22 abril 2010
samuel, el ubicuo
Acerca de Fin de partida, de Beckett, estos días en La Abadía, Hamm es la Winnie de Días felices y el Pozzo de Esperando a Godot (así como Clov es, fácil y respectivamente, aquel Willie y también Lucky). Todos viven en el mismo día interminable, sin esperanza o algo que ganar o perder. Aunque, ciego y en silla de ruedas, este Hamm les contenga especialmente a todos y esa destilación alcance, por si no fuera obvio, a sus padres –Nagg y Nell-, privados también de piernas y en una jaula, a la espera de poder explicar a su hijo para qué demonios le engendraron.
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