05 febrero 2012

El seguro

Una de las lecciones raras de la crisis es la naturalidad con que los peores presagios corretean entre nosotros como si fuera normal dormir entre víboras. Se escribe con pasmosa presciencia que 2012 será un año perdido, que el paro actual no es lo peor que veremos, que solo en 2013 avistaremos quizá algo de crecimiento raquítico. El tamaño de lo inevitable es, más que nunca, su garantía. Hoy leemos que Israel atacará Irán próximamente, que eso acaso produzca el cierre del estrecho de Ormuz que Estados Unidos no puede permitir sin dejar estrangular el tráfico mundial de petróleo. Y así como Rusia y China alientan a bachar el asad a seguir matando impunemente en Siria, ¿qué certeza germina ya en la cabeza de putin para el día que Israel desate la guerra literal con Irán?, ¿qué órdenes tiene ya hezbolá sobre la mesa?. Mientras las proyecciones económicas o bélicas tienen la credibilidad bien ganada de las fotografías, las evidencias del cambio climático o el imposible de la prosperidad que es tener cinco veces más población de la que deberíamos, se observan como quien mirara las tripas de un ave para interpretarlas. 

1 comentario:

A.Pérez dijo...

ande vamos a ir a parar, como se pongan con los misiles alguno no cae. ay!