28 febrero 2012

radares torpes

“Una de los factores que agrava las crisis económicas es que los mercados financieros se mueven a la velocidad de Internet –escribe Moisés Naím en El País 26.2- mientras que los gobiernos lo hacen a la velocidad de la democracia.” Cuántos metros por hora avanza ésta en una crisis y cuántos en plena formación de una burbuja es menos interesante que preguntarse hacia dónde los avanza. Si las crisis económicas rara vez se dirigen hacia una democracia, sino en dirección inversa, las democracias parecen preferir encaminarse a la siguiente crisis. Como si el único camino que lleva a una democracia sensata fuera el que viene de una forma más o menos amanerada (véase Venezuela o Irán hoy) o perfecta (Corea del Norte o Afganistán dentro de nada) de totalitarismo. Y de la democracia solo existieran autovías que llevan a la crisis. Por lo demás, que la velocidad de un gobierno equivalga a la de la democracia es un hecho triste, dado que a los primeros no les interesa el horizonte sino los mandos de la carreta y la segunda es un órgano de convivencia indefenso ante sus propias torpezas e ignorancias. Clásicamente humano, el rumbo hacia el desastre anida en un sentimiento y no en razones, y la prueba es que el amor de los mercados financieros hacia la democracia y el egoísmo o la inepcia gubernamental es el del tumor hacia el cuerpo que lo alberga. 

27 febrero 2012

enmudecer


En 1978 John Williams fue nominado dos veces a los premios de la Academia de cine norteamericana en la categoría de mejor banda sonora. 33 años después, alguien con su mismo nombre vuelve a estar nominado por partida doble. En medio, hay 49 apariciones en la reducida lista de probables mejores músicas de ese año. ¿Tan malos son los demás?, ¿no tiene ya Spielberg suerte suficiente?. El menú de algunas películas editadas en dvd incluye la opción de ver la película comentada por director, actores, críticos, e incluso, raramente, músicos. Solo por eso, para poder dejar de juzgarles por algo tan nimio como una lista anual de premios o cuasipremios, uno debería poder asomarse al cine de Fellini, de Hitchcock, de Blake Edwards, de Donen, Lucas o Spielberg privado de las músicas compuestas por Williams, por Nino Rota, Miklos Rosza, Bernard Herrman, Henry Mancini, Jerry Goldsmith o Alfred Newman. Asomaría entonces esa verdad tan poderosa como no suficientemente advertida: que un disco puede contener, entera, la película a la que sirve. Y muchas películas, carecer de algo que contar privadas de su música.  

26 febrero 2012

quitas

Coincide ese imposible de la legalidad que es escuchar al ministro de economía pedir a la banca gestos de buena voluntad hacia los amenazados de desahucio, con los 130.000 millones de euros concedidos a Grecia para que haga frente a los cumplimientos de deuda de vencimiento próximo y que ha supuesto, sustituida la buena voluntad por el más eficaz imperativo fiscal, una quita del 75% sobre las cantidades originalmente suscritas por la banca privada que comprara bonos griegos. Súmese el anuncio de que los ayuntamientos podrán acceder a un crédito, vía banca, para pagar los 40.000 millones que se deben a autónomos y empresas… con prioridad a quienes asuman una quita. ¿Qué si no una dación de derechos adquiridos es cambiar deuda comprada por 100 por otra que vale súbitamente 25, o aspirar a cobrar, años después de emitida, una factura que valga hoy un 15, un 20% menos de lo que dice en ella?. Qué más justo que permitir a un hombre devolver el piso que no pudo pagar por las mismas razones por las que Grecia o un ayuntamiento se revelan insolventes. Qué más justo que entender que la capacidad de equivocación o el margen de error de cálculo de un hombre es ínfimo comparado con la perseverancia magnífica de países y gobiernos municipales en comprar tiempo y espacio que no pueden pagar. 

25 febrero 2012

normal, pero menos

¿Por qué ser feliz cuando puedes ser normal? –título del nuevo libro de Jeanette Winterson y frase que escuchara ésta de joven, tras decir a su madre que le gustaba otra chica.

15 febrero 2012

sacar el corazón del bolso

La clemenza di Tito es una ópera sobre las reinas que escogen no serlo y sobre un rey que escoge no actuar como rey. También es extraña porque el personaje masculino encargado de matar a Tito por no amar a la mujer que el asesino sí… es uno cantado por una mujer, asi que las razones que, por amor el criminal calla, también parecen de amor que él/ella pudiera sentir por Tito. El día -ayer- que uno va a verla en el Real hay reinas por doquier: la del país entero, sentada un piso más abajo. La de la prensa del corazón, justo delante de mi asiento. Pero es Rosa Montero, sentada a mi derecha, la que al final de la obra, radiante, me regala unas pequeñas golosinas sabor sandía, con forma de corazón. Y uno casi se va con ella. Antes de que sea miércoles. 

14 febrero 2012

hoy

14-2-12 = 0

13 febrero 2012

monstrue, 2.12


portada: nacho remón
diseño: alma pérez
texto e ilustraciones: juan pablo garcía

10 febrero 2012

todavía

Oído ayer en la sala de espera de un ambulatorio, entre una madre y su hija:
Madre: ¿Estamos en marzo?
Hija: no, febrero
Madre: ¿todavía?

08 febrero 2012

indefensión del sofá

En solo tres días, una mexicana de 22 años que durmiera aquí el fin de semana confiesa venir de su país pensando que en Europa no nos bañamos mucho, una lituana de 35 pregunta si es normal alojar o ser alojada por criminales, y una española de 32 años relata cómo podría suceder que couchsurfing sea en realidad una secta. Y ninguna bromea lo más mínimo.

06 febrero 2012

torpeza socialista obrera española

Coinciden en el periódico la marcha oficial de Zapatero de los órganos de poder de su partido y el anuncio del nuevo ministro de Economía que reduce en una horquilla que va del 33% al 81% el sueldo de los directivos de las cajas con ayudas gubernamentales. Del saliente se citan sus políticas sociales en el haber y en el debe, los recortes en gasto social anunciados en mayo de 2010, al poco de quebrar Grecia, que precipitara la caída del gobierno dos años más tarde. En paralelo, el recién elegido secretario general del psoe anuncia como parte de una agenda progresista la revisión de los acuerdos con la iglesia, de volver al poder. Asi que lo que se cruza en el periódico de ayer es algo más relevante: a la vista de la mediocridad con que el psoe ha gestionado su propia identidad en los últimos 8 años de gobierno, y dada la mezquindad con que el pp ha ejercido su labor de bomba lapa durante ese mismo tiempo, se hace inevitable pensar que quizá los primeros merezcan la oposición como medio óptimo en que desarrollar un programa consecuente de izquierdas, y si está por ver que los segundos, recién llegados al poder, merezcan dirigir un país, al menos, como viene de demostrar Luis de Guindos, acaso podrán subsistir un cierto tiempo a salvo de la inoperancia con solo aplicar las medidas básicas que el psoe dejo pasar una tras otra. 

05 febrero 2012

El seguro

Una de las lecciones raras de la crisis es la naturalidad con que los peores presagios corretean entre nosotros como si fuera normal dormir entre víboras. Se escribe con pasmosa presciencia que 2012 será un año perdido, que el paro actual no es lo peor que veremos, que solo en 2013 avistaremos quizá algo de crecimiento raquítico. El tamaño de lo inevitable es, más que nunca, su garantía. Hoy leemos que Israel atacará Irán próximamente, que eso acaso produzca el cierre del estrecho de Ormuz que Estados Unidos no puede permitir sin dejar estrangular el tráfico mundial de petróleo. Y así como Rusia y China alientan a bachar el asad a seguir matando impunemente en Siria, ¿qué certeza germina ya en la cabeza de putin para el día que Israel desate la guerra literal con Irán?, ¿qué órdenes tiene ya hezbolá sobre la mesa?. Mientras las proyecciones económicas o bélicas tienen la credibilidad bien ganada de las fotografías, las evidencias del cambio climático o el imposible de la prosperidad que es tener cinco veces más población de la que deberíamos, se observan como quien mirara las tripas de un ave para interpretarlas. 

04 febrero 2012

up in the ground

Hay algo en la fiabilidad de George Clooney para encarnar un tipo de honestidad que, como ocurre en la línea recta que parece ir del Ryan Bingham en Up in the air a éste Matt King de Los descendientes, parece simular episodios de una serie en la que su protagonista fuese cambiando de trabajo cada año. Es una rara virtud transportar el valor de un personaje que encarnaras años antes, y que debe menos a las similitudes entre sus guiones que a la naturalidad con que algunas ideas parecen vivir automáticamente en Clooney. Y el prodigio ha de ser que el magnetismo obvio y el atractivo que éste emana sirva tan creíblemente para hacer compatibles la narración del éxito y la de las caídas no siempre visibles que le acompañan. 

03 febrero 2012

viniste a ver a otro

De las tres encarnaciones como personaje que uno recuerda de Andrés Lima, dos lo son de narrador en escena (Hamelin, en 2005 y Falstaff, en 2011) y la otra (El moralista, en 2003) como Denis Diderot encargado de redactar el capítulo sobre moral que Rousseau se niega a escribir. Coinciden estos días dos soberbios montajes dirigidos por Lima –Elling, en el Galileo y El montaplatos, en el Matadero- y mientras el Lima narrador sirve para sumar volumen invisible a los personajes que pasan por ambas, es el que sustituye a otro el que sirve para ilustrar esa paradoja del reclamo teatral –a quién va a ver uno cuando va a ver a Harold Pinter, a Alberto San Juan o Carmelo Gómez. Irónicamente, en el díptico que te entregan con Elling es más que arduo localizar al autor del texto, escondido entre decenas de nombres, como si la novela de Ingvar Ambjorsen en que se basa la adaptación de Axel Hellstenius y Peter Naes fuera una anécdota comparada con la versión de David Serrano para la ocasión.

Solo omitir a Lima sería más incomprensible. Con todo lo que supone escribir Pou, Flotats, Espert, Gómez, Gas, Pascual, Rigola, Vera o Vasco, Lima podría ser hoy el más sobradamente atractivo reclamo que un cartel teatral pueda imprimir. En ello juega también el que estar a la cabeza de Animalario no suponga ser la única cabeza de Animalario. San Juan ha firmado adaptaciones extraordinarias –Argelino-, Roberto Álamo, Javier Gutierrez, o el propio San Juan copan algunas de las mejores interpretaciones de los últimos años, y los montajes de la compañía son, en versión reducida –pongamos esta de San Juan y Guillermo Toledo- o ampliada –el Marat Sade de hace unos años, o Falstaff- el mismo engranaje sólido y nervioso al tiempo, estable y fulgurante de nervio teatral, ya sea para decir a Shakespeare o a Cavestany. Que también podría decirse así –ya sea para restallar un brillo del que, fuera de su aportación, carecen el teatro Arenal o el propio Galileo.

Devolver el gran teatro allí donde rara vez asoma es una virtud de los grandes. También lo es arrastrar hasta las salas lo que sucede fuera de ellas: no cuesta mucho ver en el desamparo y la fragilidad de los dos matones (Montaplatos) la misma que paraliza la de los dos deficientes mentales (Elling), que tanto se parece a la que tiene detenida la vida de millones desde que la crisis explotara. Ni uno solo de los cuatro personajes termina de entender qué dice el otro, qué quiere o qué teme. Como si despertar fuera peor que todo lo anterior, las peripecias de todos transcurren en una cama o su proximidad. Las instrucciones que esperan les destruyen en la espera –Montaplatos- o en su llegada –Elling. Su comicidad es trágica, nerviosa, desesperada. Su inocencia respira instinto o brutalidad, tanto como su culpa suda inocencia o una ignorancia que les libera.

La crisis que desnuda los escenarios de atrezzo y personajes bien merece llenarse del dolor que la nutre. Y cualquiera que haya oído hablar a Lima alguna vez puede deducir, sin gran esfuerzo, que acaso representar teatro sea un gesto más logrado cuanto más nítido se reconozca el teatro torvo que sucede fuera, en la política o la economía, por doquier. Y si el díptico en cartel habla, por un lado, de dos hombres que esperan saber a quién matar y, por otro, de dos que esperan la oportunidad de empezar a vivir, acaso viene, respectivamente, de Pinter y de Ambjorsen, Hellstenius y Naes tanto como de los periódicos y los telediarios. Si la peripecia de todos ellos nos conmueve es porque el temblor de todos ellos, como el de todos nosotros, no es ficción. Hay que ser actor y narrador al tiempo para ver con semejante lucidez las líneas que los unen.