02 mayo 2010

ser un sábado

Un día, hace ya años, el presidente de la agencia en que uno trabajaba envió a todos los empleados un poema que se decía de Borges, es ese que dice “si volviera a vivir” que consiste en un lamento multiforme por lo que no se hizo. Uno leía al argentino esos días y recuerdo haber pensado que no era justo que ese poema fuera suyo, que no pudo construirse en esa mezcla de escritor/escrito –“Es al otro Borges que le suceden las cosas, yo sólo las escribo”- sin un empeño constante, perseveradamente renovado por serlo, que es decir por no ser todo aquello que el poema llora. Por su tono, habla el apócrifo, no de aquello que te perdiste, sino de lo que te robaron. Y tan humano como sea refugiarse en ello, se antoja inconcebible que la mano izquierda de alguien que fabuló sobre espejos toda su vida, consintiera que su derecha lo escribiera. Si volviera a querer escribir esto -hay que empezar así la propia biografía, para avisarla.

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