31 diciembre 2007

irse o no irse

Del año que se va, lo que se oye en To be or not to be, de Lubitsch, cuando un marido descubre la infidelidad de su mujer al tiempo que ha de partir para el frente: te perdono, pero si vuelvo ya hablaremos.

28 diciembre 2007

fuimos, seremos, sois

El editorial acentuado –sarcástico, ácido, tan ese tono de los gratuitos- con que amaneció El País tras su último rediseño imprimía el 23.12 una glosa de ignacio astarloa, a sueldo del pp como responsable actual de libertades públicas- en la que se recuerdan sus declaraciones recientes –pura liberación pública la de decir lo primero que se nos viene a la libertad- al unir la agresión a cierto personaje de la televisión con la política antiterrorista del gobierno. Y suena este acento a losa debida sobre esa impunidad de la memoria breve, encima de esa versión de la identidad que es camuflarla en la más fugaz de la identificación, tan opinable siempre. No es este astarloa peor que otros en el hábito de juzgarse a partir de lo que hará mañana en lugar de fundar nada en lo que viene de hacer o decir. Estuvieran las calles embadurnadas de periódicos antiguos y uno está convencido de que la realidad resbalaría por sobre ellos sin que el más mínimo pudor asomara al verse insultados por esa pestilencia que deja el defender, a cada poco, ideas incompatibles entre sí, pero cuánta tinta malgastada, cuanta energía la de recopilar, difundir, asquear los oídos con el juego de la indignación permanente, aunque contradiga la de ayer, la de mañana, la de ese tiempo suspendido –y con un cero- de la mera cordura. Por invencible, el desaliento de ver los altavoces a sueldo de la estupidez, los medios a disposición del relato pueril, necio, preinteligente de tantos y tan votados, pues, como han de saber los sordos, nada miente más el deterioro de los propios sentidos como la costumbre de no salir del ruido.

24 diciembre 2007

navidad, un cuento

Refiere nacho haber leído el relato de F., cazador conocido suyo, que en un viaje a Hungría y habiendo negociado la obligatoriedad de vislumbrar pieza, hallándose en un puesto, por tres veces fue advertido por el ojeador acerca de un cervatillo que aparecía y desaparecía, siempre en el mismo sitio del bosque. Escamado y sin haber podido disparar un solo tiro, F. echó a correr hacia el lugar de la epifanía y allí halló a un hombre que, de rodillas, movía y desmovía un ciervo congelado.

22 diciembre 2007

deontologicus rex

Refiere El País hoy viernes de la publicación de un informe editado por el colegio de periodistas de cataluña en el que se afirma que la teoría de la conspiración ha socavado la profesión, la deontología periodística. En una de las páginas vecinas, se lee acerca de los problemas de renfe en cataluña estos días algo así como que la construcción de las líneas ferroviarias avanza mucho más lenta que los trenes que después los recorren. Y posiblemente las dos noticias hablan de los mismo: una vez lanzados, la propia velocidad hace irrelevante la observación, el juicio o simplemente la memoria de lo que hubo de hacer, o deshacer, para llegar a donde se está. Como en aquel aserto de Churchill, el periodismo es, en la medida en que puede, la continuación de las guerras por otros medios, y a qué repensar si el verbo lanzar sirve a las bombas como a los ejemplares que salen de la rotativa. Dentro o fuera del periodismo, la deontología es generalmente un fósil en manos de los reptiles, y como éstos, el sol que más calienta es el que les permite comer. Como sucede con las iglesias, esparcir las heces de la duda es la primera norma si quieres aspirar a que alguien las considere viables, porque conlleva reconocer como sacerdote a quien las erige. Es generosamente elegante tildar de bastardos los intereses que mueven a la cope, el mundo o telemadrid a ensuciar de mentira las chiqueras en que han de salir a alimentarse y alimentar a los demás. Es sólo contabilidad, balances, ejes de ordenadas y abcisas. Las mismas con que la iglesia hace sus cruces. Al respecto, impagable el artículo de Millás, también hoy.

17 diciembre 2007

madrugan los espejos

Si contadas en línea recta, las cosas cuentan de aquellas a las que preceden y a las que anteceden, la primera mañana después del drama usual con que cae el telón enésimo y nocturno sobre cierta relación, sucede frente a mi tía X, que cumplirá cien años en enero y a quien no veo desde hace ¿tres?. Espera la muerte como quien el desayuno, y en su cuerpo exhausto se abre paso con esfuerzo la lucidez que se comerán los gusanos. De vuelta es mi madre la que trae memoria cercana de mi tía Y, centenaria en prosperidad, cuya salud quebradiza añora también morir. Viene uno de querer lo mismo a pesar de que ninguna razón más que esa tendría para desearlo. ¿Soy yo el ejemplo de lo que quieren es lo adecuado, o son ellas el ejemplo de lo que quiero hay que ganárselo?

16 diciembre 2007

en el aire

Delante de un micrófono y de quienes han venido a escucharte uno siente el poder de un tertuliano, y asusta pensarse a merced de esa responsabilidad si equis horas al día, pues entre la vanidad y el autocontrol, aquella habla en micrófonos lo que el último en susurros.

10 diciembre 2007

cenicientos

Hace unos días, horas antes de cerrar el metro, éste se había cerrado de repente sobre 3 jóvenes probablemente marroquíes. Acorralados contra la pared entre un cajero automático y un teléfono, al pasar acerté a oír cómo el agente de seguridad más próximo les aleccionaba a decirle dónde vivían, de por medio había una recompensa pues la frase tenía delante un Si. Justo a espaldas del guardia, a unos metros dormían las zapatillas de los tres retenidos, los agentes entre los descalzos y sus pies. No muy lejos, se debate en Italia estos días la posibilidad de expulsar a no sé cuántos rumanos por su implicación delictiva, y el entusiasmo natural de la ultraderecha italiana tiene efectos inmediatos en Estrasburgo, donde el parlamento europeo exige un mínimo de 20 escaños para tener representación en ese foro, y al escindirse los 3 representantes de la extrema derecha rumana, el grupo transnacional que aglutina a quienes así piensan, o despiensan, se queda sin voz temporalmente. Y no suena perverso darle la vuelta, como el calcetín del interrogado, al dicho que afirma que no hace tal cosa quien quiere sino quien puede, y formularlo como que hay cosas que no hace quien no quiere, sino quien no puede dejar de hacerlo porque no tiene otra. En esa impotencia que les hace incomprensible el mundo conviven los 3 desdichados que vienen de robar, y los 17 diputados como la ahora muda portavoz de la ultraderecha italiana y nieta de aquel asno Mussolini. Sólo suena injusto hasta que, habiéndoles privados de zapatos a unos para evitar que huyan, se considera deberían ser entregados a otros a los que, de tanto pensar con los pies, es imposible basten dos zapatos.

09 diciembre 2007

roth/james. apunte

Henry James escribió La lección del maestro en 1892, Philip Roth su La visita al maestro en 1979. Ambas narran el acercamiento de un admirador a un escritor consagrado, y cómo ese aprendizaje desembocará en la decepción del primero a manos del segundo, convertido en ambos casos en insospechado competidor, y ganador, amoroso. La conciencia del primero de los maestros es una clásica en James, en el que las intenciones últimas son una ropa interior ambigua, que ni siquiera finalmente al descubierto se revela sin sombras. Y si la impostura que respira el maestro de James -Henry Saint George- proviene directamente, al igual que ocurre con el de Roth -E.I. Lonoff-, de la franqueza en efectivo con que se desenvuelve, en el caso de Lonoff, la humildad descarnada con que se observa a sí mismo y a su obra –cojo frases y les doy vueltas, repite como la más alambicada de sus fórmulas al respecto- no representa, al contrario que en James, ninguna trampa para el pupilo, aunque sí lo sea para su matrimonio. Son ambas, en cualquier caso, conciencias en línea recta en lo que a la transmisión del aprendizaje literario se refiere,
Aunque planteada la soledad de ambos maestros desde niveles bien distintos –la jaula que dibuja James es una de oro, en la que, salvo talento, el maestro baña sus días en todo lo demás imaginable, mientras que la de Roth es la de un eremita que lo es incluso para su propia esposa- hay escenarios comunes: la habitación a la que se llega el pupilo en Roth –pag 12, Seix Barral 2005- es, reacción incluída, prácticamente la misma que propone James –pag. 88, espasa 2004- (check). Y uno especialmente imbricado en la historia, uno que supondrá el cebo fatal para el pupilo en James y la rosa tumorada para el propio maestro en Roth: la obsesión por la escritura como suplantación de la vida, o como su pentagrama al menos.
En ambas obras, coinciden además el amor que siente el recién pupilo por una joven ya en las cercanías del maestro, lo que será la perdición de aquel en James y la impotencia del alumno respectivo en Roth. Con ello, en James, se derrumba lo poco que quedara del maestro a ojos del pupilo –algo que a esas alturas es sólo teoría, ya no aplicable a quien la esparce para otros- no así en Roth, donde el prestigio del maestro subsiste a cierta crisis personal en la vida del maestro que, en suceder delante del pupilo, es más incomodidad que decepción.
La admiración que viaja en ambas direcciones –pues los maestros alaban tanto las perspectivas de sus alumnos como éstos la trayectoria de aquellos- se da con mayor claridad en Roth, gentileza del carácter transparente del dibujo con que crea a su maestro. En James está teñida de crepúsculo, pues en tanto que competencia por la dama, su agotamiento como escritor –el del maestro- es a ojos del alumno uno que pesa en la balanza, aunque ese plato sólo se servirá al final, frío como la muerte, o una de sus formas.

23 noviembre 2007

destino

Desdicha a partir de instrucciones, la del ecuatoriano Stalin Castro, estafado por una empresa que prometía residencia y permisos de trabajo a partir de una suma entregada a cuenta. 2.11, en El País.

21 noviembre 2007

descanse en guerra y paz

La primera vez que mi padre casi se moría uno se recuerda en una habitación, en blanco y negro como la televisión, y en ella Fernán Gómez como un histrión Don Mendo, cuidando, y perdiendo finalmente, su venganza. Años después, ya con mejor color ambos, a mi padre le caería, por su cumpleaños, el primer tomo de las memorias de aquel –el tiempo amarillo-. Una década más tarde, pocos días después de fallecer mi padre, hallé en un puesto de libros de ocasión el volumen Puro teatro, que recoge textos postreros de Fernán Gómez. Virado precisamente al amarillo, el rostro de portada es tanto el suyo como el de Tolstoi: severo, lejano, como tratando de ser busto. Decía Gil de Biedma que el destino del hombre era amasar y luego ir desmasando, perder lo que, para ser, te hiciste. Como si emparejada a la estatura, mala combinación la grandeza que se le diera a Fernán Gómez con el país de enanimos intelectuales que le tocó. Quizá es privilegio de quienes empezaron prestando su rostro para esa forma de la paz que es la risa de tantos, el despedirse habiéndolo convertido en máscara de guerra o más sencillamente, de distancia.

07 noviembre 2007

¿podria repetirme la pregunta?

Cuando el número de respuestas –1.946 frente a aquellas 5.295- llega a la tercera parte de las que obtuvo la pregunta de hace unos días, la que el pasado sábado formulara lavanguardia.es -¿cree que la sentencia debería suponer el final de las especulaciones políticas sobre el 11-m?- reparte sus votos entre un 74% afirmativos y un 26% negativos. No hace ni cinco días que a la pregunta ¿le parece justa la sentencia del 11-m?-, el 53% de los votos afirmaron y el 45% negaron. Cabe pensar que quienes contestan a las encuestas de un periódico sean más o menos los mismos, más si las preguntas son tan próximas entre sí como las dos que se tratan. Esa diferencia entre el 19% de los votantes que creen injusta la sentencia pero están de acuerdo en que tal debe suponer el final de las teorías ajenas a lo juzgado probado.

04 noviembre 2007

espacio


Espacio ocupado para transportar el mismo número de personas en coche, bus y bicicleta.
(Click en la imagen para verla ampliada)

01 noviembre 2007

perro sin hortelano

Dejado doblemente solo el perro de los vecinos estos días –a cargo de la casa y de sí mismo, pues ni dos meses camina- pasa el día corriendo a zarandear bultos diversos que se mueven lo que las piernas de un peluche, una pelota o un cubo permiten. Su imaginación oye quizá lo que sus oídos finísimos no, que es algo parecido a lo que ha de ocurrir no pocas veces con sus dueños, ancianos que han de oír aún el eco de lo que había en esta calle hace setenta años, pues claras son las voces que rememora él –mi vecino pepe- al referir las veredas, los trigales, el cauce del río por el que venían muriendo de un bando y otro cuando la guerra. No se amaestra la memoria aunque la conveniencia quiera, y así el perro no logra amaestrar la ausencia en que le han puesto, pasa el día llorando y dada cierta cadencia, a uno le parece estar escuchando el grito que lanzan los halcones, suena raro su llanto y cabe pensar que, dada la infancia, le suene extraño incluso a él, que no ha de tener todavía claro si los halcones tienen cuatro patas y rabo, o si las alas salen en un perro tarde. Vienen de cuando en cuando pequeñas nietas de sus dueños a tocarle y dejarse ladrar, pero el llanto amanece igual, como si no tuviera claro que lo malo se acaba. No es mal destino ser perro en el jardín que crece bajo mi ventana, pero si solo a veces y acompañado otras, no te gusta lo suficiente, perro o no, te conviertes en ese momento en lo que tal vez te falla: memoria. Y como ella, cuando no eres una cosa ni otra, eres quizá lo que les sobra a ambas, la parte de duda que hay en todo. Huelga que en ello ni duerme ni deja dormir, lo que probablemente hace es llorar como un halcón lo que no supo defender, o no le dieron a tiempo de saber, como perro.

31 octubre 2007

a césar lo que es de bruto

Cuando menos, del espléndido perfil de Rodrigo Rato que publicó El País el domingo de manos de Jesús Rodríguez, se desprende la lógica última –si alguna quedara pendiente de hallar- de la decisión de aznar el día que eligiera a rajoy como sucesor. Si esto no fuera suficiente razón para confiar en Rato en caso de, uno no olvida una frase suya al poco de aterrizar en el fmi: “tengo lo que quiero, no sé si es bueno o malo”. No siempre la verdad se pronuncia a base de enunciar claramente lo que uno ignora de sí, pero ayuda que a la franqueza se una el vigor intelectual que, por comparación, uno no tiene forma de vislumbrar en quienes, por proximidad posible a algo como la inspiración, lucen la conspiración y que sea en preguntas cortas. Coincide Rato con el gran Miguel Marín, o con Solbes en que parecen tener por buen uso el tratar de decir la menor cantidad posible de idioteces. A ellos dedíquese este día en que el juicio del 11-m concluye el infausto momento en que, junto a los muertos y sus asesinos, nacieron otras víctimas y otros culpables-estos sí, transparentes cada día en las páginas de cualquier periódico o simulacro.

30 octubre 2007

caminos de la naranja

Era uno de esos exprimidores anodinos, que en vez de corazón tienen motor, y no recuerdo si mi padre se molestó cuando cambié su regalo por uno que simulaba un cactus y que, visto cómo trataba a las naranjas, pronto acabó arrumbado en un armario, al cargo de ese exprimido del algodón que son los hilos de coser. Tal si el exprimidor con forma de planta de plástico hubiera dejado desocupado un tiesto, años después, mirando aquel en que apenas habrían brotado los pipos enterrados, mi madre dictaminaría que las naranjas no tenían nada que hacer –qué brotar, se entiende- en la maceta. Tampoco podían tocarse las que por esos días aparecieron en un dominical, una en cada mano de la mujer asiática que las sujetaba, aquí lo que se exprimía era ella, pues, tal y como contaba el texto, si el cliente se acercaba y tomaba una naranja significaba que acababa de contratar una felación, y si tomaba las dos, el acto sexual completo. La fotografía era en el blanco y negro de las cosas ajadas o mudas por abuso de sus colores. Nacidos en esa era del gris con apenas meses de diferencia, Sergei Prokofiev y Charles Chaplin hicieron salir, respectivamente, del amor de tres naranjas una ópera y del de docenas de mediasnaranjas, diez hijos, una de los cuales pasaba por Madrid estos días con un espectáculo –El circo invisible- tan divertido como preciosista. En el escenario, sólo dos personas se turnan el circo y lo invisible: lo primero a cargo de Jean Baptiste Thierrée, lo segundo en los disfraces y artilugios reversibles de Victoria Chaplin, quien mueve sus cincuentayseis años como si tuviera un motorcito dentro con que plegarse y desplegarse a su antojo. En un momento dado desde el escenario vuela una naranja en dirección al público, es la misma que observo ahora sobre mi escritorio, al cabo el mismo huerto que las anteriores.

25 octubre 2007

labor social de la publicidad

Llévate en exclusiva con El País la discografía completa de héroes del silencio y bunbury –se lee en una doble página, hoy. Y sí, por favor, que alguien se la lleve, cuanto antes.

19 octubre 2007

cautivo y desalmado

Viene de decir mayor oreja que el franquismo no es condenable en tanto fue algo que muchos vivieron con extraordinaria placidez, algo que muchas familias vivieron con normalidad y naturalidad. Se entiende en esto que en los principios de un estado fascista –el franquismo los tiene en un levantamiento militar- importan menos los pies de barro si la cabeza, o al menos la tripa, se apoyan en esa columna dorada que es la placidez. Ha de ayudar ver en las raíces del mundo hilillos enterrables el que la cabeza del sistema mire erguida con ayuda de quienes, dentro de las sotanas o los sótanos, alquilan el cielo a cambio de bulas en la tierra. Para llegar a ser, el franquismo incendió de miseria, clericalismo burdo, ignorancia y rencor las chimeneas que alimentaban la normalidad de que se habla. La pira ardía asi que para qué preocuparse de la tala criminal que la precedió. Un día después acebes ratifica sus palabras, pues cómo decir a estas alturas que es al revés, que en ese molde del que viene ambos, a mayor oreja, menor cerebro.

17 octubre 2007

eres como un cerebrito

Estrategia de la rosa que retrasa su abrir hasta que la de al lado lo hace, pues mientras te acercas para oler la segunda, lo haces tanto que no puedes verla, tus ojos van entonces a la otra, la primera.

06 octubre 2007

Yo fui ese

Entrando por la puerta de Goya del Museo del Prado, se accede a una galería que todo el que acude a las muestras temporales atraviesa. Si se resiste la tentación de pasarse a Velázquez y Goya, cuyas salas se abren a la izquierda, José Ribera es el primer pintor que sale al encuentro, y siendo uno de los pintores con menos retratados por metro cuadrado, la repetición de modelos, que en otros es indistinguible, en él es algo que se ve antes, o al menos no después, que la obra en sí. A la izquierda hay un monográfico que junta un San Andrés (1631), un San Bartolomé (1641) y un San Jerónimo (1644) en el mismo anciano que posara para todos ellos, y aún en la pared de enfrente repite como San Bartolomé (1630). Un poco más adelante, también en el lado izquierdo, un San Pablo (1635-1640) y un San Pedro, libertado por un ángel (1639) cruzan miradas con el Isaac (1637) que les contempla con los mismos ojos, la misma nariz, el mismo todo. Arquímedes (1630) y la mujer barbuda (1631) son casi el mismo cuadro de tan juntos y de tan el mismo filósofo griego amamantando a un niño. En sus ratos libres es también, unos metros más allá, San Simón (1630), y todos ellos casi uno de los borrachos sacados de la sala de enfrente, con Velázquez. Finalmente, lo que podría haber sido un boticario reencarna –al menos eso- por tres veces en San Pedro (1630, 1632 y 1615 por orden de aparición, aunque la última de ellas lo sea como apóstol inserto en un grupo sin nombres asociados). El principio de Dorian Grey –sólo como idea.

05 octubre 2007

de bergerac al suelo

No escasamente bien encarnado estos días en el gran José Pedro Carrión, es un generoso amor el de Cyrano, amplio, noble en el espejo cruel de su mera contemplación, en él la hondura del sacrificio que antepone al sufrir el hacer el bien del otro, aunque –tortura inimaginable- sea la de procurar, a través de él, el amor hacia otro de aquella a la que ama. Lo que escribió Edmond Rostand a fines del XIX es acerca de esa grandeza: la búsqueda de la dicha absoluta aunque sea a costa de los propios sueños, aunque sea fuera de uno. Sin la recurrencia a la nariz lo sería más, pero entonces probablemente no habría sobrevivido hasta nosotros como obra. En el proceso de creación de semejante nobleza, Cyrano crea un pelele en Cristián que quizá no lo sería de renunciar prestarse a las alturas que, desde aquel, adopta como fácil y rápida fórmula hacia el éxito. Sólo esa duda asoma, en la claridad del narigudo, en la medida en que promueve en polluelos un amor cortés de tan alto vuelo que nadie sino él logra. Acaso Rosana, sin esa ayuda envenenada, hallase amor por Cristián de igual manera. No es arriesgado pensar que, al compartirla en boca de su marioneta, Cyrano arruina sus posibilidades de obtener lo que su poesía, al vivir sólo en él, ganara tal vez enfrentada a la general parquedad oral. Es tímido el galán que le roba a Rosana el corazón, pero la grandeza de Cyrano, en producirse, quizá le roba a aquel el alma al hacer de él puro fingir. Habría que probar esa lectura –un Cyrano calculador, midiendo, mientras mide su generosidad, la distancia que va en Cristián del espejismo al suelo.

30 septiembre 2007

la música habitual

Historia narrada de un violinista, un hombre dicharachero, reidor, casado con una violonchelista de gesto agrio y que abiertamente se declara simpatizante de eta. Entre ensayos y conciertos, probablemente es buena parte del día que la música de Mendelsohn, Mozart, Haendel o Sibelius pasea por la mente de ella, muy previsiblemente rozando al hacerlo la zona que guarda la lógica de matar como idea plausible. Cuanto más ensayan, más conviven las dos ideas dentro de ella. Lo que, en esa asiduidad, y asumiendo que una sinfonía transmita, a sus oídos, algo más que el sonido de la cisterna del baño, significa que si Mozart no acaba con las razones de eta, éstas han de acabar por fuerza con Mozart. Se dirá que Wagner entraba y salía de la cabeza de los nazis sin causar mayor alboroto, pero es que Wagner era, como prueban sus escritos, la misma idea que quienes la empleaban para relajar sus crímenes –él, no su música, pero ese es otro asunto. Ha de imaginarse, pues, quizá a la simpatizante de eta tarareando a Wagner, pero nada en la producción de éste incluye obras para violín o violonchelo. ¿Qué tararea ella cuando lee que eta ha matado? ¿Qué clase de instrumento tiene por cabeza quien de día toca el cuerpo grácil de un cuarteto de cuerda y de noche el de alguien que comparte las tesis de un asesino? extorsión incluida: el sueldo que paga su casa, su coche, la educación de sus hijos proviene de una institución a cargo de los presupuestos generales, con sede en Madrid, bajo el patronato de la reina, allí donde trabaja tantas veces escrito “de españa” como notas abiertas ante ella. Mueve la cabeza al tocar, casi no parece una cobra.

27 septiembre 2007

para diseñadores

Al hilo de la carta al Director de G. Simone aparecida en El País el 13 de agosto pasado y que reproduzco sin su permiso más abajo, se me ocurre proponer a algún avezado diseñador probable lector de este blog que pruebe a integrar las cuatro ideas que enumera en una sola y que sustituya los escudos de Navarra, León, Castilla y Aragón por estos otros símbolos más modernos e integradores de las diferentes idiosincrasias de los habitantes de este nuestro solar patrio. Y que ya puestos sustituya las columnas por una chimenea humeante y un rascacielos insostenible, y que donde las olitas de mar ponga un a modo de río contaminado y una playita cutre salchichera de las que abundan.
La Carta:

Cambio de símbolo
España es un país moderno, innovador, bullicioso, con un PIB constantemente al alza. Por estas razones, se necesita un nuevo símbolo, que le pueda representar y definir en el mundo, mejor que el toro Osborne, la bailaora de flamenco y la paella. Sugiero que se lance una encuesta entre los lectores de EL PAÍS para que se elija el nuevo símbolo de España entre los cuatro siguientes:
— La grúa de construcción: único y verdadero elemento de unidad nacional, característico de cualquier paraje del territorio.
—El billete de 500 euros: abundantísimo en el país, seguramente en los bolsillos de unos poquísimos seres elegidos, escasísimo en los bolsillos de muchos, desconocido por la mayoría, si no fuera por las fotos policiales.
—El palo de golf: elemento central de un deporte muy popular aquí y muy amigo del agua (en el sentido de que consume muchísima), en un país sin agua.
— El todoterreno: el medio de transporte (de más de dos toneladas de peso) preferido por el español moderno, amante de la naturaleza, pero siempre sin pisarla ni tocarla. Se encuentra preferiblemente en las ciudades, para que no se ensucie.

24 septiembre 2007

Roth I

La portada de la edición mínima con que Debolsillo reimprime “Me casé con un comunista”, en la que juraría que los personajes de espaldas son Wallis Simpson y el abdicado Eduardo VIII de Inglaterra, que eventualmente abrazaría ideas fascistas.

23 septiembre 2007

Noticia de un suspenso

Contienen los periódicos de hace años, leídos hoy, el familiar rostro de lo que el periódico de ayer o de mañana cuenta se pelea, se pierde o se gana como si el tiempo tampoco pasase por las causas vivas. Es en mitad de esa lectura que uno recibe la llamada de un compañero del colegio al que no lee desde esos veinte años casi, y es en buena medida un parte de bajas o recaídas que huelen a abismo: los tarambanas de entonces a los que el alcohol, la cocaína o la destilación diaria de otras idioteces ha mutado en espectros de densidad variable pero a la baja. A la vez uno escucha de cómo los brillantes de la clase lo eran fuera de ella socios de una guardería opusina o similar –comunión y avance, creo que ha dicho. Éste pasó por la cárcel, aquella es yonki, éste se asoció con un pedófilo, aquel es un ascensor a todo lo anterior. Uno siente a veces cierto desarraigo porque sus mejores amigos de clase son el mismo –uno, aunque grande y libre, felizmente- y es una rara afirmación de tan escaso logro el saber de esas vidas malogradas que nadie llegó a tiempo de preservar, de aislar del resto de empeoramientos, para que al menos no tendieran hacia ese tono amarillento, de momia entre los vivos, que tienen las noticias cuando, al mal que cuentan, se suma la exposición al paso de los días. En el empeño por la autodestrucción, le recuerdan a uno a esos periódicos que, presumiendo, por cierto en ocasiones, de presencia en la clase, sólo hallo explicable si quienes los redactan lo hacen entre ingestas de tóxicos o esas comuniones ideológicas que son sólo otros hongos.

22 septiembre 2007

leo

La única zona erógena del ser humano es el cerebro, y el único órgano sexual, la piel.

21 septiembre 2007

Todos en el mismo Barroco

Tres personajes en escena, tal si uno por revisitación: aquel a cuenta de la novela de Choderlos de Laclos, aquella por la visión de Heiner Muller en su Cuarteto, éste por lo que Tomaz Pandur y Darko Lukic ofrecen de ambas obras en su Barroco, estos días en el Centro cultural de la villa. De un triángulo tratan las obras precedentes, y así ésta, en la que la conocida historia de la pasión de apostadores que consume a la marquesa de Merteuil y el vizconde de Valmont deviene en una carrera en la que si la máxima es ganar o morir, en el proceso no lo es menos ganar o matar. La historia es la de dos vampiros y de cómo ellos mismos degeneran en víctimas de sus apetitos o , en el mejor de los casos, en sangre para el experimento. Como el ballet que también es, Barroco pasa por sus actos igualándoles en un crescendo que les despoja de todo, hasta que, vestidos o no, se revelan idénticos. Los tratos a que llegan lo son con un demonio común que no aparece, y que es sustituido y explicado, vuelto del teatro al patio de butacas, con sus culpas y nuestra parte en ello, por un Puck dotado de la majestad de los naufragios y las resurrecciones, y en el que las velas del barco que sostiene no pocas veces se transfigura en alas, perfectas, por otro lado, para una figura que es la de un narrador y la de un juez. En la obra se escucha de ellos ser un museo de los apetitos infames. El poder que emana de la marquesa, la impunidad que del vizconde, son unos que afilan sus postreras horas en las guillotinas, y aquí halla uno la explicación a la belleza que postula Pandur como eje de todo esto: no la de la miseria que tapa lo que querrían ambos para asfixiarla, acto seguido, con perversiones del deseo, sino la de lo que en su extinción servirá de sustrato para algo nuevo. La misma deslumbrante y provocadora puesta en escena que, escasos meses antes, luciera Animalario en el María Guerrero con ese barroquismo de pasiones y razones que es Marat, Sade transpira y agoniza aquí en la piel de Blanca Portillo, Asier Etxeandía y Chema León.

16 septiembre 2007

donde el cafe, y 5

De los tres que somos conducidos por un oficial de antinarcóticos a ser radiografiados en el aeropuerto bogotano de El Dorado, el que camina delante de mí suda, tiembla, si tratara de mostrarse nervioso no lo lograría tanto como ansiando probar lo contrario. Los modales del policía son un imán para los nervios de hierro fundido del desdichado: es seco, brusco, no te mira al hablar, para ahorrar tiempo te trata directamente como a un delincuente. Al hacérselo ver, declara haber pasado por un trato similar cuando ha ido a españa. El hombre que sale conmigo tras superar la prueba lo hace convertido en un flan, a pesar de haber caminado sólo cincuenta metros desde la sala de embarque a la garita, no sabe a dónde ir, pregunta con el tono de un niño extraviado. Al examinar la maleta, a falta de perro improvisa sus formas, y la declara inocente amontonando su contenido como si ella fuera culpable aunque yo no. Al ser preguntado si puedo denunciar sus modos me conmina a hacerlo a fin de que le trasladen por fin a otro destino. Lo que busca en mi estómago es así un mapa.

13 septiembre 2007

saliendo a respirar

A veces se puede llegar a tener la impresión de que mantenemos un contacto imaginario con un ser virtual que sabemos queremos esperamos que esté oportunamente ahí y de esta manera poder establecer un diálogo continuo siempre inacabado y siempre postergado para el que los breves encuentros son la ocasión de poner en práctica al ser imaginado y una nueva oportunidad de volver a soñarlo ilimitadamente en la que lo real es la ocasión propicia y lo pensado la ocasión futura y donde la biografía común se va convirtiendo en la puesta al día de un guión pactado previamente entre la vigilia y el sueño mientras se vuelve del uno o se va al otro sin solución de continuidad hasta crear el efecto mágico de no saber si te anticipas o retornas continuamente para salir adelante en una pirueta que quiere burlar al tiempo que sigue desparramándose incontenible y tenaz

09 septiembre 2007

donde el cafe, 4

Intactos en su inmovilidad como las calles de Cartagena de Indias en el tiempo, sombras negras de la cabeza a los pies simulan estatuas en plazas y calles. Adecuadamente ubicados –esto es, imposiblemente ubicados como se verá- su aspecto primero les toma por tales, y sólo el blanco de los ojos advierte, de cerca, su piel verdadera. Su indumentaria es asombrosamente similar: negro sin matices, semejan soldados antiguos, pescadores o campesinos y puede vérseles en grupos de hasta tres figuras. En lo que es la paradoja clásica en esto, cuanto más fiel el espejismo, peor para quien lo actúa, pues su alimento depende tanto de su estatismo como de lo que esa inmovilidad llame a pararse y depositar el óbolo a sus pies. Pero a veces se les ve recorrer a paso veloz y en silencio las calles, y al verlo, tal si rara advertencia, por lo que sea uno se queda quieto entonces, inmóvil hasta que la sombra termina de pasar, como si estatuas y transeúntes necesitaran de unas reglas básicas.

04 septiembre 2007

donde el huracán

en una isla en la que estuvimos hace tres días al parecer se urge en este momento a la población a buscar protección en los refugios ante el huracán que les viene encima. Sólo que allí no hay nada parecido a refugios, nada que pueda compararse a lo que conocemos como tal en europa, donde, por cierto, no hay nada parecido a un huracán. Si naces para cruz, del cielo te caen, firmes como clavos, las instrucciones imposibles.

02 septiembre 2007

donde el café, 3

Hay que bajar al laberinto de túneles que es una mina de sal transformada en catedral para creer, aunque sea en una trinidad de ingenieros. En Zipaquirá, a 30 kms. Al norte de Bogotá, galerías de veinte metros de alto, quince de ancho y cientos de metros de largo han sido repensadas para ilustrar, primero, las estaciones del vía crucis y más tarde las naves de una catedral de proporciones y austeridad inconcebibles: uno camina por un túnel en el que la luz apenas da para verse los pies cuando a un lado se abre un espacio de profundidad abisal que se intuye más que se aprecia. Hecha de la misma sal que todo lo demás, las cruces son, en su tonelaje descomunal, apenas jilgueros aquí. La sal de la tierra se abre revelando una de las galerías excavadas transversales a la que caminamos, y que semeja un sepulcro gigantesco, frío y vacío que se repite cada veinte metros. La cualidad de tumba es la misma desde la primera de las capillas, y es un caminar hacia la metáfora que linda la cruda posibilidad de lo meramente humano, pues cuanto más cerca del cielo el símbolo, más profundo en la tierra quien lo recorre. Se desemboca en naves de una catedral privada de sillares, cúpulas, ábsides, cristaleras, frescos o esculturas. En el altar mayor se celebran misas y ópera. Bastaría una mera gota de agua dulce en la pila bautismal para dejar en ella un agujero. No hay un solo sepulcro a pesar de que quienes construyeron los túneles debieron dejar no pocos muertos en el camino. El guía explica que los escasos ornamentos que no se hicieron de la sal hubieron de ser troceados fuera y ensamblados dentro, en esta semipenumbra, como la religión en las catedrales de verdad. Es una iglesia estanca, impenetrable, sin salidas cercanas, bañada en la belleza de las trampas mortales, un lugar menos para los cuerpos que para las almas. Se diría que buscando un lugar de dios les haya salido uno para la mitología, un templo para minotauros, pues fuera de éste, es un espacio que únicamente existe en las novelas. Y sólo en esta mina hay varios, superpuestos, pues cada 35 metros de altura serpentea una nueva red de galerías –cuatro en total, una de ellas activa hoy día- como si la superposición de estilos arquitectónicos que hace de no pocas catedrales cócteles de Lego tuviera, bajo tierra, la alternativa que se le niega sobre ella. A veces hay mineros en los pasillos de la catedral, venden cristales puros de penumbra como otros recetas similares.

01 septiembre 2007

donde elcafé, 2

Alfonso Garzón Chacón, que acabaría siendo padre de once hijos, temía en los días de las revueltas tras la muerte de Jorge Eliecer Gaitán, en abril de 1948, por la suerte de sus bienes, de forma que, habiendo enviado lejos a su mujer y los dos hijos que por entonces coleccionaba, llenó el carro del bebé de vajilla, ropa, libros y todo aquello que cupo. Así atravesó la ciudad que ardía, y en varios viajes puso a salvo en casa de su padre todo lo que podía servirle a un bebé en el futuro, cuando los fuegos se apagaran. Tiene un cuento Quim Monzó en el que un hombre pasea la ciudad con su hijo recién muerto, dentro de una bolsa.

26 agosto 2007

donde el café,1

Hay una guerra, ambulante y doméstica, al alcance de cualquiera que tenga un coche en Colombia, es la de los socavones contra los coches; la de los coches entre sí; la de los conductores contra sus pasajeros. El lenguaje ayuda: los badenes reciben el nombre de policías acostados, y fuerzas policiales y militares crecen en los bordes de carreteras y caminos más que señales de tráfico o semáforos.
Al contrario que en Buenos Aires o Caracas, donde no es difícil que a uno también le atropellen subidos al lenguaje, extraña aquí por la suavidad, la dulzura con que se conducen los colombianos fuera de los coches. Es arduo saber cuál de las personalidades es la que fagocitó a la otra en el ejemplo argentino y venezolano, pero se hace difícil imaginar durante mucho tiempo la convivencia de tan opuestas formas de afrontar al otro. Un signo de esperanza asoma a pesar de que la extensión de Bogotá y la ausencia de Metro haga demasiado tentador desplazarse en coche: al contrario que en esos países, en éste hay un carril bici que recorre buena parte de la ciudad, los autobuses viajan llenos, hay más taxis que nubes, y un mandato municipal limita el número de días que puede usarse el coche cada mes. No es poco, con suerte, suficiente
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04 agosto 2007

presencias

Tuve/tengo un amigo que fumaba en pipa al que perdí la pista impresa en 2000 pero al que sigo visitando onlain de cuando en vez.
Con el paso del tiempo he llegado a hacerme todo tipo de conjeturas sobre su suerte. Dos cobran fuerza:
a) le sentó muy mal el humo y se fue radicalmente -digamos de forma suave- sin dar señales (ni de humo);
b) emigró a New Zealand y no tuvo tiempo de dar señales, entretenido como debía estar con el transcurso lánguido del mar y sus ballenas azules y luego con los agrios cantos maoríes en el recibimiento previo a borrarse el nombre y toda identidad impresa conocida.
Hago señales, pero no estoy seguro de conocer bien los entresijos de la ceremonia.
El sitio de mi amigo http://www.seker.es/mundopipa/Portada.html

25 julio 2007

la infancia como pipo

En el jardín de casa de mis padres subsisten varios de los árboles entre los cuales corrí la infancia. Uno de ellos tiene, en estos días de verano, y como ha de ocurrir con la memoria, la mitad de sus ramas –flacas, desnudas- en invierno. Uno de aquellos día, de niño, uno saltó un muro que daba acceso a un huerto cercano, se llegó a un albaricoque y, en cuadrilla, arrambló los frutos aún verdes, seguramente pensando que mejor inmaduros en mis manos que comestibles mañana en las de a saber quién. Hubimos de tirarlos casi todos, quizá de esa desventura de la avaricia creció este árbol en cuya copa hay hoy tanto su aprendizaje como sus consecuencias.

16 julio 2007

troya desde el suelo

El estremecimiento del caballo apenas se sintió dentro de las murallas, y ni siquiera el estruendo de la boñiga al alcanzar el suelo. Negruzca y humeante, aún permaneció inmóvil unos minutos antes de que la rendija terminara de abrirse para que los de dentro pudieran ver también a ras de tierra.

12 julio 2007

segismundia, hoy

No era M. hombre dado a ensoñaciones más allá de su labor de posible novelista adusto –realista, decía a sus amigos- y de la pulsión poética que practicaba como un topo la claridad. La noche que despertó inquieto halló una docena de libros apilados al pie de la cama. Dado que no estaban ahí cuando se acostara, se incorporó y uno a uno los hojeó, primero incrédulo, y al poco color violeta. Ahí estaba, encuadernada, toda la obra que, en términos de puro peso, ambicionara ver publicada algún día desde que empezara a escribir, tres años antes. Obvio que no reconocía una sola línea, pues aún no las había escrito, revisó las fechas de edición, proyectándose éstas décadas hacia delante. Se sintió satisfecho de la mayoría de portadas, tocando con los dedos la parte en que su nombre impreso. Revisaba un tomo que contenía una novela de temática amorosa cuando en un instante aceleró ese paso por el paraíso y en un pestañear los hubo aferrado y suelto todos, una mueca de decepción se posó en su cara mientras los dejaba en el suelo de nuevo. Ni una obra de teatro –medio pronunció. Se embutió en las sábanas y se volvió, dándoles la espalda, a merecer más suerte por la mañana.

09 julio 2007

cementerio de Oslo

Así la vida acaba, con los días,
por rodear y trocar en jardines
los cementerios que se ocultaron fuera,
crecen los muertos alrededor de Ibsen
cual hijos de Nora y sus deseos,
y mientras el monolito sembrado a su cabeza
como clavo de mármol de apariencia
apunta su negrura hacia los cielos,
grabado en él, blanco un martillo,
clava hacia abajo los actos y el infierno.

06 julio 2007

Donde mejor muere un pájaro

Donde vivo las golondrinas vuelven a por la oscuridad. Por tercer año consecutivo ha venido un mirlo a morir a los pies del portal. No sé ahora si a la puntería se suma la puntualidad de hacerlo cada vez en fechas parecidas, tampoco si las alas, como manecillas, aparecen siempre plegadas como hoy, apuntando al pecho –que es donde apuntan todos los relojes. Sé que hace unos días nació un gato, hecho del negro de los mirlos, que anda con su madre por el jardín de un edificio de oficinas, aquí al lado. A ese jardín ha ido a parar el ave, a que le sirva de alimento. ¿Puede imaginarse –antropofagia del ancestro- que un pájaro reencarne en gato? ¿qué insiste en trasmitir el mirlo? ¿por qué el pájaro en mano resulta empíricamente una idea inerte, que sólo vuela ya hacia abajo? ¿es todo esto una ofrenda, y a quién?

05 julio 2007

Siga a ese voto

De un artículo de Sami Nair, en El País 4.6: Francia envejece e, independientemente de su origen social, el voto de los jubilados, cada vez más numerosos, tiende a ser conservador. (…) por otro lado, esta situación no deja de ser contradictoria, puesto que ese voto conservador corresponde a unas poblaciones que disfrutan masivamente de los beneficios de las pensiones del estado de bienestar social, y no en vano, condenadas por todos los programas liberales y conservadores. Desde este punto de vista, el futuro viene cargado de comportamientos políticos irracionales e incoherentes. Segolene Royal ha obtenido su mejor resultado entre los jóvenes y los activos: el 53% entre los menores de 30 años y el 52% de los activos entre 30 y 50 años. Sin embargo cae hasta el 40% entre los mayores de 50 años. También ha obtenido un buen resultado entre las mujeres menores de 25 años, mientras Sarkozy seduce a las de 65 años o más. Más del 53% de los obreros han votado por ella. En cambio es minoritaria entre los asalariados del sector privado, los empleados administrativos, las profesiones intermedias, y entre los inactivos. (…) la izquierda ha perdido buena parte de su electorado tradicional porque no lo ha seguido territorialmente; las clases populares han abandonado el centro de las ciudades y los suburbios para instalarse en zonas periurbanas o rurales. En ellas, la población crece un 3,5% al año, contra un 0,4% de los centros urbanos. Resultado: Royal obtiene buenos resultados en los centros urbanos habitados por los bobos (diminutivo para definir a las clases medias burguesas y bohemias de las ciudades, es decir, tolerantes, de izquierdas, pero insensibles a los problemas del mundo obrero). Pero en las zonas periurbanas y semirurrales, en las que se han instalado los obreros y los cuadros inferiores, es Sarkozy quien gana.

Y sin embargo este texto de Margarita Riviere, en El País 20.6: ¿Quién no conoce a esa familia en que los padres, que rondan los cincuenta años, ayudan a sus hijos a emanciparse o dándoles cobijo, al tiempo que también se ocupan de los abuelos y de sus achaques? ¿alguien no conoce a treintañeros que no hay manera de se estabilicen laboralmente o se libren de la consabida hipoteca?(…) Las familias de las clases medias españolas han sido y son todavía un estado de bienestar por sí mismas; lo cual significa que se ocupan privadamente de lo que, a menudo, se publicita como tarea, pública, de nuestro novato Estado del bienestar. Estamos, pues, ante una privatización oculta del bienestar que ha recaído, de buena gana hasta ahora, en unas clases medias acostumbradas a un horizonte de prosperidad convencional, uno que se diluye en el nuevo marco económico, político y social global.

Mismo diario, 16.6 Enrique Gil Calvo escribe que desde que Sombart lo planteó hace un siglo, la ciencia social se ha venido preguntando “¿por qué no hay socialismo en los estados unidos?”. Y la respuesta reside en la persistente combinación de unas tasas muy elevadas de inmigración y movilidad social, pues todos los estratos sociales, impulsados por los inmigrantes que presionan desde abajo, experimentan movilidad ascendente desclasándose hacia arriba sin tiempo de adquirir conciencia ni solidaridad de clase.

23 junio 2007

Sucio

Pues ya se fue lamela de la Consejería para el Desmantelamiento de la Sanidad Pública y ya tenemos decisión judicial sobre el caso del hospital Severo Ochoa de Leganés: sobreseído por falta de pruebas. Ya pasaron las elecciones, ya votó la gente, ya está hecho el daño, ya se puede publicar la sentencia.
Si todo el dinero que gastó lamela en autopromocionarse en las publicaciones de la consejería (una fotografía suya en el 75% de las páginas de cada número) se hubiera dedicado a otras partidas presupuestarias relacionadas con sanidad...
Porque, una cosa es que fallen las predicciones, cambien los métodos o adopte otras formas, pero la lucha de clases sigue existiendo. Aunque pretendamos reducirlo todo a opinión, la realidad no resiste un segundo análisis.
Lo que pasa es que ahora, en vez de religión (o además de) tenemos televisión. Se ríen de nosotros y luego les votamos.
Dije SUCIO.

Salem

Si, separados apenas por un par de tabiques, han coincidido por unas semanas dos textos que vienen o van de la purga de la ortodoxia comunista a su siempre rastreable precedente, un tercero se suma ahora, en la ópera de Brecht y Weill, a la triada de obras escritas a golpe de hoz y martillazos que el Español acaba de enlazar. Si Louis Aragón escribió en 1972 la carta de despedida que sirve de inspiración al estupendo Vals del adiós que se ha visto en la despedida del gran Fernando Guillén, Henry Miller escribió –por cierto a partir de una danza no menos privada- Las brujas de Salem en 1950, estos días en la versión, también dirigida por él, de Alberto González Vergel. Se lee estos días que, en su escritura a partir de un hecho real sucedido en 1692, Miller privilegió la prisa por denunciar la caza de brujas desatada en su país por el inquisidor Mac Carthy, y cierto o no, la premura recorre la acción de sus jueces y sus víctimas: unos, los más, por ver aplazada o esquivada la condena que les acusa sin pruebas; otros, los menos, por castigar cuanto antes lo que no existe sino en las cabezas de los acusadores; y en medio de ambas, la más reconocible de las causas: los más puros y simples despecho y venganza como hilo mayoritario de la soga. En un mismo plano de relevancia –conexión con la actualidad incluida- que la intolerancia y el poder de la superstición, esta es una obra sobre el poder de invención que más fuerza adquiere cuanto más ignorante y maniatado el entorno en que sucede. El miedo a ser castigada hace que la acusada señale, invente, otros culpables. Si lo falso de la acusación primera –brujería- es real –ha de pensar- entonces, lo que se invente a partir de eso fácilmente ha de ser visto con igual credulidad. La invención íntima –que oculta no poca crítica social- está en el origen de las pruebas que inician el proceso: el testimonio de la fámula negra que, sumisa y oprimida, dice haber escuchado del diablo la promesa de trajes bonitos, premio que promete en superstición, en creencia privada –con lo tribal como cebo en el personaje- lo que el sistema le negará con sus normas, y cuya necesidad será todo lo que los representantes de la sociedad requieren para alumbrar el más crédulo oído a lo que viene del ser más atemorizado, ignorante y tratado como inferior. Invención paranoide hay en la lectura de los libros en que el inquisidor reverendo Hale declarará contener, explicada, reducida, la idea de lo demoníaco y la ley que se deriva de ella. Y donde está ya el ascua para quemar otros libros y los lectores que hagan falta, con la misma fe con que a mediados del XVI pintara Berruguete los libros que habrían de salir volando del fuego para demostrar su virtud. La religión que describe Miller –y religión era lo que Mac carthy esgrimía- es, inventado el infierno a partir de quienes no lo representan, la bruja real. La noción fantasmal y afiebrada de fiscal, de tribunal, de testigo, de la idea de pruebas. Todo es aquí pura invención, superchería recién hecha al servicio de supercherías intocables, en las que denunciar con la debida convicción es más relevante que aportar pruebas. Existe una conjura –dice el jefe del tribunal para afirmar, como sucede fuera de los teatros, que la razón, más que ocuparse de lo demostrable, está para sostener lo imposible: el que nunca hay pruebas suficientes que nieguen lo que sólo existe en la cabeza.

22 junio 2007

all Wright

Rufus Wainwright lleva una hora larga cantando y tras la primera salida ha regresado enfundado en un albornoz blanco, en un momento dado se sienta y de una caja extrae unos pendientes plateados que se pone, entonces se pinta los labios, se calza unos tacones y retrocede hasta el centro oscurecido del escenario, al tiempo uno de los hombres vestidos de traje negro que ha aparecido se ha ubicado entre él y el público de forma que no veamos qué está haciendo, hasta siete hombres vestidos como el primero surgen y se apiñan, agachados, en torno al Rufus oculto. Un instante de expectación absoluta –Wainwright ha empezado el concierto hablando de su nuevo video en el que aparece en albornoz y cómo al final descubre su ropa interior- pero la sorpresa no es lo que se ha quitado sino lo que se ha puesto: cuando la música –grabada- asoma y las luces le muestran, es la escena grabada en la retina de Marilyn Monroe rodeada de hombres de smoking la que vemos, Wainwright es ahora una figura de negro ceñido, medias y un sombrero ladeado, se mueve con una femineidad que obviamente no necesita ensayar, canta uno de esos espléndidos temas de hace medio siglo que parecería haber escrito, como todos, Cole Porter. Los hombres de negro componen una coreografía destartalada pero divertidísima cuyo gozo radica, en no poca parte, en reconocerlos miembros de la banda. La voz de Wainwright es un prodigio que sostiene sin necesidad de gran apoyo cualquier cosa que cante, y en eso caben con una naturalidad irreal los géneros, las épocas e incluso un talento incalibrable al que se le queda pequeña la música entre la que se gana la vida como cantante. No pocas de sus canciones suenan a Lieder, canta en francés si lo desea –como su hermana- o abre un disco con un tema sacro cuya letra es en latín. Pero resulta que el superdotado está justo delante, vestido de mujer, contoneando su figura y su magnífica voz grave como antes el piano, mientras le sabemos componiendo desde hace tiempo una ópera –léanlo dos veces- por encargo de The Metropolitan Opera House. Apenas entrado en la treintena, este personaje se le antoja a uno tan irrepetible como alguien que hubiera nacido con seis manos, que escribieran, por demás, a la vez como Brecht lo hacía sobre siete mesas. El catálogo de sus dones crecerá en septiembre, cuando saldrá a la venta el dvd/cd que recoge su concierto en Londres de hace unos meses, mimético del que ofreciera Judy Garland en 1961.

16 junio 2007

of et lia, 1

En uno de los cuentos de Andersen una niña gasta sus cerillas en alumbrar deseos de un mejor clima, uno que le permita vivir más de lo que representa la luz y el calor de cada pequeña hebra de madera. Extintas éstas, se apaga aquella. Como cerillas gigantes encendidas de verde, una hilera de colosos escolta el camino que atraviesa uno de los parques que pueblan Copenhague y que desemboca en una estatua del gigante danés. Y en medio de este clima de otoño moribundo uno mira al cielo en el que el azul de noche no se va, sólo se aplaca -y por un rato- y piensa en lo que la gente querría, todos esos deseos apuntando hacia arriba como linternas infinitas, transportando al cielo todo el calor de que eres capaz en mitad del frío. Quizá poniéndolo a salvo.

14 junio 2007

no hablemos del pasado

Algo más de 4 años desde la invasión de Irak han pasado ya y seguimos sin democracia, sin reconstrucción, sin armas de destrucción masiva.
Pero no hablemos del pasado, hablemos de los miles de personas sin esperanza refugiadas en Jordania, en Siria, en Egipto,..., hablemos de los muertos que se acumulan día a día, hablemos de un mapa étnico que se desdibuja, hablemos del petróleo que sigue manando, hablemos de la falta de escrúpulos de los invasores, hablemos de la capacidad de olvidar de los europeos, hablemos de una insurgencia que no sabe quién le paga, hablemos de los ayatolás frotándose las manos, hablemos de un país sin administración, sin policía, sin ejército, hablemos del paraíso de los anarquistas neocons...

Voces de Irak, Fundación Diario Madrid, Larra 14, Madrid, 7 al 22 de junio

08 junio 2007

no presentados

A falta de un número decente de razones, es previsible ver fundar en uno suficientemente holgado de seguidores lo que uno defienda, y así se lee en el comunicado de eta que “han sido miles de votos a favor del cambio político y social”. Proscritas la mayoría de candidaturas del partido-placebo que presentaba su brazo político, los miles de votos son menos de 16.502 en todo el país vasco –cifra que compila el quinto partido en la región por número de votos: eusko alkartasuna. Presumiéndoles un voto menos que éstos, sus posibles 16.501 darían para permitirles hablar en nombre del 4.3% del pueblo cuya voz asumen. Lleva tres minutos hacer los cálculos –en ese tiempo el pp, por ejemplo, es capaz de diseñar y pasar cientos de facturas al respecto- y cabe pensar que quien tiene tiempo para escribir algo más de 520 palabras defendiendo la suma de sus motivos, ha de tener 180 segundos para restar al 100% de la población ese 4.3% desde el que hablan. Sopesado el que nada obliga a sus miembros a saber sumar, extraña su descripción del pnv como un partido “cuyas ansias de dinero son insaciables”. Quizá porque sin reglas matemáticas, un 4.3% es mucho antes de ser suficiente, antes incluso de ser algo, cabe pensar que quien escribe sus comunicados lea sólo el 4.3% de las páginas de los periódicos, e idéntica proporción de las páginas de un libro de historia. De forma más precisa, no ha de descartarse que sus miembros lean el 4.3% de las letras de un renglón o, por lo mismo, entiendan el 4.3% de las razones con que se les intenta convencer. Eso explicaría la sensación bien afirmada de que no se trata con terroristas sino con analfabetos, a los que hubiera ido mejor si en vez de pasar las horas de clase mirando por la ventana los cuervos que luego habrían de anidar en sus cabezas, hubieran mirado a la pizarra y a los libros. Ya está escrito aquí que hace no mucho la Universidad de Salamanca retiró a franco cierto doctorado que aquel comprara en su día, y no por dictador u otras razones cercanas de la ética –que se podría-, sino por carecer de la cualificación necesaria, por dársele mejor mirar por las ventanas que atender. Dar público nombre de meros tontos a quienes aspiran a gobernar un barrio no aplacaría un ápice su enfado, pero quizá haría menos crispada la observación de esas tan generosamente llamadas negociaciones, al poder renombrarlas con un más ecuánime proceso de escolarización. Colegio perpetuo, o cuarenta años y un día de clase son cláusulas de ese internado que suenan, por lo demás, más prácticas, más aprovechadas teniendo en cuenta que en la lucha por el acercamiento de los presos, los colegios podrían albergar además a quienes, desde fuera, más ansían una ventana a la libertad cuanto más señala el maestro a la pizarra. Mientras los más recalcitrantes se inician en el vocabulario, uno sugeriría a los adelantados otegui y pernach empezar copiando mil veces por ¿cabeza? una frase sencilla: la definición de democracia, por ejemplo. Esto tiene la ventaja de que, gustándoles tan poco aprender cosas, pueden, cuando se les termine la pizarra, salir por la ventana y seguir escribiéndolo en farolas, papeleras, asfalto, muros, frentes ideológicamente cercanas. Pedagógicamente sólo se antoja más recomendable obligarles a leer un millón de veces el reciente comunicado de sus socios, o bien, en su caso, hasta que hallen dos frases seguidas que a ojos de un ser normal tengan sentido. Lo que les lleve menos tiempo.

05 junio 2007

El hombre que fue todos los días

El hotel Vernon, en el que los Doce Pescadores Verdaderos celebraban sus cenas anuales, era de esas instituciones sólo concebibles en una sociedad oligárquica prácticamente loca (…). Se trataba de algo descabellado, una empresa comercial exclusiva. O sea, no se pagaba por atraer a la gente, sino por espantarla. En el seno de una plutocracia los comerciantes tienen la astucia de ser más remilgados que sus clientes. Y se empeñan en crear dificultades para que su clientela rica y hastiada invierta dinero y diplomacia en superarlas. El dueño del hotel (…) había ganado una fortuna a base de dificultar el acceso al establecimiento. –escribió Chesterton al principio de su relato Los pasos extraños. Atraer a base de espantar es una técnica rentable si los espantados no se vuelven en tu contra más de lo que quienes cruzan el umbral de tu tolerancia permite amasar. Servirlo de primero en un restaurante entraña menos riesgo que hacerlo si has sido presidente de un gobierno, pero como avanza el relato tal es sólo cuestión de rentabilidad. En África hay países en los que es rentable una guerra civil, y no pocos presidentes de Estados Unidos llevaron y aún llevan esa promesa garabateada en el reverso de su programa. Si tienes verdadero talento quizá puedes incluso profetizar una guerra civil en tu país y luego transformar la paradoja en metáfora delante de los mismos que te escucharan lo primero. ¿Cómo se cuantifica el beneficio de poner en marcha una paradoja de amplio calado? Como su propia definición sugiere, la operación está sujeta a lo que se obtiene al contradecir la lógica más extendida. Esto es en sí una paradoja previa: como si cuantos más opinaran una cosa, más éxito espere al que insista en revelar justo lo opuesto. Es dudoso que espantando a tantos la caja registradora registre al final del día cifras suficientes. Con lo que se advierte la posible paradoja final: que no importe tanto lo que se gana o pierde contradiciendo la realidad, cuanto que la dimensión de lo subvertido alcance para garantizar al visionario una vida dedicada a ello. Que te paguen por clamar paradojas tiene mérito, que lo hagan por convertirte en una es heroico.

03 junio 2007

Derríteme otra vez

Uno llega a un glaciar, de él toma una piedra que pasara miles de años bajo el hielo hasta poder ser tocada por el sol, no hace mucho. La piedra va al bolsillo y ésta a la maleta, que atraviesa el atlántico. La piedra es un regalo que uno hace para contar de la paciencia de las cosas, como lección a aprender por quienes viven rodeados de ellas. La piedra duerme ahora al pie de una lámpara sita en una mesilla de noche. La metáfora no es peor porque el objeto que la representa pase de querer el sol a tener uno de 20 watios justos. Pero su significado exige no tener en cuenta lo decepciónante de su destino. Vuelto a lo vivo, ¿qué ocurre con la paciencia que otorga una recompensa que en lugar de disipar la oscuridad la engaña apenas? ¿a partir de cuánta luz de menos puede considerarse engaño? ¿cuánta paciencia te convierte en piedra antes de que la luz decida lo que te corresponde?

30 mayo 2007

un repaso a la Historia

recibido por correo:

Todos sabemos quien era GOEBBELS, el mago de la propaganda nazi, el artífice del liderazgo de Hitler.
No todos saben que Hitler llegó al poder por las urnas, orquestando una campaña de desestabilización del gobierno democrático alemán de entonces, soliviantando a las masas, recurriendo para ello a los elementos emocionales más irracionales del sentimiento nacionalista, la entronización del miedo, la conversión en verdades y en prioritarios unos falsos conflictos sociales, calificando de traidores a la patria alemana a sus gobernantes, etc.
En el presente, la estrategia del PP es asombrosamente similar a la que fue elaborada por Goebbels en los años 30. ¿Que no puede ser?
Consultemos el manual de Goebbels (y veamos a qué nos recuerda):

(http://es.wikipedia.org/wiki/Joseph_Goebbels )

1. Principio de simplificación del enemigo único.
Adoptar una única idea, un único símbolo.
Individualizar al adversario en un único enemigo.
(en el caso actual: ZP)
2. Principio del método de contagio.
Reunir diversos adversarios en una sola categoría o individuo. Los adversarios han de constituirse en suma individualizada.
(ETA + ZP + ERC + Catalanes)
3. Principio de la transposición.
Cargar sobre el adversario los propios errores o defectos, respondiendo el ataque con el ataque. “Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan".
(cesiones continuadas a ETA durante 8 años, el juicio del 11M)
4. Principio de la exageración y desfiguración.
Convertir cualquier anécdota, por pequeña que sea, en amenaza grave.
(sin palabras: de Juana Chaos..., el humo en el barco de fertilizantes en Galicia)
5. Principio de la vulgarización.
"Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida.
Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar. La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar".
(las palabras como traición, familia, libertad, España se rompe....)
6. Principio de orquestación.
"La propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente, presentarlas una y otra vez desde diferentes perspectivas, pero siempre convergiendo sobre el mismo concepto. Sin fisuras ni dudas".
De aquí viene también la famosa frase:"Si una mentira se repite suficientemente, acaba por convertirse en verdad".
(Acebes +Zaplana + Jiménez los Santos + El Mundo)
7. Principio de renovación.
Hay que emitir constantemente informaciones y argumentos nuevos a un ritmo tal que, cuando el adversario responda, el público está ya interesado en otra cosa.
Las respuestas del adversario nunca han de poder contrarrestar el nivel creciente de acusaciones.
(el cambio de las "conspiraciones" respecto el del 11M durante tres años, entre otras, sin contar con la "destrucción de la familia", etc. etc.)
8. Principio de la verosimilitud.
Construir argumentos a partir de fuentes diversas, a través de los llamados globos sondas o de informaciones fragmentarias.
(utilizando los medios de comunicación afines y a todos sus militantes con cargo emitiendo desinformación)
9. Principio de la silenciación.
Acallar las cuestiones sobre las que no se tienen argumentos y disimular las noticias que favorecen el adversario, también contraprogramando con la ayuda de medios de comunicación afines.
(España está en el mejor de sus momentos económicos, la legislación social es una de las más avanzadas de Europa, y MUY IMPORTANTE: convocar a una rebelión con la excusa de Juana en vísperas del 11M)
10. Principio de la transfusión.
Por regla general, la propaganda opera siempre a partir de un sustrato preexistente, ya sea una mitología nacional o un complejo de odios y prejuicios tradicionales. Se trata de difundir argumentos que puedan arraigar en actitudes primitivas.
(España se rompe…, la familia tradicional se rompe....)
11. Principio de la unanimidad.
Llegar a convencer a mucha gente que piensa "como todo el mundo",
creando una falsa impresión de unanimidad.
(decir siempre que lo que ellos dicen es lo que piensan los españoles)

*Fuente documental: "Nazis: lo oculto de la conspiración", DVD en Discovery Channel.

Coméntalo. Pásalo.

caminante, no hay vestuario

Se intuye –probablemente se tiene la certeza- que quienes abren su pecho hoy para mostrar la herida mortal que amenaza desangrar españa si pronto no lo impiden, dejarían en la puerta sus llamadas al Apocalipsis un minuto después de sentir en la mano la llave que la abre. ¿O hay alguien que crea que, llegados al gobierno, éste sería declarado uno de salvación nacional, como hoy pregonan? No, no es, ni por asomo, lo que puede temerse desde las posiciones de enfrente al encarar tal posibilidad, que es la de que realmente sus principales sean lo que aparentan, pues ni siquiera el más dotado de entre sus visibles para simular profundas fallas en su inteligencia fue, durante sus años de gobierno, la figura que hoy asoma a los medios –a no ser aquello espejismo que hoy lo esporádico revele a la luz buena. Asumida, garantizada la más o menos estabilidad –siempre es más o menos- gane el que gane, nada inquieta como las formas con que se acaba mereciendo aquello, lo que del fin dicen los medios empleados. Justo antes de esa meta, apenas previa unos centímetros, esa otra normalidad que ha de suceder, antes o después, espera en unos vestuarios, allí sitos. Y en ambos casos el traje que uno deja vale al otro. Se sabe y si nadie lo dice es porque el cascabel que se le habría de poner al gato -en caso de decir que para qué tanto escándalo si nada cambia a la postre de unos a otros- es el de la serpiente que el otro bando esgrimiría acto seguido. Su cola es, por otro lado, por los dos lados, una que permite el mordisco justo, de puro exiguo el margen que la economía global -anudadas alianzas políticas y comerciales con servidumbres locales- permite apenas maniobrar el timón unos milímetros respecto al rumbo previo, y más en países inmersos en una senda continuada de prosperidad, y donde el bipartidismo carece, en un lugar de ovejas, por demás, de lobo al que temer. Uno puede jurar que el paisaje que ve a través de sus ojos es distinto del que ve el que lo observa un metro más allá, y esa convicción es todo lo que se requiere para jurar existe a la salida de ese vestuario un mundo distinto al que se hallaba ahí al entrar. Uno sólo ha espiado una vez el interior de un vestuario, fue hace muchos años, y a través de ciertas raspaduras en el cristal que nos separaba del vestuario femenino, uno veía fugazmente desnudas a quienes eran unas al entrar, vestidas de una forma, y otras al salir. En medio eran lo que debían ser, lo que uno sabía entonces, y sólo entonces, que eran. Quizá porque sólo entonces, en la bruma del vapor que desnuda incluso la desnudez, eran iguales, exactamente iguales.

27 mayo 2007

hoy

Hoy, en la portada de abc: “1. Rajoy pide al gobierno que dé la cara en las zonas anegadas. Zapatero sigue sin aparecer y la ministra Espinosa sigue sin aparecer. 2. El psoe se desmarca del candidato de Zapatero para Madrid. 3. Chaves insinúa que Moncloa puede adelantar al otoño las elecciones generales”. Traducción: lo que viene a decir el punto 1 es que el líder de la oposición denuncia que las inundaciones son culpa del gobierno, que, al igual que la responsabilidad de la oposición es aparecer en botas e impermeable dentro de una casa afectada, la de un gestor público es quizá buscar el traje adecuado para hacer lo propio dentro de cada nube. El punto 2 cuenta que si bien el programa del candidato del psoe -Miguel Sebastián- puede valer las mil palabras acostumbradas, la imagen que enseñó a cámara en un debate reciente no está contemplada en el citado programa. El punto 3 es el más sencillo de entender: entre tormentas externas y nubarrones internos, el gobierno apenas aguanta ya.
Obvio que, señalado en negrita lo más importante del discurso íntegro y respectivo de Rajoy, José Blanco y Chaves respectivamente, ninguno de los conceptos señalados aparecería como el más relevante, el más cargado de contenido –esto es: de darse contenido alguno en que no brille la venta a toda costa de la oferta del día marcada por el responsable de la tienda. Quizá en esa duda, es porque la línea editorial de un periódico, en un alarde de generosidad, elige por cada uno de ellos lo que más conviene escuchen los clientes. Y así, poco a poco, los clientes –por pura casualidad, eso sí- acaban diciendo de carrerilla, y sin pensar, lo que las portadas animan. Puede parecer que los comerciales de las marcas-partidos hacen lo mismo. Y si en este país no leyera ni dios casi se diría posible. Por qué no se presentarán los periódicos si es lo que se vota.

24 mayo 2007

salvese el que pudo

Hace dos días publicó El País un artículo de Savater acerca de las concesiones del gobierno a eta y sus facciones políticas. Literalmente: "En una de las viñetas del genial Fontanarrosa, el gaucho don Inodoro Pereyra se enfrenta a los indios que llegan en destructivo malón. "¿qué pretendéis?", les pregunta y el jefe responde: "vamos a arrasar vuestros campos, quemar vuestra casas y violar a vuestras mujeres". "Pero... ¡eso es una barbaridad!", comenta don Inodoro y el otro responde: ¡Ah, no lo sé, yo soy indio, no sociólogo."
Vasco Savater que habita en Madrid, a salvo de jaurías, o quizá sólo más lejos, se queja del riesgo de las cabelleras de tantos en manos de ese constructo socio-pato-putrelógico que tenemos por nacionalismo aquí. Y coincide en los medios con ese estilo tan El Cid, con que anda Aznar alertando del trayecto que lleva a la guerra civil si el gobierno cede más, si sigue dejándose tomar el mismo pelo que Savater teme le sea arrancado el día menos pensado. Y si éste habla del uso individual de la libertad –uno para el que el uso político del término no tiene, y quizá ni quiere, responsabilidad ni contabilidad clara- el expresidente vende -subasta, como corresponde a su gremio- la amenaza de partición de españa, que es, como todos saben, la misma con que jugó su gobierno, cualquier gobierno, cuando cedió, a cambio de apoyo parlamentario, prerrogativas a los nacionalismos patrios.
Es claro que la guerra civil real, en activo, es la que padece, entre otros, Savater, compuesta de miles de exilios personales, de otros tantos guardaespaldas, de tantos idiotas en pie de guerras perdidas. Volviendo al gran Fontanarrosa, aquí tenemos, si bien en una acepción meramente literal, varios don Inodoros. Por falaz, retrógrado y soberbio, aznar es uno de ellos. No menos que quienes, en lo vasco, terminan con hacha sus frases. Y es una tragedia, una muerte más –se mata las ideas y nadie las cuenta como víctimas- que, pudiendo definir la guerra con que amenaza como una hecha de nombres y apellidos, huidos de este y todos los gobiernos en la democracia, el visionario escoja de Savater sólo la s, y con ella la reducción de esa sangría a una sigla: psoe -ni siquiera gobierno, como en las portadas de abc. Poco realista esperar algo mejor, sonaría al menos algo más justo –más claro en la visión de sus razones- si de ese magín en que se distorsionan herencias e inventan culpables organizados, saliera a.z.n.a.r como él pronuncia p.s.o.e.
Se acuerda uno de la contaminación –prieta, a prueba de cuchillos- de Buenos Aires hasta que afronta cada día lo que emanan los periódicos aquí.

22 mayo 2007

La garrota de Ipanema

Contaba el padre de uno cómo, delante del cura del día, en su despacho, cuando la comunión, y a la pregunta de cuántos dioses hay, uno dio en contestar dos. Que es la respuesta más cuerda –y aún escasa- uno lo sabe hoy, aunque entonces la herejía fuera producto de la sospecha inocente de que si eso preguntaba habría de ser por algo. Si uno pudiera haber elegido la pregunta, hubiera pronunciado esta: ¿Cómo puede un hombre que no sabe lo que es amar a una mujer saber cuántos dioses hay? Uno no podía sospechar entonces que lo que uno sabe, o llegará a saber, no necesariamente nos llega por sedimentación, por saberes que se acumulan unos sobre otros, los más hondos a hombros de los más fugaces, paradójicos, cambiantes. Si yo fuera dios supongo que esperaría a manifestarme en alguien que supiera de la vida cosas previas, instrucciones necesarias para el manejo sensato de las que afectan al resto. Como si adoctrinar fuera sólo la ignorancia del índice de aquello cuyas piezas no hay, a partir de eso, forma alguna de ensamblar como dios manda. Esta mañana caminaba uno a escasos metros de aquel despacho en que dios pasara de trino a binario, cuando uno escuchó la palabra “garrota” a sus espaldas, me giré y ahí estaba aquel párroco. Caminaba apoyado, como yo, en esa idea estricta, tallada en madera mala, de lo que no sabemos y por lo que siempre hay alguien dispuesto a preguntarnos.

20 mayo 2007

xuper light

En un escaparate, un soporte publicitario muestra a cierta cantante oronda, triunfo primero de la nada televisiva, anunciando una línea de baldosas nombradas XL. La citada aparece emboscando sus formas, medio de perfil, medio no oronda. Qué quiere de ella la marca que la paga, qué no fue hablado en la reunión primera.

19 mayo 2007

constancia

La constancia.

La tiene el corazón y sin ella no somos.
En qué momento quisimos que latiera
con igual fidelidad y sensatez
trasplantado del pecho a la metáfora.

Nos acordamos

Abrió Ana Vallés la temporada pasada de La Abadía y la cierra estos días con un remedo de aquella Historia Natural, hoy Me acordaré de todos vosotros, que, como aquella, es una coctelera de memorias y géneros que van y vienen, recorriendo al hacerlo formas teatrales y otras que no lo son, nutridos por textos de Gil de Biedma, Shakespeare, o Handke entre otros. Hay danza, teatro musical, monólogos metateatrales, evocaciones cinematográficas, metáfora del teatro de títeres, e incluso un maravillado, mágico desplazamiento del punto de vista del espectador logrado con el mero movimiento de una mesa y las luces adecuadas, que asombra una propuesta abierta, luminosa de varias luces, vengan de dónde vengan, como las vidrieras del teatro –abiertas por primera vez, que uno sepa- o el discurso personal del gran Rafael Rojas, recién vuelto de Ibsen, retrocediendo entre el público para recordar a su abuela, cuando los hijos de aquella se llegaron al hospicio que fue el teatro hace décadas, y ahí está él, subido al escenario setenta años después. Barnizado de alegría, de humor, de una vitalidad tan propia y tan de ninguna situación o personaje, que uno se halla sonriendo incluso cuando no es lo que tocaría en ese instante, traza Vallés una suerte de fiestas teatrales que recompensan el esfuerzo en el escenario, por segunda obra consecutiva, con una comilona de la que participan los actores, como, si con suerte, anunciara la digestión previa a una nueva celebración, en unos meses.

18 mayo 2007

hombre, por dios

Apenas unas páginas separan, en El País 13.5, dos de los pasillos posibles que llevan de dios al hombre y viceversa: se lee de la adaptación de La Illiada por parte de Alessandro Baricco, quien, para poder leerla, en tres noches, durante catorce horas hubo de acelerarla: “una historia bellísima que tiene también su paso lento, que nos impide reconocer cosas que en Grecia eran importantísimas, pero que para nosotros no lo son y entorpecen el paso”. Conecta Baricco en la entrevista con la pervivencia de los dioses hoy: “parece que la imagen de dios responde a una nostalgia de algunos por una figura distante, severa, lejana. Muchos tienen necesidad de eso, y la Iglesia apuesta por ello”. Dios como relato –no sólo una visión laica de los Evangelios lo sugiere- realiza así un recorrido circular que viaja continuamente, se lentifica más si cabe, desde tiempos donde su lectura es imposible tal la obligan, a las formas –literales, antiguas, momificadas en sus metáforas- que en tiempos anteriores al cristianismo produjo a Homero, atravesado, recreado hoy por Baricco –guste o no- para poder llegar así a miles de personas que de ninguna otra forma sabrían de la epopeya troyana.
Mezcla también de los pies de un recorrido con la cabeza de otro, la segunda visión es la de un artículo acerca de la búsqueda de dios en nuestro adn. De Dean Hammer, genetista: “La espiritualidad es una de nuestras herencias básicas. Es de hecho, por predisposición genética, un instinto”. Que sea un don animal ya es, desde lo alto de la cruz en que Darwin observa, suficientemente irónico, y Andrew Newberg añade dos clavos: “El cerebro nos da dos funciones básicas: automantenimiento y autotrascendencia. Nos ayuda a adaptarnos y cambiar a lo largo de la vida. Justo las funciones básicas que también proporcionan la religión y la espiritualidad”. Hammer de nuevo: “Los genes de dios mejoran nuestra capacidad de supervivencia, prolongan la vida, añaden sentido del optimismo”. Newberg: “Somos esencialmente una máquina creyente porque no tenemos otra opción”. Describe el artículo cómo el gen tal -VMAT2- controla el uso de un grupo de neurotransmisores, entre ellos la dopamina y la serotonina, dos moléculas asociadas al placer y la felicidad y también con sus reversos: la adicción y la depresión.
O el viaje áspero, de nuevo, desde Homero a la letra incomprensible de la Iglesia.

14 mayo 2007

con longaniza en re

De estos perros con nombre de ópera no hay uno que valga un kopec –masculló, dejando a Carmen a un lado. Sus fuerzas son demasiado débiles para soportar títulos tan pesados. Por el contrario, ¿se ha visto alguna vez funcionar mal a un perro bautizado de manera razonable? –de El silencio blanco, de Jack London.

13 mayo 2007

Antes de la herida, delante de los ojos

Acerca del anuncio de que fumar penalizará la clasificación moral de las películas estrenadas en Estados Unidos, se lee hoy en El País que según diversos estudios, ver fumar en la pantalla triplica el riesgo de los adolescentes de probar el tabaco. Sabemos así, sin necesidad de esperar una semana, que Javier Marías publicará en El País del domingo 20 de mayo algo parecido a que el derecho a correr detrás de un cáncer es uno sacrosanto e individual. Tanto como pueda serlo, por ejemplo, sentarse a oscuras en una sala y pretender que nadie más ve la misma película que uno, aunque esté sentado entre cientos de pruebas de lo contrario. Tiene razón, por supuesto, aunque eso no tenga nada que ver con lo que se juzga y trata de prevenir aquí: que en la sala, expuestos al mismo instinto suicida que él, hay quizá niños y adolescentes a los que la más elemental norma de salud pública ha de tratar de proteger. Ha de ser difícil tratar con un drogadicto del efecto que sus actos tienen en quien quizá los observa con ojos dispuestos a mimetizar lo observado a la mínima que se le permita, y eso explica que las entromisiones en el derecho de uno a permanecer ajeno a contaminaciones de todo orden –tema que, por cierto, nutre no poca obra de Marías- permita, a sus ojos, la bula de pasear –apestar es un termino más real si imitamos su indignación en otras áreas invasoras de la privacidad- el derecho a propagar el tabaquismo como una opción tan saludable como la que más. Es sólo cine –por dios- ha de clamar el arrinconado, para el que esa libertad individual es una forma de arte a la que bastara para legitimar el darse a oscuras, dentro, donde nadie más puede entenderla. Por eso cuando Marías escribe acerca del derecho a fumar está hablando de arte, del derecho a exhibir un argumento que es sólo el de la película de nicotina que acumula capas, dentro de él, como quien críticas buenas. Y si es arte ¿por qué pretender, pues, normativas, teorías, estudios, análisis que lo juzguen? ¿por qué, incluso, una ética, una separación de lo que, por mucho que guste a uno, es socialmente un tumor, algo a evitar, a eliminar? Es tan sencillo como entender que la norma aprobada en Estados Unidos no habla de él, no se dirige al desahuciado -y hace bien- sino a prevenir el contagio en quien no tiene la culpa de que gente como el primero venda como hábito normal lo que es una forma de podredumbre a cualquier nivel que se lo juzgue. La ironía –el único subtítulo gracioso en esto- es que, en alguien que gasta no poco tiempo en fustigar lo que las iglesias hacen del mundo, en realidad a lo que se refiere Marías es a que la libertad individual es, enfrentada a lo que el mundo diga, una probeta blindada, un altar -diríamos. En ello su idea del sacrificio ajeno, también sacada de una película de terror.

10 mayo 2007

aviso a la poblacion

Escribe José Carlos Plaza acerca de Splendid´s, de Jean Genet –estos días, en el Valle Inclán-, que la fuerza de sus personajes es una oscura, secreta, oculta, a veces inescrutable, unida a un vómito de ideas sin dramaturgia aparente. Sustitúyase “fuerza” por “sustancia” y el resto de la frase adquiere toda esa oscuridad, el secretismo que es su ausencia, lo oculto en tanto que inexistente, el vómito de ¿ideas? sin dramaturgia aparente –esto literalmente. Quiere hablar Plaza de transgresión cuando sólo hay por medio ausencia, vacío. Es una nadería la obra, una apariencia de mera escritura automática cuyo resultado es poco más que el automatismo de las pistolas que pueblan la obra. Cuenta Plaza que el propio Genet renunció a tiempo a la obra, a su edición y representación. Y que sólo por pura mala suerte Sartre lo desenterró más tarde.
Es increíble ser la presa –dice uno de los protagonistas. Y es eso: la obra cazándonos a todos, no tanto sin saber cómo huir, sino por qué no hacerlo, en bloque.

08 mayo 2007

Matiz

rattle&snakes

El encaje posible de mundos distantes asoma desde el primer plano de esta necesaria Rhythm is it! al coincidir, sobreimpresionado, el nombre de la Filarmónica de Berlín y su conductor Simon Rattle con un soniquete rap ¿o hip-hop? bailando las letras de forma imposible. O no. En 1995 varios grupos de bailarines no profesionales fueron formados para danzar La consagración de la primavera, de Stravinski. Nutrido por jóvenes de edades de entre 8 y 20 años, y en ellos diversidad de origen y clases sociales, el proyecto pedagógico estaba auspiciado por la Filarmónica de Berlín y fue grabado, desde los primeros ensayos a su ejecución final, por Thomas Grube y Enrique Sánchez Lansch. Como el sacrificio de una primavera que fuera contado a partir de otro sacrificio y otra primavera, se superpone en el documental el arduo proceso de lograr justo eso: el sacrificio, entendido y valorado por un grupo especialmente difícil de jóvenes, de la tarea de trabajar en y por el grupo , con la no menos sencilla domesticación de egos en que consiste la labor de Rattle como conductor del grupo orquestal más renombrado del mundo. Si el relato de ésta última es la búsqueda de la excelencia, la doma del desdén juvenil es el de una transformación que más imposible se antoja cuanto más se insiste en ella desde fuera. Es éste un aprendizaje en el que la coreografía funciona como una lección de motivación y disciplina individual inserta en un área –la danza clásica- que funciona como un modelo social a escala dotado de una armonía, un engranarse que no existe en la vida de aquellos a quienes se les pide, uno en el que el movimiento es el lenguaje, en el que las razones desaparecen de la boca y son transferidas al cuerpo, a salvo de desigualdades, de carencias de clase. Dice Rattle que el ritmo es anterior a las palabras en la comunicación humana, y lo que muestra el tortuoso aprendizaje es que, si no anterior, el ritmo es menos injusto, menos grosero que lo que la comunicación humana va haciendo de sus miembros. Esa búsqueda del matiz tan visible, de la corrección tan necesaria en la educación de los chicos va paralela en el montaje a una segunda búsqueda, esta por parte de Rattle y sus músicos, más que invisible impenetrable para el común de los mortales, al que los matices de la primavera de Stravinski suenan tan arcanos como la consagración del sacrificio para los jóvenes. Y cuya exigencia respectiva hecha de invisibilidades se pone a prueba mutuamente cuando los chicos asisten a un ensayo de la orquesta, y allí, delante de un centenar de adultos considerados como los mejores del mundo en su categoría, ven cómo Rattle les interrumpe y corrige tantas veces como juzga conveniente. Ninguna escena ilustra –cree uno- la conveniencia del esfuerzo, la pertinencia de escuchar, no obstante lo bueno que te creas en lo que haces o no haces. Al respecto, admira el esfuerzo del coreógrafo Royston Maldoon –él mismo alguien que huyó de una infancia desdichada- enfrentado a la dejadez y apatía insomnes del grupo al que trata, al tiempo, de enseñar a callar y dotar de oídos nuevos. Esta última búsqueda, su prospección más bien, es una casi insensata dado que, para enseñar el movimiento preciso inserto en un grupo, ha de derrotar en paralelo la música idiota –entendida ésta como el comportamiento hecho partitura- que todos llevamos dentro en un grado u otro. Podría hacerlo si quisiera –dice una de las chicas. Querrían, como todo educador, Maldoon y Rattle que la sociedad baile esa armonía, ese orden que exige acompasarse a los demás, obvio que la sociedad no quiere para sus pies ese trayecto, queda la lección duradera: la música como un lugar en el que sentirse seguro, a salvo del mundo y de uno mismo.

04 mayo 2007

subtitulos antes de entrar

Me gusta Cohen –dice una de las chicas que trabajan allí, a la entrada del cine. Ese es al que se la chupó Janis Joplin, ¿no? –contesta la segunda. El dvd que llevo bajo el brazo contiene una versión espléndida, cantada por Rufus Wainright, del tema de Cohen Chelsea Hotel, uno cuya letra gustaría a la primera y daría, quizás, la razón a la segunda. Nada tiene esto que ver con que la película que uno ha ido a ver -la estupenda Sunshine, de Danny Boyle- tenga por protagonista a un tipo más que razonablemente parecido a Rufus Wainright. Serán hermanos –diría quizá la seguidora de Joplin- como los tres Cohen.

02 mayo 2007

idaho, utah, gijón

En Idaho y Utah Albert Espinosa actúa en la obra escrita por Albert Espinosa, nada anómalo hasta que se advierte que el autor de la obra carece de una pierna, e igual el personaje. Más aún: que la pierna de menos aglutina buena parte del meollo de la historia y la casi totalidad de las frases del actor que se apoya en ella. Sólo es anecdótico hasta que la muleta se convierte, multiplicado, en muletillas, y la pierna postiza, a fuerza de chistes acerca de ella, se esfuerza por hacer postizo el argumento, que lo tiene y espléndido: en una sociedad que ha descubierto la forma médica de vivir privados de las horas de sueño, un hombre se despide de aquellos que tuvieran que ver con tempranos dormires, e inevitablemente con la idea del sueño como deseo. Hay dramatismo en los tres encuentros y la pierna invisible lo engrasa todo con aceite de risa, pero la sensación de haber insertado en la obra el discurso de un concursante de monólogos permea hasta añorar un mayor autocontrol sobre el personaje que el Espinosa intérprete –reído hasta el llanto- tiene por ello muy difícil reprochar al Espinosa autor. Es raro pensar que otro actor hubiera sido mejor para la obra, como intromisión en la visión del autor el razonar que el argumento –despedirse de los sueños en aras de una mayor productividad laboral y del sueldo que conlleva- hubiera hallado un más hondo acomodo en personajes de edad más avanzada, de sueños más horneados, pues Andreu Rifé aparenta menos años de los que ha de tener, y pasearle en pijama no ayuda a compensar eso. Quizá de haber visto la película que al parecer comprime la obra –Planta 4ª, dirigida por Antonio Mercero- quien asiste a ella pueda ver en el perfil de los personajes salidos de un lugar común -el hospital- un rasgo que añada, en sufrimiento, a los deseos el drama de la madurez que uno no ve. Si al menos Aitana Sánchez-Gijón se sentara en cada representación delante de uno, como ocurrió, la cosa sería menos grave, el teatro y el mundo menos cojo.

30 abril 2007

29 abril 2007

El rey se muere, el público también

Sirva la edición reciente de los diarios de Ionesco para traer aquí aquel espléndido El rey se muere, que se viera en La Abadía hace 3 años, y en el que el gran Francesc Orella terminaba su vida desnudo bajo el sofá que le sirviera de trono, y cuya ropa de menos contrasta con la que viste estos días en el Teatro de la Zarzuela El rey que rabió, en un montaje colorista y zumbón cuyos trajes en parte recuerdan los que se vieran en un asombroso Falstaff con escenografía de Graham Vick hará unos seis años, y que anoche sobraban enteros –ropajes, telón, sofá-trono, incluso la egipcia nariz de la protagonista- a ojos de un grupo de espectadoras que lamentaban –en directo, sin esperar al intermedio- la añoranza de añejas versiones de zarzuela al uso, de cuando la platea estaba, por cierto, semivacía –como una de ellas reconocía. Les da por ser surrealistas, por qué no podrá hacerse normal –remachaban, tras hacer notar que ni la música sonaba como debía –quizá pensando que el escenógrafo ha de tener también acceso a la partitura. Al contrario que en la ópera, donde se muere todo el mundo, en la zarzuela nadie lo hace y quizá en ello piensen que ha de ocurrir lo mismo con quienes llenan, o no, el teatro. La primera de esas renovaciones necesarias concierne a quienes se acercan por vez primera a un género de difícil salida sin esa visión, lúdica y trasladada de formas y tiempos, que ya se ha visto este año en la luminosa Los sobrinos del capitán Grant, aunque en ese tránsito –en que la ópera lleva décadas inmerso en todo el mundo, como prueba La fura dels Baus subida a Wagner estos días, en Valencia- haya de padecer sentado exilio la parte de público para el que ver lo que ya se ha visto y oído antes mil veces se diría más cuestión de fidelidad que de felicidad, cobradores de la pura y dura memoria, aunque ni los materiales de que está hecha ni su aspecto original soporten ya aquella visión ajada. Con ello se acercan, aunque jamás lo sabrán, al más puro Ionesco.

28 abril 2007

maldita la intención

También los designios del señor que aprueba las campañas de publicidad son inextricables, como presuponía Millás ayer en El País, y en poca medida al necesitar una trinidad de difícil convivencia: quien cree el anuncio no necesariamente ha de saber gran cosa de aquello que habla –por raro que esto suene, los motivos a los que apelar son siempre los mismos, y con saber las razones del consumidor basta y sobra-, más arduo se antoja que quien ha de aprobar el anuncio sepa de literatura, y puede pensarse que, al igual que el creativo respecto de su parapeto, aquel no ha de necesitar más conocimiento que el de imaginar lo que el consumidor sabe, a su vez, de libros. Éste es, precisamente, el último miembro de la trinidad mencionada, y si es tan fácil ponerse en su lugar –asomarse sin gran duda a lo que quiere o gusta- es porque tanto el creativo como el que aprueba el anuncio tienden a pensar que el consumidor, de puro parecernos todos, no puede pensar muy distinto de lo que uno. Y nada hace pensar que no sea así puesto que uno pasa mucho más tiempo siendo consumidor que haciendo o aprobando anuncios. Ni dios lee a los poetas, malditos o benditos, y esa es, de todas las certezas probables, la que más clara tienen los tres lados del proceso, asi que a uno se le antoja que lo que choca en todo esto es que la razón que unos y otros creen recomendable –leer poesía- es una que , de pura lejanía- suena más a promesa electoral, y como tal ha de verse, pues promover la lectura ha de pasar –este es el gran secreto- por algo tan simple como renunciar a hacer o tratar de idiotas a quienes ven la televisión o se asoman al mundo a través de los demás medios, y en eso la política de la comunidad de Madrid no es menos transparente en la gestión de su televisión local de lo que lo es en ese tramite obligado que es simular un esfuerzo publicitario por pretender algo –fomentar leer- que se repudia fuera de la marquesina en todas direcciones.

20 abril 2007

cambios, los minimos

Hubo un tiempo –siempre- en que las naciones, los reinos, los condados, los barrios, cualquier emperador de su casa que hubiera de vender una agresión necesaria tenían a mano –siempre- un agravio posible que –esgrimían- nadie más podía sufrir o entender puesto que ninguna geografía es igual, como tampoco idioma o acento alguno, traje regional, tipo de hortalizas y así todo rasgo identitario. Y si las amenazas del cambio climático lo igualan todo en la magnitud de sus efectos, ni siquiera una guadaña tan igual para todos es suficiente a nuestros ojos para vernos como un solo culpable. Gobiernos de países apenas arribados a las orillas primeras de la prosperidad anteponen hoy ese crecimiento con sólo tener a quién apuntar como emisor anterior, como asesino con más experiencia y medios para infringir el daño. El tiempo invertido, la economía creada a partir de esa inversión componen así una más de las eternas razones incompartibles, como la geografía, el idioma o acento, los trajes regionales o el tipo de hortalizas. Creado con la idea de gravar con multas el exceso de emisiones contaminantes, éstas incluso dan nombre a un mercado en el que los países se compran y venden derechos de emisión. Que no por nada suena a ese derecho de raza, credo, sexo, casta, lengua o tierra con que la tierra se convierte en las facturas que lo explican desde siempre hasta nunca.

18 abril 2007

que tu veto derecho no lo vea

Tenemos todas las variedades de libre albedrío que merece la pena tener –dice Daniel Dennett- tenemos el poder de vetar nuestros impulsos y luego vetar nuestros vetos. –Dennis Overbye, en The New York Times, y así en El País, 7.2.

16 abril 2007

Amanecer de Apel

Espantapajaros, que no es poco...

Lo pusieron allí los mismos pájaros. Forzaron con su insistencia que palos, tela y cacharrería vieja se reunieran en una forma humana grotesca. Al principio lo respetaron por su figura imponente, y más tarde se acercaron a él hasta tomarle la medida, la materia, el alma de lata. A veces es un refugio para ellos, un espacio cómodo, un rincón donde ubicar sus nidos.

14 abril 2007

semana de la narracion, 1

Se sabe el número de muertos por el de espantapájaros: por cada uno debajo, uno encima. Lo contó mi padre y ahí está para cualquiera que lo busque. Camisa de pana del color de los gorriones, sombrero del mismo heno que todo él, la biblia descosida en una mano. Quienes vinieron a matarlo plantaron el espantapájaros encima, como una lápida de la que se esperara que además de impedir que el muerto salga, sirva para ahuyentar a quienes se acercan a sus restos. O quizá lo pensaron para poder clavarlos a la tierra después de que sus disparos les clavaran a la pistola. Algún día se pensó en llevarlos a un cementerio, votamos que no. Así los que mataron los siguen viendo, bajo las legumbres y hortalizas que se comen, venganza estéril pues éstos se alimentan de patatas cuadrúpedas y aunque los vivos no podemos, los muertos harían mejor en olvidar lo que les arruinó antes de tiempo. Tampoco está muy claro de quién es cada muerto, o más concretamente, qué espantapájaros guarda cada muerto, pues a veces se les fusilaba en racimos. Llamo mi padre al más cercano y está bien, asi presto mi muerto a la comunidad y tomo de ella la cuota de dolor y rabia que vive repartida, sembrada donde miras. Uno de aquellos pistoleros esta enterrado en un río, dentro de un coche. Lo sabemos los peces y yo, que lo vi. Dejé su cuerpo y enterré su muerte en otro sitio, removí la tierra fuera de un sembrado y planté un espantapájaros encima, es el primero en años y se sabe. Era viejo ya, como el resto de quienes mataron, tanto que quienes todavía andan por aquí no tienen forma de saber cuántos de ellos viven aún, y cuántos puedan ser matados por aquello. Les ofende el espantapájaros y alguno se ha de ir pronto, a morir fuera, a salvo de adelantos. El viento y el miedo se turnan así para venir a mover también a los vivos.

03 abril 2007

historia de otra escalera

Es más tentador el placer de pretender que dolorosa la consiguiente humillación. Al pretender se libera en nosotros la fuerza creadora de la imaginación y todos somos capaces, siempre que los pretendientes sepamos habituarnos a la vergüenza acumulada cuando nos pillan. Con independencia del talento que tengamos, aspiramos a un acto creativo emulando el valor que sólo les es dado a los genios, la valentía de descubrir cuánto podemos, a pesar de nuestras limitaciones, acercarnos a la luna. Abrazando la pretensión como herramienta y estratagema, dándonos cuenta de nuestra grandeza en vez de avergonzarnos de ella, quizá podamos sacar provecho literario y político de la distancia entre lo que nos gustaría alcanzar y lo que en efecto hemos conseguido. El éxito y el fracaso son ambos parte de la historia; el éxito celebra nuestra gloria, el fracaso marca con dignidad nuestra tragedia. Pero tanto en la gloria como en la tragedia, los pretendientes somos fabulosos. –escribe Tony Kushner en Sobre la pretensión, al respecto se imprime en el folleto que se entrega a la entrada de su adaptación de la obra de Corneille, La ilusión –estos días en La Abadía. Lo raro es que, en lo que respecta a su relación con la obra, la reflexión apunta a un personaje que la pasea como un gran pretendiente –en su acepción primera, pero también en una segunda que refiera ambición- que fracasa en ambas, pues su personalidad, su ser primero y básico, es una farsa, una “vergüenza acumulada tras otra”, ya desde antes de tratar de hacer de ella pretensión, y al que Corneille/Kurshner redimen, a la manera del Eurípides carpintero, haciendo de él una suerte de poeta utópico que , para poder salir del escenario cuanto antes, declara infierno la tierra y busca llegar a la luna, donde poder, al otro lado de la escalera, ser feliz. O quizá sólo, como también ocurre fuera de los teatros, distinguir los peldaños que van hacia arriba y los que hacia abajo.