña... Lo básico para atender en primera instancia a las personas afectadas. Luego harán falta muchas dosis de paciencia, de espíritu de superación, de ética de empresarios y autoridades y confianza en que la desigualdad social será cosa del pasado y se superará la pobreza en la que llevan sus ciudadanos más de un siglo". Sabemos así que lo que obtendrá Haiti del mundo, una vez que las tiendas de campaña, los alimentos y medicinas enviadas de urgencia hayan de ser sustituidas por la “ética de empresarios y autoridades”, es justo lo que ya tenían, la espera de algo que sólo puede ser peor, trágicamente peor.

11 enero 2010

Horas de sueño

/Mi noche con Maud

En Rohmer está lo que deberías hacer y luego lo que haces, y frecuentemente mientras optas por una u otra opción no dejas de pensar, y hablar, de la segunda. Y aunque no haya forma de saberlo en ese momento, lo cuenta ya ese principio de la película en que Jean-Louis/Jean-Louis Trintignant y Francoise/Marie-Christine Barrault se encuentran en una iglesia, durante la misa, y allí sus miradas se buscan con una gravedad que las presuponiera delictivas.

Concebido como el tercero de sus cuentos morales, pero rodado en cuarto lugar, Mi noche con Maud mantiene las constantes vitales de los tres episodios previos, y termina de confirmar una sospechada ya: que el protagonista cuya voz es, al tiempo, la del narrador, se miente a sí mismo tanto como a los demás.

Hay algo de esa mentira también en la forma en que Jean-Louis –católico circunspecto, grave, algo misántropo- sale de misa y persigue en coche a Francoise por las calles estrechas de la ciudad de Clermont, maravillosamente fotografiada por Néstor Almendros.

Esa obsesión, hija directa de una claridad emocional que nadie tiene aquí, va a ir modificando al personaje hasta hacer de él una conciencia igual de sinuosa que las calles que persigue, acelerado, al principio.

Rohmer escribe a sus personajes como salidos de uno de esos libros que tanto aparecen –en las estanterías de una librería o como trasunto de la conversación- y quizá es para poder desleerles, desescribirles en el momento de mostrarles como seres tan distintos de lo que dicen ser.

Y aunque la película es, enteramente, propiedad de la enigmática Maud/Francoise Fabian, hay un personaje –Vidal/Antoine Vitez- que sirve de nexo al pragmático Jean-Louis en el camino que va de su vida alejada, milimétricamente controlada, de la catársis que será su noche con Maud.

La moral que ordena privarse de cosas, la que responde “relativiza todo”. Vidal es, así, tanto lo que Jean-Louis es como lo que será, pues, como él, ama a Maud pero la comparte, y cuantos más principios filosóficos guarda dentro, más posibilidaes de traicionarlos se le abrirán.

En ese juego en que se apuesta ya antes de sentarse a la mesa –a la cama, literalmente- Rohmer no perdona incluso a la purísima, angelical Francoise, cuya virtud impepinable –amar a una sola persona, o comprometerse con una sola- lleva encima la mancha, en su recién relación con un hombre casado, de haber querido fuera lo que dentro no.

El prodigio aquí es que Jean-Louis –que se dice enamorado de Maud y de Francoise, y nunca, aunque sólo un plano separe besarlas a ambas, parece falso en una de las dos- no va a dejar de ser ese tipo grave, extrañamente moral pese a todo, que pide agua mineral en un bar y dice no hallar razones para hablar con alguien sólo porque trabaja a su lado ocho horas diarias.

Cierto que esa raigambre ética fracasa en la práctica lo mismo que se agota en las conversaciones sobre el cristianismo talibán de Pascal y las disertaciones abstrusas sobre posibilidad matemática.

Discursivo, a veces con la apariencia de un tratado de la renuncia que no termina de serlo de lo bien que está engarzada en un orden interior, en un orden sabido de lo que uno es y no es, el logro de esta noche es esa cama que Maud tiene en el salón, para poder tenerlo todo: el sueño y a quien sueña.

Es esa rara plenitud, justicia acaso, la que permea este camino que va de lo que no tomas porque no debes a lo que tanto no debes que acaso no quieres. Pero es igual de borroso tomar que renunciar, no hay tratado de la fidelidad que tenga las páginas contadas, y nadie tiene aquí sus días seguros.

Ni siquiera Maud, la más libre, la más vitalmente aferrada a perseguir lo que quiere en cada momento, pues Rohmer la condena a vagar sin obtenerlo, y que en la escena final tanto podría parecerse a esa seguridad que reserva, como recompensando, a Jean-Louis y Francoise.

Jean-Louis es el narrador y para él, creer es el eje de todo. La noche que pasa con Maud –maravillosa, elegantesima muestra de lo que se puede conseguir y perder en un segundo- es acaso la escena de amor más breve jamás filmada.

mira, muñeca

Con la nieve cae un silencio sobre las cosas que, como otro manto no menos blanco, las iguala. Uno se halla en la calle a primera hora y lo que escucha, siendo lunes, es el sonido de un día de agosto –hecho de horas solas, sin usar-, uno de esos días en que nadie parece venir a hacerse cargo de darle al día la conversación que en una ciudad las calles piden. Los pájaros hacen oír la suya con la misma sensación de extrañeza con que sentimos son los oídos y no la imaginación los que nos escuchan andar con pasos lentos, calculados, tratando de poner en cada huella el opuesto exacto a la ligereza con que uno camina no pocas veces esta ciudad como si tratara de salir de ella tras cada esquina. También en el uso más frecuentado de las cosas ahogadas en este color la extrañeza asoma, y como sucede en un lienzo por empezar o en una búsqueda mental sin resultado alguno, el mundo en blanco se antoja, sumado a las aceras aún sin pisar a estas horas, algo bajo lo que cabría esperar otra cosa, como una piel que impusiera este silencio para poder, a solas y sin testigos, crear otra ciudad, una que mereciera el blanco casi sagrado del que, en un par de días, habrá terminado de asomar. Nieva copiosamente a principio de año y lo que parece caer del cielo es, un día más, una segunda oportunidad para los ojos que la miran.

03 enero 2010

un pequeño pasillo para el hombre

Al ritual de las uvas sucede, en el pasillo del edificio, el que reúne el afecto de A., M., G., E., C., JM., R., B. después. A todos les conoce uno desde que éramos pequeños y no hay año que no vuelvan a ese pasillo algunos o todos de esos nombres. Pasa un año a veces y sólo ese día coincide uno con quien ahora contempla como si igual diera pasar un año que veinte. Es el rito sus caras o sólo el pasillo que las permite fugazmente. O que uno es, durante ese breve lapso, no el que trató de construirse de adulto, sino esa versión inocultable que acaso sólo ellos saben porque no pasan el año expuestos a esa versión nueva que uno lleva a todas partes. Cuenta E. cómo a los cuarenta afronta un piso compartido en Legazpi, ríe la madre de M. la conservación del ajuar que todos los años retrasamos, R. fue padre hoy, hace unas horas. La vida no respeta huecos entre años para darse, y hace bien. La lista de divorciados crece de año en año, y así la de quienes pasan este día en casa de sus padres. También de ese regreso vive el pasillo y el reencuentro es de esa forma doble –con el que fuiste y el que vienes de no lograr ser. En un día que tantos aprovechan para hacer propósito de días venideros que nos mejoren o nos aporten paz, no es la peor de las opciones vivirla por un rato en el pasado, en lo que eres en compañía de otros para los que el futuro es sólo algo de lo que puedes volver, si lo deseas, a este pasillo.

31 diciembre 2009

Apartamento 27

Qué ha de ser tener tu casa justo sobre uno de los tramos del Acelerador de partículas (LHC) que transcurre durante 27 kms. por debajo de la frontera entre Suiza y Francia. Qué ha de ser estar en la cocina, untando mermelada en la tostada mientras, por debajo, la materia trata de simular la energía que lo creó todo –el universo, las estrellas, los planetas, la casa, la mermelada. Qué ha de ser vivir sobre toda esa energía, sobre esa imposibilidad que es tu comienzo y su repetición. Qué ha de ser vivir al tiempo sobre esos 27 kms. y a la vez dentro de esa cifra, viajando por ella en busca, no de lo que serás, sino de lo que ya probadamente eres, de lo que no tienes forma de dejar de ser. Feliz tramo nuevo.

30 diciembre 2009

para lo que me queda en el convento

Quizá para evitar las cagadas de las palomas, baja del pedestal Savater en El País 22.12 para dejar la suya propia en un texto que empieza hablando del hipódromo de Epson y pronto recala en ese prestigio de la voluntad que, en lo que a tabaco se refiere, consiste en pasarse por el forro las normas que lo limitan o prohíben, y así, describe el sabio las habitaciones del hotel en que cada cuarto está “lleno de ominosas y por mi parte desatendidas exhortaciones a no fumar”.

Entran los planos y se sientan

Una señora detrás de la butaca que ocupo habla de esta sala verde de los Teatros del Canal en que esperamos a Jardiel Poncela. Dice preferir los teatros con lámparas, alfombras, moquetas. Para decir qué no le gusta de esta dice que parece improvisada, como hecha sin esfuerzo o sin pensarlo mucho. Quizá porque líneas rectas sabemos hacer todos y por lo tanto acaso edificios también si nos ponemos, mientras que tapices o lámparas de araña exigen no artesanía, sino algo más exigente –gusto. Instantes antes de que se apaguen las luces, entra la presidenta de la comunidad de Madrid y se sienta en la misma fila que yo, apenas cuatro asientos a mi derecha. Asi que somos dos ponderando las virtudes de las cosas hechas sin pensar.

27 diciembre 2009

la botella medio barata

La espléndida idea que espesa El diablillo en la botella, de Stevenson y que tan claro puede rastrearse en la película de Jacques Tourneur La noche del demonio –un hombre recibe cuanto ansía de un diablo alojado en una botella, la cual ha de vender por menos de lo que pagó pues morir en posesión de ella acarrea el infierno. Ese hilo que por un lado se estira para atraer con él cuanto quieras y cuyo extremo opuesto no puedes ver, no sabes cuán cerca está.

20 diciembre 2009

El laberinto y sus constructores

Se publica la estadística que refleja mensualmente el sentir de los habitantes del país vasco, condensados en 1.200 entrevistas. El documento menciona las especiales dificultades del trabajo de campo que prevén produzca un sesgo a favor de los nacionalistas. Se cuantifica esa desviación en un 5%. O no. Porque lo que se lee es que ese sesgo es al menos de un 5%. “Al menos” significa un sesgo conservador en la lectura, que prudentemente opta por sugerir que podría ser más. ¿Por qué el rechazo a contestar preguntas debe favorecer a los nacionalistas? ¿Tienen más tiempo los nacionalistas para ese tipo de menesteres? Ponderemos el miedo. Con un claro retroceso de diez puntos en el último año, empeora el sentimiento de libertad para hablar de política con todo el mundo, que comparte algo más de un tercio de la ciudadanía (35%), dos de cada cinco sólo lo hacen con algunos (39%) y una cuarta parte (25%) declara no poder hacerlo con nadie o casi nadie. Siendo los no nacionalistas los que tiene esa percepción (30%). El 49% dice tener mucho o bastante miedo a participar en política, siendo los no nacionalistas los más proclives a sentir esto (54%). A la hora de valorar el actual gobierno vasco, el 23% lo califica de bueno, el 40% de malo –el único dato lógico pues coincide con la suma de votantes nacionalistas- y el 33% de ni bueno ni malo –que o bien ha de significar “normal” o “no sé de qué me habla”. Pero ese 40% crece hasta el 71% cuando se trata de expresar poca o ninguna confianza en el mismo gobierno que un 56% viene de tildar de normal o bueno. El documento aplica tras el término “gobierno” el de “socialista” y no “vasco” como en la anterior estadística. Tampoco añade claridad la estadística que en un 27% de los casos pondera como buen la oposición de pnv, negativa en un 34% y neutra en un 32%. De los nacionalistas, un 46% no manifiesta rechazo a eta, pero sólo un 0,4% afirman el apoyo explícito y total a la organización criminal. Y un 35% avala la exhibición pública de carteles y fotografías de homenaje a presos de eta. No hay muchos datos que tengan sentido confrontados con los de la página anterior o posterior. Uno concluye que el laberinto son ellos, cada uno. Incapaces de ser algo mejor, algo dotado de un mejor, más cuerdo trazado. Que, como en tantos casos, el espejo adecuado lo solucionaría todo.

13 diciembre 2009

El crítico que nunca estuvo allí

Acerca de Amenábar: Ágora e Hipatia –Josep Miró i Ardevol

Amenábar ha hecho una nueva película, Ágora, y como la anterior, Mar adentro, se caracteriza por la deformación de los hechos, es decir, el engaño, para ajustarlo a su discurso militantemente anticristiano.

Cuanto más viajas hacia atrás en el tiempo, más se mimetizan “deformación” y “hechos”. La base neurológica de la memoria se basa en esa invención permanente, y para quien no crea en los microscopios o el carbono 14, siempre queda el tan humano “ajuste al propio discurso” del que no se libra nadie, aunque carezca del currículum de la iglesia en esa disciplina. La noción de “hecho” es, no obstante, uno de imposible semántica, en tanto que para la extravagante rigidez del diccionario es una cosa y para la iglesia que basa su autoridad en hechos como la encarnación de un dios en hombre, otra.

Él mismo se confiesa en la multitud de entrevistas que ha dado en la campaña promocional de su nueva película como ateo, con un añadido, su ostentación de la condición de homosexual, que es algo así como si Clint Eastwood tuviera necesidad de explicar cada vez que lo entrevistan que él es un hetero militante.

Uno pensaría que, como ateo, uno esté –de estarlo- igualmente en contra de todas las religiones por igual, no más resentido con unas que otras. Es una pregunta sin respuesta clara, aunque siempre puede uno tratar esa otra extravagancia -ver la película en cuestión- y comprobar que las tres religiones representadas se reparten las atrocidades. El cristianismo primitivo tiene más planos porque ganó, se impuso a las religiones politeístas presentes en Alejandría en esos días, y como se sabe, no se gana una guerra sin ganar en la lista de muertos ajenos por cada muerto propio.

Dado que no aparece ejemplo alguno en la película con el que pueda identificársele, la homosexualidad que menta Amenábar ha de ser sólo su condición de grupo de riesgo, esto es, amenazado por posturas que ven en ello –seamos suaves- digamos un imperio del vicio y la inmoralidad a derrocar, una de esas bibliotecas del conocimiento equivocado que convendría cerrar por el bien del mundo. “Ostentar” es, no obstante, un verbo que escoge para esto el acusador, al que aplicar el más normal “dar fe” debe escocer, aplicado a un homosexual. E incluso asumiendo que reconocerse lo que no haría falta es un tic de la libertad que aflora cuando no se ha tenido, esperar comprensión es lo mínimo que puede pedir quien, no hace tanto, habría sido encarcelado, reeducado o fusilado por su orientación sexual. Por no decir la comprensión específica de quienes militan hoy en las filas de quienes empuñaban cárcel, duchas frías y armas, o su bendición.

Todas las entrevistas están, lógicamente, pensadas a mayor gloria del director y su película. Entra dentro de las reglas del juego, por algo son pura promoción comercial donde el género periodístico substituye a la publicidad pura y dura. A pesar de ello, y del cuidado de los entrevistadores, siempre atentos al obligado panegírico, el director manifiesta unos caracteres curiosos, por decirlo de alguna manera.


Sólo por entenderlo, ¿las páginas de nacional permeadas, en abc, de esa forma de publicidad que es la ideología en el sitio equivocado, es también género periodístico? Por decirlo de alguna manera.

Porque curioso es su sentido de culpa, que le lleva a declarar “no lo puedo remediar. En los aeropuertos siempre tengo la sospecha de que me van a detener en cualquier momento por lo que sea”. Él lo atribuye a un miedo a la “Autoridad” que constituye en su imaginario un valor abstracto y omnipresente. Bromas que gasta la propia conciencia.

Admirable como pueda ser la capacidad de la madre iglesia de conocer la conciencia del hombre –de cada hombre, incluso de los que no son la versión de “hombre” que ellos tienen archivada- maravilla la capacidad de penetrar la conciencia de un director de cine a través de la sensación de vulnerabilidad que cualquier ser tímido sufre en lugares donde se te chequea o se te escruta. Es más normal de lo que parece. Algunos la tienen –en Irlanda, un suponer- al pasar delante de una iglesia en compañía de sus hijos pequeños. O si se mira hacia atrás, no tan injustamente atrás como para ver la crueldad humana en el siglo IV, sino en el más cercano siglo XVII en España, en ese rumor –la inquisición- y sus hijos no menos inverosímiles –la sospecha, la sensación de poder ser detenido en cualquier momento, por lo que sea.

No se cansa de declarar que en su nueva obra es fiel a los hechos históricos. Como pienso que es una persona razonablemente culta, que ha preparado su película, entonces solo me queda concluir que engaña, miente, o quizás se engaña a sí mismo, porque lo que plantea Ágora no tiene nada que ver con la realidad de lo que sucedió. Esta no es la historia de Hipatia ni muchos menos de las relaciones entre neoplatónicos y cristianos en Alejandría. Su verdadera intención aflora porque tantas entrevistas y tan extensas obligan a hablar. Por ejemplo, cuando afirma que su intención real es denunciar los que utilizan la violencia como argumento, como hacen -dice- los etarras y los terroristas islámicos.

Para cualquiera que sepa leer, la primera declaración –las relaciones entre las tres religiones simultáneas- no excluye en absoluto la denuncia de las formas en que gestionaron las diferencias. Por demás que juntas o por separado, ninguna de las dos ideas es reprobable. ¿O sí?

Claro, y por eso acude a un hecho de hace más de 1600 años, metiendo a los cristianos por en medio. En realidad, su intención es maniquea y no puede ocultarla “imaginé aquella lucha entre los paganos y los cristianos viejos –que ni fue exactamente tal, ni entonces existían viejos cristianos- como si fuera nuestra guerra civil” Está claro ¿no?

¿La distancia respecto a lo enjuiciado hace menos muertos a los muertos, menos quemados a los libros, menos humillados a los exiliados o forzados a convertirse? ¿es la sangre de hace 1.600 años menos sangre? ¿es maniqueo ver en la contienda fratricida –obvia en la película- un símil de lo que ocurrió aquí?. Claro, lo que se dice claro, es reconocer en ambos conflictos al mismo ejército de puñales en vanguardia y crucifijos en retaguardia.

A pesar de estos deslices, reitera lo que la necesidad comercial le ha marcado, especialmente pensando en un mercado que se le resiste como es el norteamericano, muy sensible a los panfletos anticristianos. “He insistido mucho en que la película no va contra los cristianos, sino contra los que utilizan la fuerza para defender sus ideas”.

La película no ahorra el salvajismo de la comunidad judía, ni el paroxismo criminal de la griega. Asi que tan gran razón en contra queda en el prever problemas para la productora en Israel y Grecia. En todo caso, es más simple: aunque parezcan a simple vista descalificaciones dichas con piloto automático, las respuestas, para aspirar a algo que no sea mero plato para el club de socios, deben responder a las preguntas. La indignación, por ejemplo, no es un argumento sino un tono a falta de argumentos que le den su exacto peso. Como ese otro tono, la estupefacción, de quien, esperando razones que nieguen otras, sólo halla el rechazo sin nada detrás que lo describa.

Lástima que teniendo ejemplos tan categóricos y próximos, como Stalin y Lenin, Hitler, Mao, Pol Pot, o quizás para hacer una producción de ambiente histórico, los tiempos de terror de la Revolución Francesa, o el primer genocidio de La Vendée, tenga que acudir a una de las múltiples revueltas que sucedieron en la cosmopolita ciudad de Alejandría en el periodo inicial del cristianismo, y las pugnas políticas que entre los diversos grupos se produjeron. Unos hechos que mal representan la tesis que dice querer contar: unos violentos que masacran a unos pacíficos, benevolentes y cultos racionalistas.

¿Lástima por poder elegir libremente el instante histórico que quiere representar? ¿Lástima porque coincide con el que no se quiere recordar? ¿Lástima por lo que quiere y no lo que debería? Quizá si mejor nos explicaran cuán sea el deber moral del cine, nos ahorraríamos disgustos. La tesis “unos violentos que masacran a unos pacíficos, benevolentes y cultos racionalistas” queda entendida, pero ya queda dicho que en la película no hay tales, sino ideologías que son salvajes en la medida que pueden, el cristianismo y las demás. ¿Cuántas películas que se llaman Ágora hay? ¿es eso que ha hecho Amenábar un remake del panfleto que ha visto Miró i Ardevol?

La evidencia de su desconocimiento o voluntad de traicionar la realidad se manifiesta en pretensiones como la de afirmar que el cine no ha contado mucho el cambio del mundo antiguo al medieval, cuando este es uno de los temas que han registrado, con obras mediocres y buenas, una notable producción cinematográfica.

Cierto que todo esto sería más sencillo si hubiera algún ejemplo de vez en cuando. ¿El problema es la libertad con la que escoge el tema o dilapidar recursos en un campo que ya tiene otras muestras? Se agradecería alguna encíclica que, como habitual, parta de la palabra de dios al respecto.

Pero sobre todo lo que debe ser subrayado es que no deja de ser curioso que, cuando lo que caracteriza los cuatro primeros siglos de la historia cristiana es la persecución en ocasiones terrible que éstos reciben, se vaya a fijar en un hecho aislado que además ha sido reiteradamente utilizado, también falsamente, en la historia por el ateísmo agresivo y la masonería.

De acuerdo, es falso, ya lo hemos entendido antes. Pero ¿no quedaría más claro si se incluyera en el mismo texto en que se acusa algún argumento que contenga la verdad que tan clara ha de existir en sus archivos?

Se ha intentado convertir a una matemática y astrónoma, Hipatia, en un símbolo de la razón contra el oscurantismo cristiano. Pero en este caso, a diferencia de otros, la evidencia de los hechos es tan grande que el éxito no ha acompañado al propósito histórico. En este caso la leyenda negra no ha llegado a cuajar.

Se dice que hay pelea sólo cuando dos lo quieren, pero a veces basta con que uno lo busque. Matemáticas y Astronomía son símbolos de la razón. Sólo si se tiene algo en contra de lo razonado puede verse ese lado de lo humano como un bando. El oscurantismo –cristiano o no- sí es un bando, pues se construye desde la imposición de una verdad, de una razón sin hechos objetivos de su lado, y la prohibición y extirpado de quienes no viven a gusto en esa penumbra.

“la evidencia de los hechos es tan grande”. Acaso uno no sabe leer, y acaso es Miró i Ardevol quien no sabe escribir –al cabo, es un don frecuente: responder con indignación y no con argumentos. Pero también es inevitable sospechar que lo que no sabe es pensar. Pensar en la medida en que se observa lo que se pronuncia o escribe como si no viniera de uno mismo, y por lo tanto automáticamente a salvo de ser sagrado, del dogma que evita pensar o adquirir espejos.

En otras palabras, Amenábar utiliza como guión uno de los panfletos editados en el siglo XIX. Para ello, claro está, ha contado con 50 millones de euros, algo insólito para un director español, y es que cuando se trata de pegarle leña a la Iglesia está visto que el dinero nunca escasea.

No será uno quien dude de su autoridad milenaria en usos de la leña y sus posibilidades. En lo que a la precariedad con que la iglesia afronta el mundo y los adversarios que en él halla, ocurre, por vez primera en todo el texto, que ni un ejemplo es necesario.

06 diciembre 2009

más cosas en busca de otra lógica

Fiel a la epidermis de Seis personajes en busca de autor, anoche en el Lara, el hecho de que el montaje irrumpa, tenga lugar en una sala –un pasillo se diría- fuera de la sala en sí, que incluso la hora sea una intrusión en zonas de normalidad, en este empezar a las 24h. Así, a los personajes que más que buscar autor querrían no buscarlo, no tener que verse obligados a repetir siempre lo que son, se suma un lugar y un tiempo a los que nadie esperaba.

01 diciembre 2009

recién llegado

Buenas dias,

Sé que no meconocen en persona, no obstante yo querría que me ayudaban después de lecturade mi correo. Tengo ustedes informado que trabajo en un banco aquí en Costa de Marfilcomo Director del Servicio de las Transferencias, fuego la Sra. Lany Johnsonhabía depositado la suma de $3.500.000.00 a nuestro banco antes de que hayamuerto y desde que se murió nadie no vino para las reclamaciones de estosfondos. Querría después de lectura de mi correo que me contactaban para quepueda darles los detalles completos sobre la forma en que los fondos setransferirán sobre su cuenta bancaria sin ningún problema. Para su informaciónesta transacción es de 100% sin riesgo para su ayuda yo les dará un 30% de losfondos. Gracias y que Dios ustedes bendiga.
Yo ustedesrogados autorizar la expresión de mis sentimientos más distinguidos.

Sr. Armand Butry.

11 noviembre 2009

Yo muro, tu muras, él mura

El mismo día que se conmemoran los 20 años transcurridos desde la caída del penúltimo gran experimento comunista en el mundo desarrollado, se lee en una entrevista, el domingo en El País, al nuevo secretario general del pce –José luis centella- pedir una banca pública y los sectores estratégicos en manos públicas, fiscalidad claramente progresiva y mecanismos de control democrático. A sueldo la gobernación del mundo a manos del gran dinero, y pues va de utopías, hay dos mudanzas sin las cuales no saldremos adelante: una es la que necesita transferir cuanto antes la genocida rapiña empresarial por la gestión a manos públicas –por su naturaleza, obligada a parecer decente- de los recursos económicos de un país. Obviamente, es algo inviable en manos de la clase política que hemos permitido prosperar. Justo ahí se activa el segundo de los salvavidas: la sustitución de la política como la conocemos –empresas de la ideología con esa doble moneda: la moral y la que compra- por un gobierno de técnicos en los que esté prohibida la adscripción a sigla alguna y cuyo nombramiento y cese dependa de jueces y un consejo de estado formado por inteligencias por encima de sueldos de partido. Como todo movimiento de placas remueve lo que hay por encima, bien vendría también cambiar el nefasto brebaje populista “un hombre, un voto” por uno que establezca consultas no vinculantes en función de la cualificación del ciudadano para entender qué y a quién está dando su voto, no como ahora que se alquila a plena luz del día por una subvención agrícola, o una suscripción moral a un periódico. Prohibir el capitalismo tal y como lo conocemos, abolir la política como negocio al servicio de sí misma, preguntarle a usted si está capacitado para elegir el mundo que necesitamos. Es, por supuesto, una broma, un juego de lo posible en las manos equivocadas. Como aquella otra broma que, con risas y mentiras, celebramos el 28 de diciembre a partir de lo que conmemora la matanza de niños menores de dos años ordenada por Herodes.

05 noviembre 2009

Bufandas para cicatrices

Se lee ayer en El País que un millón de personas se suicidan cada año en el mundo, siendo el número de tentativas de 10 a 20 veces mayor. Ese 10% posible del que nada se sabe, cuyas huellas sobrecoge imaginar invisibles para el resto.

28 octubre 2009

fumarse la viga

Quizá a fuer de ver en el ruido de Madrid una neblina que oscurece las posibilidades de vivir en paz en ella, Javier Marías ve en el humo –que también lo atufa todo- un ruido igual de atroz y que le acosa. La ley permite matarse fumando a quien lo quiera, y para eso se vende tabaco como se venden coches que permiten alcanzar 250 km/h o tenedores que uno puede emplear para sacarse los ojos. Pero penalmente perseguido si es contra otro que lo usas. El sustrato común a todos los textos de Marías contra el escaso sentido cívico que abunda aquí es el efecto que tienen sobre quienes pasaban por allí y escasa culpa tienen, aquí caben sus diatribas contra usos bobos del espacio público, decibelios reunidos o congregación de masas contra algo o alguien. Y su razón tiene en quererse a salvo de todas ellas. Como esperaría uno que contara entre las plagas la que, en un gesto unánime e impune a fuerza de ubicuo, es ejército de fumadores llenando de colillas –genuino residuo de esa libertad tan justa- calles, playas, montes y cualquier sitio al que lleguen.

Raramente acuñaría uno la idea de fundamentalista de la quietud o la sabiduría a quien quiera para su entorno lo que él. Y sin embargo cansinamente llama fundamentalista a quien aspira a un aire que no apeste, que no se pegue a su ropa o a sus pulmones con efectos inmunes al detergente. Esgrime Marías la libertad como el derecho a no privar a quien lo desee de ejercerla donde se le antoje. En ese sentido, la ley antitabaco es tan injusta como la que limita la velocidad en las carreteras, la que prohíbe hacer fuego o portar armas sin permiso. Todas ellas se basan, no en lo que uno pueda hacer contra sí mismo –estrellarse dentro de un coche, inmolarse o pegarse un tiro- sino en el riesgo que entraña para quienes, como Marías por Madrid, pasan por ahí en el momento menos adecuado.

La razón por la que existen los locales topless, billares, discotecas o casinos que Marías aduce como espacios de persecución debida si se hace con quienes fuman, es porque lo que uno pueda hacer en ellos es sólo perder dinero, tiempo o capacidad auditiva. Uno podría entrar mil veces y ser mil veces inocuo para quienes, fuera de esos locales, eligen no entrar. Que el tabaco mate o arruine el aspecto de quien fuma importa menos que salvaguardar a quien no fuma. Es lo que, como tantos otros, de ninguna forma está dispuesto a aceptar Marías: que la libertad que exige para él ha de ser siempre, prioritariamente, la de quien no porta algo con lo que dañar a otros, y sólo después, la de quien ha decidido que lo anterior le importa poco. Que no entren donde estoy –esgrime. Con lo que esto acaba siendo cuestión de dónde acaba el espacio que uno tiene derecho a contaminar del gusto propio, y ese es, fuera de su casa, el de la discreción, el de la invisibilidad de sus efectos. Exacto, como las calles que son de todos y no sólo de quienes las emplean para colapsarlas con manifestaciones –religiosas o no- o ensuciarlas de ruido o ideas idiotas.

la habitación de las columnas

No fabricaremos mejores refugios, más invulnerables, que las hemerotecas. Hechas de puertas y ventanas, sirven paradójicamente para vivir a salvo de miradas que puedan obligarnos a pensar antes de hablar. Con el dinero que asfalta el alcantarillado político y empresarial, se compran abogados –estos sí, edificios estancos a fuerza de laberínticos- o se decora lujosamente la memoria, hasta que el estercolero que creaste luce presentable. Publica hoy El País noticia de una entrevista a arzalluz en que éste llama a los recientemente detenidos miembros de batasuna “buenos patriotas vascos”, “dignos de admiración”. Y nadie mueve ya una ceja de tanto que, por activa o por pasiva, los archivos llevan décadas contando la voluntad del nacionalismo vasco por amparar a los que matan por ganar fuera de las urnas lo que éstas les niegan. Como las cárceles, tienen las hemerotecas el poder de preservar de la sociedad a quienes, repetida e impunemente, sostienen el terrorismo a base de secar su sangre con la bayeta del derecho a la autodeterminación. Es con esa sensación de libertad condicional vulnerada que uno lleva años fatigosamente leyendo a personajes de calaña diversa que con una mano usan la pólvora y con otra la polvareda.

18 octubre 2009

Ascenso y caída en la memoria de Manuel Gas

Entre los símiles que sugiere ese engranaje prodigioso que es lo teatral, el de la orquesta no asoma el primero porque, cuando no representada por una grabación, no pocas veces está ahí, en el mismo teatro, contando sus propias tramas como segunda voz que se dijera discreta, casi anónimamente de tanto venir siempre del mismo sitio oculto que antaño el apuntador. Estar sin estar es una figura común en los requisitos que responden quienes componen para cine y ese segundo plano es inmune incluso a esa forma lujosa e imposiblemente plena que es el teatro lírico, donde la música tiene tanto peso que los teatros en que se representa se permiten poner a la venta –y vender- asientos desde los que no se puede ver el escenario. No es doblemente mejor el teatro por venir de dos sitios simultáneamente, pero sí doblemente escaso y acaso en ello proporcionalmente valioso, o por lo menos atesorable en la memoria. Anoche, al acabar la espléndida Clementina, de Boccherini, en el Español, Jordi Boixaderas anunció la súbita muerte de Manuel Gas como hasta hace nada subían a ese mismo escenario Joan Crosas y Teresa Vallicrosa para cantar en la maravillosa Sweeney Todd lo que Gas y sus siete músicos permitían desde sus escondites. Parte no escasa de la mejor música que uno ha escuchado en tiempos recientes en teatro viene dirigida por él, y acaso “mejor” refiere “más profunda, diversamente teatral”. En esa lista hay clásicos de Sondheim, redundantemente espléndidos -A little night music y Sweeney Todd-, la extraordinaria versión que de la ópera de Weill y Brecht –Ascenso y caída de la ciudad de Mahagonny- se pudo ver hace tres temporadas, sendas zarzuelas de Sorozabal –Adios a la bohemia y Black el payaso- o el cabareteramente vital montaje a mayor gloria de Vázquez Montalbán como letrista, que tenía este mismo mes al propio Gas, por fin, en escena sólo ligeramente detrás de su teclado. Salvo la primera -en el Albéniz- las restantes han sucedido dentro de los bien pertrechados muros antiguos o recientes del teatro Español, y eso que ganamos todos. Acaso la memoria sólo hace su trabajo –preservar- si se la obliga, la muerte tiene así un rol de instrucción que necesitamos para albergar en nuestro interior ese otro acto teatral –la acústica, el eco de lo que merece quedarse dentro, a mejorarnos.

14 octubre 2009

El cuadro va bien

Cuenta M. –japonesa ella- de su periplo como traductora en una feria de arte amateur que trae estos días a Madrid obra y autores, a los que pasaban revista el lunes cinco críticos de arte con sus respectivos intérpretes. A 3 minutos por autor iban pasando los críticos como quien juega partidas simultáneas de ajedrez, y ahí iba M. traduciendo al autor las impresiones. Hasta aquí todo normal. Las instrucciones de la rareza han llegado antes, en un aparte, cuando un encargado de la exposición, el promotor digamos, le pide a M. que ni se le ocurra traducir nada que no sean halagos desaforados. Cómo verían el percal que incluso el propio crítico le pedirá lo mismo. Ahora imagínese la siguiente destilación doble: por un lado, M. no es experta en arte, ni mucho menos, asi que el escenario es el peor posible. Y por otro tenemos al crítico pasando por los expositores con el objetivo doble de mostrar la mejor mala cara posible, y diluir su opinión en circunloquios y lenguaje abstruso, tan propio del formato. Entonces M., cuya cara no debía ser la de mentir porque era antes, forzosamente, la de inventar qué decir del cuadro sin ese lenguaje de hormigón a su disposición, había de enmascarar a un tiempo al crítico y a su propio conocimiento del tema. Es de por sí una situación tan rica en imposibles que casi escuece ensuciarla para traer a colación cómo recuerda las alcantarillas de la traducción imposible, de tan obvia, que anega estos días a la empresa de rajoy y cercanías. Es en honor del tan parapetado promotor de todo que se hace. La loa es a su normalidad.

08 octubre 2009

a fuego lento la cocina

Si algo cuenta la pared concreta del paredón global, los albañiles que llegan a mi casa a las 9h, bajan a tomar café a las 10h30, se marchan a comer a las 13h30, regresan a las 15h y vuelven a marcharse a las 17h30.

05 octubre 2009

la voluntad anfibia

Es fácil saber cuando uno corre o huye, no siempre tan claro reconocer cuando sucede lo contrario, quizá porque entonces lo que haces es andar sin sentir por qué, hacia dónde, si lo harás a tiempo. Ayer andaba uno las cuestas y praderas del parque natural de Peñalara y en un momento dado miraba mis pies como si fueran de otro, de tan poco que me necesitaran para seguir o detenerse. En la ciudad uno camina con su ritmo –dice mi amigo Bernard- al que faltara añadir que más que con la suma de esos pasos, lo hace uno con la resta de ellos: la paz de menos, la serenidad que sentimos ahorcada con la suma de sus cordones. No da un domingo en el campo más que para sacarnos de la jaula de rodillas para abajo y ojos para arriba. Pero es con las manos que hacemos el mundo. Es su rostro de puño lo que llama a las sienes como al carcelero.

02 octubre 2009

Ahora. Nunca.

Una de las razones por las que esta ciudad no merece albergar los juegos es porque en ella el deporte y la salud son áreas de negocio diferentes, en las que los objetivos y logros de una poco o nada tienen que ver con lo que se persigue en otra, como demuestra el férreo empeño en la no aplicación de la ley antitabaco, las emanaciones tóxicas que desprende el gobierno regional en buena parte de sus actos, o la trincherización de sus calles cuando la solución para lograr una ciudad más habitable sería tan simple como castigar sus causas –el tráfico- y no tratar de sobornarlas por ¿5 años más?. Madrid alberga no menos cuestas para aspirar a recorrerla en bicicleta como posibilidades de que cualquier otra solución sea sino coche para hoy, hambre para mañana. Aquí se obvia o desprecia el ejercicio como práctica diaria y se vive del deporte de masas. Los juegos se los merece el real madrid, o la selección de baloncesto, o Nadal. ¿Pero un país en el que los ratios de obesidad, tabaquismo y alcoholismo prematuro, drogadicción juvenil y estupidización televisiva son disciplinas olímpicamente alentadas? Que se los den a Chicago, al menos de allí ha salido el mejor y más inesperado saltador de vallas y estupidez que el mundo ha visto recientemente.

26 septiembre 2009

hágase el cambio

Ningún gobierno creó por si sólo este modelo productivo que tenemos de la misma forma que nadie inventa el amor, el desdén, la compasión o las acelgas. Ningún gobierno va a cambiar eso en 1, 2 o 10 legislaturas por la misma razón: lo que te encuentras hecho e implantado por décadas de uso automático requiere, para su modificación, de otra generación que quiera –qué comunidad de vecinos ha logrado nunca la unanimidad- y sepa –se ponga de acuerdo consigo misma y con quien le deja en herencia todo- proponer otro mejor. Y al contrario que el método para elegir gobierno, la coalición de quienes buscan cambiarlo todo no se logra aliándose con quienes cambiarían algo o con el apoyo puntual de quienes cambiarían algo el lunes para reimplantarlo el jueves.
Sencillamente el problema de gestionar la transformación de una economía repleta de bares, fútbol, televisiones tomadas por las moscas, políticos cucaracha, aulas como carreras de ignorantes y apartamentización del concejal primero, del paisaje después, es el de tratar de dar un uso mejor, más sabio, eficiente, productivo, a sus usuarios, es decir a los que llenan bares y estadios, a quienes sacan sus hijos al colegio como quien la basura de noche, a quienes llenan índices de audiencia, votan a quienes serían quemados incluso en Mahagonny y compran vistas a un mañana que no pueden pagar.
Ese cascabel no sirve para la economía porque no es de su talla, y porque las transformaciones sociales no llegan a la cabeza si antes han de pasar por los testículos. Y más fiable es esperar el progreso por la presión social, o cuando mostrarse como idiota en público es más visible –y señalable- en su excepcionalidad que comportarse como si la productividad de tus actos no dependiera de lo que te pagan por hacer 8 horas al día. Es un problema de escala, y mejorar el atroz diagnóstico que el FMI alerta sobre las bases de nuestra economía, el que los informes PISA entristecen sobre las perspectivas de nuestra educación, o lo que televisiones, periódicos y audiencias del fútbol dicen de la inteligencia dejada actuar libre, pasa por entender que la suma mayoritaria de individuos se comporta como un país que vive perfectamente cómodo con lo que tiene.

10 septiembre 2009

Donde digo lo que Diego no dijo

En una reunión con los constructores de viviendas más importantes de España, la entonces ministra de Vivienda y ahora responsable de Defensa, Carme Chacón, dio un mensaje muy claro: que los promotores iban por el buen camino. "Nuestro sector inmobiliario es de los mejores del mundo. Vivimos un aterrizaje o ajuste suave", aseguró entre aplausos. Corría octubre de 2007 y ya eran perceptibles los síntomas de que el castillo de naipes construido ladrillo a ladrillo se empezaba a desmoronar. –escriben L. Doncel y R. Muñoz en El País, 6.9. Unas páginas más adelante, Rafael Méndez escribe: Noviembre de 2007. El número dos del PSOE, José Blanco, descarta que su partido vaya a gravar con un céntimo de euro cada litro de gasolina para combatir el calentamiento global: "El cambio climático no se combate con nuevos impuestos". Así enterró el borrador del programa electoral de medio ambiente de los socialistas. Consejo de Ministros del pasado 12 de junio. Nota oficial de La Moncloa: "El Consejo de Ministros también ha aprobado una subida del impuesto sobre hidrocarburos en 2,9 céntimos por litro para la tributación de la gasolina con y sin plomo y el gasóleo para automoción. [...] La imposición sobre los carburantes tiene un alto componente medioambiental, puesto que contribuye a racionalizar el consumo fomentando la eficiencia energética y reduciendo las emisiones de CO2, por lo que una eventual moderación del consumo, aunque tenga un coste recaudatorio a corto plazo, se consideraría positiva desde el punto de vista de los compromisos para la sostenibilidad y la lucha contra el cambio climático”.

07 septiembre 2009

últimas plazas

Uno vive en una estadística hasta que pasa a otra, a veces sin dejar el espacio que tienes alquilado en la anterior. Así, uno existe en la estadísticas de escritores que no publican, en la de lectores que tampoco mucho leen, en la de quienes no saben no pensar en la misma mujer, en la de quienes hubieran querido otra nariz, otros ojos, otro plan de pensiones. También en la estadística de quienes viven sanos y prósperos se halla uno, en la de quienes demasiadas veces desdeñan lo que tienen para pensar mejor en lo que quieren, en la de quienes no entienden a tantos. Un día llegará probablemente en que uno pase a la estadística de quienes padecen cáncer y se empieza a morir más deprisa sin saberlo. Somos ya infinitos en esa lista, en la anterior, en todas. El trasvase de una a otra es permanente, uno ocupa una silla perdida entre millones de sillas, y como ocurre en toda aglomeración, de alguna forma el estar entre tantos hace que uno esté menos en cada una de ellas. Así, acaso uno y su dolor y su alegría incompartible, imposiblemente propio e inenarrable, sólo está ahí para guardar el sitio a otro.

30 agosto 2009

grandes éxitos populares

De las definiciones que uno haya leído acerca del cambio de modelo discográfico –que no poco se parece a bajarlo de la cruz y quedarse a esperar delante de su tumba- la de que el negocio se haya convertido en uno de singles es interesante como toda mirada que remodela la escala de lo mirado, y también por lo que le une a otros formatos de la producción y consumo de ideas –pongamos lo político- que consisten hoy en una sucesión de éxitos de vida fugaz pero apropiación masiva e instantánea. En ambos casos es uno quien desecha la compra de un programa y opta por una esquirla, no tanto a mayor gloria del trozo elegido, sino porque la escucha de un disco, como de un programa político, pasa por quedarse un rato más o menos largo en el mismo sitio, dentro de la misma esfera de pensamiento o de actividad, y quién querría eso pudiendo –debiendo, como dicta el mercado- renovar sin pausa lo que tienes o haces. ¿Sobran las restantes ocho canciones del disco como sobra a quien compra un eslogan político el desarrollo o las redes de sentido que unen lo que el partido de turno suelta a la atmósfera, en la fe de que menos es más? La condensación lo explica –soltaría el político interpelado. Un eslogan contiene todo lo que no se dice. Es falso, obviamente. Y es un consuelo, el de mentir la información que no está, que ni siquiera tiene lo discográfico, donde una canción es sólo ella, por más que la voz que interpreta el resto del disco sea la misma. Más clara diferencia es cómo nos llegan uno (eslogan) y otra (canción). La apropiación lo explica –suelta el que se descarga la canción. Uno escoge lo que desea llevar runruneando en la cabeza. No así lo político, donde la descarga de información –su emanación- es, amén de no pedida, casi siempre tóxica, pueril, más un virus que un archivo que pueda ser de utilidad a alguien. Vive de singles la industria de lo político, acaso desde siempre, y si no su remedio, consuela al menos que uno de sus espejos lo sea una modalidad de comprensión como la que desmembra estos días lo discográfico: donde tantos eligen tararear cosas de las que ni saben ni entienden la letra, ni probablemente les importa.

27 agosto 2009

¿seré yo, maestro?

De los diez dramaturgos que pasan el día en la plaza de Santa Ana, asomados a la fachada del teatro Español, nueve se miran entre ellos. Sólo Calderón dirige su mirada hacia las terrazas. ¿Por qué?

20 agosto 2009

19 agosto 2009

hecha la ley. 2 y 3

Como en un palimpsesto en el que la letra nueva fuera más ruin que la anterior, las elecciones afganas traen –El País 15.8- noticia de las concesiones que el calendario electoral escribe sobre los derechos humanos de la mitad de su población en aquellas áreas donde el apoyo electoral al candidato Karzai exige negociar con canallas, y así se lee de las concesiones a los hazaras, todas ellas con las mujeres como rehén: prohibición de salir de su casa sin el permiso de su marido, obligación de satisfacerlos sexualmente cuando ellos lo deseen, permiso para castigarlas sin alimentos si se niegan, condicionado del trabajo femenino al permiso del marido, y custodia de los hijos casi garantizada para él en casi todos los supuestos.

Dos páginas más lejos –y doscientos años marcha atrás- noticia de la ley orgánica de educación aprobada en venezuela, de la que la diputada maría de queipo dice protegerá a la sociedad de “sectores mercantilistas de la educación, aquellos vinculados a golpes de Estados y hechos de desestabilización”. La ley permite al gobierno restringir la enseñanza de algunas carreras universitarias que por su naturaleza, alcance, impacto social e interés nacional así lo requieran. “Otorga a la figura de los consejos comunales -organizaciones comunitarias creadas y financiadas por el Gobierno- la condición de "agentes de la educación", con el "rol pedagógico liberador para la formación de una nueva ciudadanía y [la] construcción de sujetos sociales de transformación". Igualmente "se prohíbe la publicación y divulgación de impresos y otras formas de comunicación social que produzcan terror en los niños, inciten al odio, a la agresividad, la indisciplina, deformen el lenguaje y atenten contra los sanos valores del pueblo venezolano, la moral y las buenas costumbres, la salud mental y física de la población”. No es tonto Chávez –se lee a veces- todo lo contrario. Acaso sea de esas inteligencias que no necesitan ir al colegio, como tampoco a una democracia con normas. Y acaso también, a quien le sobran tan manifiestamente los colegios, acaba sobrando de los electorales. Otra opción sería tomar ese “derecho a diseñar, administrar y supervisar la política de formación permanente de todos los ciudadanos” y, aplicada a quienes la redactan y apoyan, emplearla para forzarles a regresar al colegio. Del que tan notoriamente salieron antes de tiempo.

18 agosto 2009

Hecha la ley . 1

Extracta El País 16.8 la periferia de sinsentido que rodea el aborto que es en sí la ley que pugna por regularlo, donde sólo un 2.5% de dichas operaciones se realizan en hospitales públicos debido a la objeción de los médicos –escrúpulo que uno entiende por no tener que ver con la religión sino con algo más valioso como sea el rechazo a matar tu mismo lo que decide matar otro. Queda cercano el más aberrante recuerdo de la negativa del presidente del consejo general del poder judicial de apoyar -creencias religiosas mediante- la adaptación de los plazos en la normativa sobre el aborto, tal y como impera en la mayoría de países europeos. Y ahora es la generalitat catalana y el colegio de farmacéuticos los que bajan del monte de las leyes decentes esgrimiendo la tabla de la objeción a la píldora postcoital. Para querer algo, lo hemos de querer ambos –dicen tantos de leyes aprobadas que parecieran haber sido, a sus ojos, escritas en un bar. Por eso se comportan como si estuvieran en él: pagando otra ronda. De lo que no has pedido, pero y qué.

12 agosto 2009

El espíritu de la colmena


Qué quepa en un anuncio es tema antiguo, y la forma en que cada elemento modifica la información que contiene el resto es el arte del puzzle sin modelo claro. Posar en la página izquierda con una promesa de rentabilidad a la inversión tiene una relación ambigua con hacerlo en la página derecha con aquellos que, patronal mediante, son corresponsables, en la dificultad de despedirlos, de que la rentabilidad de una compañía no sea la que podría. Tenemos así uno de esos anuncios bizcos en el que cada parte del anuncio mira a públicos distintos y acaso incompatibles entre sí. Así, “Comprometidos con el empleo” es lo último que quiere escuchar el que viene de leer “rentabilidad garantizada del 8%”. Pero al revés, justo aquella es la frase encargada de aplacar el más que presunto bizquear del departamento económico gubernamental que haya de validar una oferta de pagares corporativos sin auditoria existente. La inusual doble página en estos tiempos famélicos de publicidad en prensa se dirige, a la vez, a un tercer público: el de los dueños del periódico, que muy probablemente llenarían, de no ocuparlas quien las paga, esas dos páginas con no poca chanza acerca de esa mancha amarilla ubicada en la parte superior derecha. Invierte César en lo que es suyo, y raro ha de ver un consejo de administración bajo los auspicios de Nuestra señora del perpetuo socorro, pues inquieta imaginar que el acto de fe que es invertir vaya de la mano -de la mano de los gestores- de esa otra fe que guía las decisiones en la posibilidad del milagro o acaso, sugerido por el propio historial del fundador, en la bondad del suplicio como camino de redención. Cuenta, así, finalmente el anuncio ese derecho de propietario, tan frecuente: que lo que en él aparezca haya de gustarme a mí, y sólo después a quien ha de pararse a leerlo, estupefacto.

10 agosto 2009

Vesti la giubba

Quien merece que le hagan un traje –aunque insista en que otros paguen por él el merecerlo- acaba logrando que se lo lleven a casa. Y así, días antes de que el presidente valenciano camps sea exculpado de aceptar pagos en especie de una red de soborno probada, el Tribunal Superior de Justicia valenciano anula la objeción de conciencia, la posibilidad de trabajo alternativo y la obligatoriedad de impartir en inglés la asignatura de educación para la ciudadanía. Se lee que el consejero de educación de esa comunidad dice que la asignatura “induce a los niños a votar socialista”. Cualquiera tiene el derecho de presentarse al mundo como un idiota o un descerebrado, cuyos actos esperen la solidaridad de otros tantos que, acaso sin ser necesariamente idiotas o descerebrados, fían a la honorabilidad de un cargo público lo que pararse a pensar un rato les daría en entendimiento lo que ahorran en fe. Obstaculizar la ley antitabaco como se practica en Madrid o forzar a un tribunal a llamarte tonto en público es un precio políticamente pagable pues quién va a atender el historial delictivo de un gobierno si hay partido esa tarde o, como se sabe, ellos hubieran hecho lo mismo con una ley nuestra. Hay siempre una razón más clara para avergonzarse, no de quien gobierna –que para eso, para hacer su santa voluntad, aspira al puesto- sino de quien lo elige, de quien por cloacas entiende catacumbas en que fundar la resistencia. Hay un aria en la ópera Pagliacci, de Ruggero Leoncavallo –vesti la giubba (ponte el traje)- que canta el payaso ofendido en su honor, mancillado por la esposa a la que maltratara, y a la que se encamina a asesinar.

31 julio 2009

se curará mañana

Tiene una definición el inglés hablado en estados unidos -y cierta épica en el corazón de la misma- que para nombrar la madurez de un ejecutante –sea un cantante, un barbero o un jugador de baloncesto- dice de él “at the height of his powers”. Nadie que empiece a exhibirlos hace cuarenta años sigue desde hace mucho en esa cumbre, ni siquiera si te llamas James Taylor y has pasado buena parte de ese tiempo despeñándote para poder ascender desde el peor de los lados. Suena irreal haberle visto aquí mismo hace apenas dos días y si en ese descenso inexorable sigues mirando hacia arriba al escucharle es porque, como otros que han rediseñado la cuesta al ascenderla, hace mucho que Taylor se transformó en su propia cumbre a base de apilar canciones maravillosas, una sobre otra. Y si acaso sus 200 canciones escritas caben, como se le lee estos días, en apenas quince formatos con múltiples variaciones ha de ser porque lo que uno quepa sentir al escuchar música sea –desechada la vergüenza ajena- una combinación de quince sentimientos que vayan, con todas sus etapas intermedias, de la alegría exuberante –digamos México- a la más doliente –callemos Fire and rain. Cumple años –ni de lejos tantos- la voz maravillosa que las canta, pero sus canciones corretean por el escenario en pantalón corto, lo suficientemente ágiles para también cantarlas con los pies y lo suficientemente hondas como para sentir que te traspasan sin remedio. Quince o 200 sus capítulos, hay un infierno descrito en ellas, y maravilla que tanto dolor sobrevivido produzca una música con la capacidad de sanar, de reparar a quien la escucha. Uno ha perdido la cuenta de las veces que se ha puesto a Taylor como quien lo aplica a una hemorragia. Es en eso que la distancia sin cicatriz posible desde que el martes se le pudiera ver en la casa de campo, es, apenas tres días después, una herida de belleza para las 200 formas probadas de mantenerla abierta.

02 julio 2009

lo que el teatro ha unido, no lo separe el urbanismo

Se lee en el cuaderno pedagógico que edita el CDN al albur del Retablo de la avaricia, la lujuria y la muerte, hasta hace nada en cartel: la lindeza de puñal que Valle Inclán dedicara a María Guerrero en 1921, hoy transformados en teatro una y estatua délfica el otro, separados por apenas doscientos metros, eso sí, dándose la espalda, como hace un siglo la espada.

24 junio 2009

antígona, hija del maldito

La conversación, como sacada de Sófocles, que narra Juan Cruz, en El País 14.6, mantenida en su día por el ya extraviado en el alzheimer Adolfo Suarez y su hijo.

- Tú tienes algo que decirme.
- Sí -le respondió el hijo.
- Pues dímelo.
- Marian ha muerto.
- ¿Y quién es Marian?
- Tu hija.
- ¿La has enterrado?
- Sí.
- Has hecho muy bien.

22 junio 2009

lo que tiene, y no, nombre

Amén de haber sido admitida a trámite, lo peor de la querella del sindicato ultraderechista manos limpias contra Garzón es lo que su nombre no advierte ya: que la distancia entre lo que se pregona y lo que tu nombre dice de ti es ya un abismo que más hondo cuanto más ignorado. No es el adueñarse de razones sonrojantemente inexistentes lo que, en la indiferencia o la estulticia de quien les da crédito, protege, sino el más sustantivo, el peor de los latrocinios: se han adueñado de los nombres. Impunemente puedes llamarte manos limpias y esparcir con ellas lo que realmente eres. Es esa fianza la que ya no se paga.

18 junio 2009

Que el bosque no te impida ver tu árbol

Se leía hace unos días en El País a esperanza aguirre alertar en un mitin previo a las elecciones europeas sobre ese otro modelo productivo que el gobierno –y medio mundo- andan buscando para evitar crisis que arrojen al paro a millones de trabajadores precarios, y que ella, para ahorrar tecnicismos, llama “comunismo de planes quinquenales”, pura tiranía estatal. “Sólo hay dos sistemas, el nuestro, el occidental y el que ellos piden, el comunismo”. No con gran diferencia, se publicaban estos días encuestas que prevén la renovación de la mayoría absoluta que ella administra en Madrid frente a las hordas rojas de la expropiación y el fin de la propiedad privada, y que tan públicamente afín le es al presidente de la patronal española. Uno de los dos modelos, acaso los dos –el productivo y el de votantes- ha llevado con su agotamiento –que es su transparencia, por fin- al mundo en caída libre económica, e insistir en la preeminencia de ambos conecta dejar vendido a tantos con, aprovechando esos réditos, comprar su ignorancia con mentiras tan pueriles que sonrojan. En el sistema que tenemos, cada uno es su propio rey –viene a decir aguirre a sus clientes. En eso sus mayorías son más absolutistas que absolutas. Por eso la separación de poderes, la política como ejercicio de equilibrio y redistribución social y el progresismo como insulto, son en su discurso la misma cosa. Como para la guillotina no hay cabeza que espera demasiado a presentarse.

17 junio 2009

soy ellos

Fue publicada en El País 15.6. La imagen es del momento en que el gentío asiste a la arenga del recién reelegido Ahmadineyad, en Teherán. En primer plano, una mujer que tanto puede tener cuarenta como cincuenta años, y un hombre que frisará los setenta. Ella, los ojos cerrados, se tapa la boca en un gesto de llanto incontenible que bien puede ser fácilmente de plegaria, de acción de gracias. Justo a su lado, el anciano enarbola el puño derecho mientras sujeta con la otra mano dos banderas y una foto del reelegido. Aparentemente clientes rurales del mencionado, su éxtasis es la banderola exacta de qué hace Ahmadineyad dirigiendo un país. Nadie se libra de ser lo que quienes le apoyan van contando. Eso explica a Bush y a Obama, a Mayor Oreja y a Ibarretxe, explica a Italia en Berlusconi, a Venezuela en Chávez, pero también a Alemania en Merkel, a Brasil en Lula. Es bien cierto que un país merece con saña los dirigentes que acaba teniendo, pero también que, de ser necesario, ese principio funciona al revés, y son los dirigentes quienes, desdichadamente, acaban teniendo el país que merecen.

13 junio 2009

que tu mano derecha

Si lo que dice Jean-Marie Colombani en El País 10.6 es cierto, y Sarkozy apoya a Felipe González para la presidencia de Europa, entonces el triunfo de la derecha en las elecciones recientes es una vuelta de tuerca que pudiera crear otro tornillo diferente, no uno que pueda dejar de encajar donde y cómo antes lo hacía, sino uno hecho de la misma varia composición que el continente que atornilla. Y que uno de los más conspicuos miembros de la derecha europea –junto a Berlusconi, el que mejor mantiene desmantelada a la izquierda propia- opte por un notorio socialista para presidirles a todos, notoriamente al turno conservador que muy pronto se hallará gobernando en las cuatro principales economías europeas –Francia, Alemania, Italia, Gran Bretaña-, es un rasgo pragmáticamente valioso como lo sea toda forma de gobernar que opta por compartir el poder. Y que, de momento, permite decir del malhadado Sarkozy mejores, más lúcidos pensamientos de los que, en tiempo real, aturullan esa posibilidad en la torpeza idiota con que rigen sus sorderas respectivas la derecha española, la norteamericana y, entre todas, la israelí con saña. Así, mientras socialismos europeos como el español, el británico, el portugués y el búlgaro apoyan –soportan- la segunda candidatura del conservador Barroso, por encima de todos ellos, Sarkozy propone el mismo juego. Sólo hay que mirar a Berlusconi o Mayor Oreja para entender el peso exacto de ese gesto.

11 junio 2009

Cuerda israelí de la memoria

La música triste que sale del violín al menos dos veces seguidas es el himno oficial de Israel –Hatikva es su nombre. Apenas nadie ha de reconocerla y menos en ese sonar en un pasillo de metro por los que uno camina como si siguiendo el hilo de Ariadna. Pero suena a escasos metros de las vías por las que llegan y parten los trenes, tan unidos al destino judío en su casi extinción a mediados del siglo XX. Y esa plegaria melancólica que habla de esperanza, y que el violinista repite hasta que le sale perfecta, o quizá sólo hasta que deja de doler hacerlo, suena a una nana triste para dormir la memoria, o para dejar que pase cada cuatro minutos.

05 junio 2009

motos que corren hacia atrás

Son siete los motoristas que han llegado haciendo rugir sus Harley davidson hasta pararse justo debajo de la ventana, a esperar a otro integrante, que del infierno vive en la mejor zona o la más ajardinada, pues sale del chalet de enfrente. Son ángeles gordos, calvos, embutidos en ese uniforme negro y ajustado. Así, bajados de sus motos, vueltos a la apariencia civil, producen ternura, adultos que han de trabajar uno en un banco, otro en una consultoría, aquel en un gran almacén, aquella en esa tienda. Hechos y derechos hacia un disfraz y una comunidad cuya fe de pertenencia sólo la infancia tiene y roba la madurez en cuanto llega. Se saludan de una forma concreta, mezcla de la virilidad y el crédito que merece quien tiene el mismo juguete que tu –pura infancia. Pero se defenderían unos a los otros si fuera necesario, con ese instinto grupal, de pandilla, que se pierde al crecer. Sí, inspiran algo lejano y bueno estos siete jinetes del Apocalipsis que es la edad adulta. Pero sus máquinas escupen ruido obsceno que viene de los motores o de sus radios, y es que en ese viaje hacia lo que no volverás a ser sino por unas horas, en el equipaje viaja por fuerza lo que eres. Como a niños, bajaría uno a recriminarles mejores modales, pero, como dejó escrito Golding, incluso las moscas, reunidas en número suficiente, forman, apiñadas un señor que podría matarte. Asi que uno les mira desde la ventana, caídos por pura perspectiva, ángeles exhibiendo esa condición suprema que es también de lo perdido: o viaja toda la memoria, o ninguna.

25 mayo 2009

yo, ombligo

Se lee ayer en El País un artículo de Andreu Missé acerca de la irrelevancia probable, la incomodidad segura, del parlamento europeo en la percepción de los ciudadanos de los 27 países integrantes hasta la fecha. Hay dos desviaciones en esto: la primera, aunque cierta de fondo pero no en esto, es la que achaca al cansancio de los ciudadanos lo que es sólo incomodidad de los gobiernos ante una institución con el poder creciente de legislar en contra de los intereses particulares de este u otro partido político aupado a las urnas. Y la segunda es una que funciona a la inversa, pues, esta sí, emana de los gobiernos pero son sus votantes los que aplican el plan: sucede que cada vez más –en este país llena las páginas de nacional en todos sus periódicos- los caudillos regionales, locales, y presidentes de comunidad si se les deja, denuncian sus agravios, y requisitos consecuentes, como si de asuntos de relevancia continental o planetaria se tratara. Por eso la escala europea, cuando se plantea como en estos días de elecciones al parlamento europeo, suena a la gente insignificante, de tan lejano. Tampoco ayuda, claro, el que las campañas electorales se planteen, desde el lado cavernario usual, como la llamada al orden en medio de la ciénaga estrictamente local donde se pegan los carteles. ¿Europa? ¿pero no era mi barrio, mi lengua o mi bandera el mundo?

24 mayo 2009

Libros en la tripa

Pregunta Juan Cruz a Gunter Grass, hoy en El País, sobre la reacción de sus hijos a lo que de ellos se cuenta en el recién volumen de memorias –La caja de los deseos- y éste responde que no se interesaron en absoluto por el carácter literario o artístico del libro y sí por la pulcra forma de la realidad que de ellos cuenta. Unas líneas antes, Grass se declara padre incapaz, deficiente. Un padre ausente que desaparecía en el estudio para escribir sobre un perro o un pez. Con esas magnitudes de atención y desdén, nada más previsible para un hijo real que la incomprensión primero, y la distancia después, al ver cómo tu padre se encierra para escribir otros hijos, de los que acaso comprenda que le contradicen menos, que lo que le pidan lo hacen en silencio, acaso por orden, acaso sólo cosas que su padre quiera dar. Ni un padre escritor está obligado a dejar de ser lo primero para poder ser lo segundo, ni un hijo ha de crecer forzosamente viendo como rival a un montón de papeles. Pero Grass tiene ocho hijos, y lo cierto es que no se entiende cómo podría haberse labrado una carrera como escritor sin haber renunciado a trozos considerables de la educación de semejante prole. E igual que, idealmente, no se llega a la paternidad en defensa propia, no se acaba encerrado escribiendo sobre un pez a falta de otras diversiones. Y si no está claro que uno decida tener hijos para salir de la literatura, sí es comprensible entender que la literatura tiene el poder de sacarnos del mundo y permitirnos crear otros, en los que es uno quien distribuye deseos y renuncias. Es ese un poder al que es difícil renunciar, especialmente si te pagan por ello. Ni explicándolo en dosis diarias y pacientes, imagina uno cómo un hijo pueda entender el aislamiento repetido del padre. Asi que acaso la respuesta esté en cómo un escritor –no todos, sí el escritor Grass- pueda tener hijos como se dan libros a la imprenta, para cuidarlos y quererlos bajo las normas con que, en soledad, se alumbran peces: y es que cada uno, como cada palabra, sepa con precisión cuál sea su lugar en esta historia, su lugar quiere decir sus frases, sus actos, sus obligaciones, a lo que cada uno vino a este libro en directo que es la vida. Dice Grass que, mientras daba a leer a sus hijos las versiones primeras, les advertía de que incluso cuando les escuchaba y les daba una respuesta, por dentro había otra versión de sí, construyéndose ajena a todo, salvaguardada de todo lo que pasara fuera, al tiempo dueña y asalariada del libro. También cuenta de sus días decisivos, en los que decidió ser escritor, como el gesto de convertirse en artista. Y uno cree que lo artista es una pose, vanidad perezosa en el más cómodo de los casos, y manierismo de algo que no puedes dejar de hacer, en el peor, más incontrolable de los casos. Escribir teniendo a ocho pequeños libros aporreando la puerta suena a esto último, siquiera sea económicamente hablando. O quizá se refiere Grass a que uno decide, quizá, ser artista, pero lo que haces al sentarte a escribir es otra cosa, más visceral y valiosa. Una a la que no das su nombre porque es ella la que te lo da a ti.

07 mayo 2009

Está desnudo

Erase una vez, o varias veces –las facturas lo cuentan- que un regente, no contento con las camisas de fuerza que su gobierno imponía a las leyes que no convenían a su partido, mando llamar en secreto a un sastre para que le confeccionara uno o varios trajes que dieran realce nunca visto a su augusto tiempo al frente del pueblo. Hecho del mismo secreto con que fue llamado, el sastre confeccionó prendas tales que el regente, en presencia del oro en paño para él confeccionado, quedó tan satisfecho del encargo que, humilde, admitió su mejor gusto por el paño, encargándose otro del oro del pago. Más días llegaron en que el regente fue acusado de tramas corruptas y con su mejor traje se dirigió al pueblo para jurar solemnemente que él se presentaba ante ellos como siempre lo había hecho: desnudo. Todos los miembros de su corte asintieron, y cómo podía ser menos si sus cargos eran, como el del regente mismo, hechos a medida y cortados por similar patrón. Mas en mitad de tan clara evidencia, un niño fue a aparecer y sin entender a qué venían tantas cuitas por el hilo de la madeja, reveló que no había de qué preocuparse pues el regente vestía, de esa madeja, el mejor traje jamás compuesto. Su testimonio fue aceptado por la ciudadanía educada con la condición de que lo promulgara, cuanto antes, en inglés.

01 mayo 2009

del verdadero derecho a elegir

Sin Internet de por medio y con un escenario similar al actual en que la crisis publicitaria azuzara la crisis en las empresas editoras de periódicos, quizá antes o después se consensuaría fabricar tan valioso objeto no todos los días, como siempre se ha hecho -y acaso en ello la mirada no lo valora como debiera- sino cada dos o tres días. Uno no lo desea, y más querría poder comprar dos veces cada día el periódico, pero quizá ese tiempo de más traería un más mirado uso de las hemerotecas, y en ellas el brillo exacto de la inteligencia y el no menos preciso de la estupidez, que ahora pasa delante de nuestros ojos veloz como una página. Hoy se despide Ibarretxe del cargo que ha ocupado durante 8 años, y lo hace insistiendo en que es "una decisión judicial", en referencia a la ilegalización de Batasuna, "y no la voluntad de la sociedad vasca", lo que desaloja del Gobierno a una "mayoría abertzale". Porque no es sólo el tiempo que uno podría dedicar a otras lecturas de tener dos días entre periódico y periódico, también los minutos ganados a la sensación de que el hastío es inevitable, de que la estupidez de algunas páginas, permanente como un bucle no advertido, está ya escrita en el documento en que se diseñan los periódicos.

29 abril 2009

Corcholis s.a.

Avanza el artículo acerca de una multinacional del corcho, publicado por Francesc Relea en el dominical de El País 26.4, cuando leemos de su presidente Antonio Amorim cómo en el mundo del vino hay que apostar por la diferenciación, el valor añadido y el trabajo humano por encima del dinero. Y más adelante, a su director de comunicación Carlos de Jesús decir que el corcho es un producto natural que –sumada a las extracciones no rentables, la moratoria que impide tocar un alcornoque hasta los 25 años de su plantación- tarda casi 50 años en llegar al consumidor. No hay una joya igual. En medio, cuenta Relea cómo estudios prueban que las emisiones de dióxido de carbono durante el ciclo de vida de un tapón de aluminio son 24 veces superiores a las de uno de corcho, y 10 veces en el caso de uno de plástico. Ya al final, se lee de la línea real de flotación de la multinacional de algo tan bueno como el corcho: suyo es el 33% de la petrolera Galp, el 25% del banco internacional de crédito, 7,8% del banco popular, 49% de la constructora Cimangola, telecomunicaciones, inmobiliaria, hostelería, turismo… Y sin embargo es un corcho honrado.

23 abril 2009

te diré quién eres

La canción es hermosa y lo que se dice en ella lo es más, inmersa en la obra –Les Miserables- a que pertenece. Se ha hecho desde que en los teatros se empezó a cantar, y muchos de los que jamás se han subido a un escenario deben parte de su brillo a ese préstamo, con el que Lloyd Webber, Sondheim, Rodgers y Hammerstein o Porter han alimentado múltiples carreras, y así, nadie echa a faltar hoy que para cantar Memory lo hagas vestido de gato o que presumir de Not while I´m around exiga vestirte de panadero. Acaso hubo un tiempo en que cantar en público lo que no es tuyo era la mitad de cómo te observaban, y quizá, superada esa tara inservible, se crearon otras: la conveniencia de cantar también con el aspecto, como se habla con el puesto de poder que ostentas. De ahí a que la balanza se inclinara del lado más superficial sólo había uno de esos pasos idiotas que tanto nos gusta dar en cuanto lo vislumbramos.
Y así, que la propia presencia contenga cierta miseria, cierta ausencia de algo que debería estar, es todo lo que se necesita para burlar lo que, sin ello de tu parte, pretendas aún así. Miseria de una guerra que corroyó las vidas hubo en Edith Piaf, miseria de fragilidad y abuso era Judy Garland en sus últimos años, ver hoy la mirada huidiza de Brian Wilson es asomarse a décadas de miseria vital autoinducida. Y ni siquiera eso pudo con la gloriosa música que nos dejaron. Más cerca, y desde el otro lado del espejo, sólo bombilla tuerta es el gran foco puesto sobre cantantes cuya impecable, o sólo adecuadamente moderna presencia, tan poco tiene que ver con hacer música, y tanto con la industria del envase –plano, endeble, más barato cuanto más se compra.
Hay una visible cualidad de miseria –desempleada, no muy agraciada físicamente, con un aroma a ambiciones derruídas- en Susan Boyle, la mujer que se asomaba hace poco a un concurso de televisión británico que premia lo que cantantes no profesionales logren asomar a un escenario, delante de público y de un jurado. Y como tal miserable es notoriamente tratada en el video que puede verse, como todo, en youtube estos días. Pero la sra. Boyle sabe cantar y acaso, como entiende cualquiera que lea la letra de la canción elegida, con el mismo vigor insospechado con qué contesta al desprecio con las palabras exactas.
Es un muro de fatalidad física desde cuyo núcleo canta la sra. Boyle, y es el mismo muro a través del cual, en resoplidos y elevaciones de ceja como ladrillos disparados, es elocuente la burla del encargado de preludiar su intervención con una pregunta que es puro sarpullido, algo así como de qué forma es posible que el fracaso no te quede claro. No es necesariamente ofensiva la cuestión de por qué crees no haber logrado nunca lo que anuncias haber buscado siempre, pero es innecesaria aquí, no porque sepamos la respuesta –que no- sino porque, como ironía, chapotea en la más explícita falta de educación, como si más ofendiera lo que, sin aparentes dones para merecerlo, más quisiste. O como si anunciarlo ofendiera más que quererlo.
E insulta la verdad debida el pensar que la sra. Boyle necesita cantar como lo hace para que denigrarla sea purgado. Porque entonces lo contrario y previsible –que todo el que viste, peina y se presenta al mundo como ella cante lo mal que se prevée- sería aceptable, comprensibles los gestos de abierto desprecio con que quien te presenta opina antes de oírte, comprensible la burla, la miseria exacta con que se paga su apariencia. Al contrario que quienes allí salen, el video puede verse una y otra vez, y el consuelo de contemplarla cantar con ese aspecto, no alcanza para el privilegio que ellos acaso sí disfrutaron: el no tener que escuchar lo que la canción va diciendo de tu mirada.

19 abril 2009

Oído cocina 1

De lo más interesante de los diarios -que viene siendo la sección Cartas al Director- nos quedamos con algunas propuestas que nos parecen descaradamente lúcidas con el ánimo de animar el cotarro y provocar la reflexión.
La primera:
Nacionalizar la banca pública (las cajas de ahorros), sacarla de la especulación industrial, financiera, inmobiliaria y política, y ponerla a dar créditos y becas ya.

Quién dijo diego

Lo explicaba ayer El País en Opinión, dado que en Internacional la cosa había pasado desapercibida: lo que Sarkozy afirmó al nombrar a Zapatero como no muy inteligente era una ironía que incluía al propio presidente francés. Lo explicaba la versión primera de la noticia, cuando empezó a enredarse la madeja: se refería Sarkozy al que, como ocurriera con él mismo, una cosa es el estatuto de modesta inteligencia que te cuelgan encima y otra, lo que logras con esa propagada inferioridad, de lo que él mismo en Francia y Zapatero aquí son ejemplos claros. Así, al llamar poco espabilado a Zapatero, estaba llamándoselo en realidad a los que afinan sus predicciones con tiza de mala calidad. Hasta aquí, el embrollo es sólo producto de una lectura necia de lo que se oye. Pero hete aquí que portavoces del gobierno francés y figuras más o menos arrumbadas como Royal vienen de negar haber dicho eso y pedido perdón por sus palabras, respectivamente. Como si explicar la ironía fuese más empinado que negarla, más complicado hacer pensar que tratar de borrar lo que no era sino un autohalago. Acierta González Pons, portavoz del pp, cuando dice que probablemente tiene razón Sarkozy al tildar de idiota a Zapatero. Seguramente piensa en todo lo que es inevitable pensar de su partido, y en cómo conservan, ordenados, los calificativos para exhibirlos el día en que gobiernen.

03 abril 2009

solo y ofendido

De qué está hecha la ira del que, arrastrando un carrito con sus posesiones mugrientas como si un generador de resquemor, camina la calle insultando con agravios contados, pocos pero insistidos, tal si a cada repetición adquirieran forma, se hicieran corpóreos. También la rara vida de la pulla que más hiriente cuanto más ausente el inspirador.

02 abril 2009

verdugo, casting

Cuenta Berlanga que la elección primera para el papel de nuero del verdugo Isbert fue López Vázquez, y cómo el tratarse de una coproducción hispano-italiana impuso en su lugar a Nino Manfredi. Y pues ese es el papel del que repudia la idea de heredar el puesto de verdugo, pero le conviene hacerlo, quizá el aspecto de Manfredi –alto, delgado, bien parecido- ayudará, en ese distanciarse obvio de lo español, a hacer creíble el sufrimiento del que bajo ningún concepto, o chantaje económico, está dispuesto a matar a nadie. Uno cree que López Vázquez hubiera aportado el mayor patetismo de su gesto que, en la duda, tantas veces tiene como gozne lo cómico, pero esa expresividad, disparada en todas direcciones, lo hubiera acercado demasiado a ese rasgo tan patrio del “me niego, otra cosa es si no mira nadie”. Ese rasgo ya lo borda Isbert, por eso el gesto inamovible de Manfredi es aquí perfecto, pues en él cabe también el de la víctima.

13 marzo 2009

11 marzo 2009

mapa de inmigración/ USA/ siglo XX

Parece que la fuente de este mapa es del nytimes

de humo y otros filtros

Tres noticias se entrelazan hoy en El País: una habla de Alan Landers, hombre anuncio de Winston muerto hace unos días y del que se lee pleiteó contra las empresas que le dieron de comer y de morir durante décadas; una segunda anuncia una ley de salud pública que verá la luz en nuestro país en unos meses; y finalmente una tercera en la que Barack Obama revoca la prohibición de financiar ensayos con células embrionarias, y del que se lee es la prueba de que “a partir de ahora, las decisiones científicas en la casa blanca se tomarán sobre la base de criterios objetivos y no atendiendo a razones políticas, ideológicas o religiosas”. La primera ilustra la tan útil reserva de ceguera que nos guardamos para reclamar al futuro lo que perdimos apostando en el pasado; la segunda podría sentar las bases para penalizar de los beneficios del sistema sanitario público a quien pone en juego su salud conscientemente, y la de los demás; la tercera es la más interesante pues hace prometer a un gobierno lo que raramente puede pedírsele a una persona: que te mirarás desde fuera para juzgar lo que haces o quieres. Ni es la misma porción de salud la que habla Obama ni la sanidad pública es allí lo que aquí, pero sin conocer las pautas de la ley que se anuncia aquí, y dando por sentado que la responsabilidad individual, y lo que por sus actos pudiera pedirse, estará más que salvaguardada, se lee con placer que términos como “salud” y “antojo” quepan en la misma frase tan claramente separadas que la segunda no pueda demandar impunemente a la primera, o ésta ver imposible defenderse de aquella.

10 marzo 2009

menos codos, más co2

En El País del domingo, noticia de la cumbre de negacionistas del cambio climático que se celebra –qué verbo para esto- hasta hoy en Nueva York. Del cartel viene de caerse a última hora la máxima figura del movimiento y reclamo principal de la convocatoria desde hace meses, aznar, asi que buena parte del prestigio recae en su ausencia en el presidente checo –que lo es también de la presidencia europea hasta julio. El poder emite su propia combustión, y es al calor de ese trabajo, o extrabajo, que la opinión que se mantiene hoy revisita los días en que esa misma capacidad de juicio estuvo al servicio de otros temas, en los que esa misma inteligencia no dudó en imponer su criterio a la hora de defender y financiar unas importancias y desdeñar otras. Cada vez que aznar es lo que es hoy, arroja nueva luz al retrato del aznar que posa desde sus días de presidente del gobierno de un país. En ese retrato, como en el de Dorian Grey, sus logros cambian, se actualizan a partir de lo que el mismo personaje envía desde el futuro, desde este hoy en que, empeñado en escribir sus días venideros, añade más y más párrafos a ese “fui” del que las enciclopedias se acordarán con suerte.

09 marzo 2009

closed zone

Unas cuantas imágenes y sonidos en lugar de palabras en este corto realizado por el israelí Yoni Goodman, director de animación de Waltz with Basir.