17 mayo 2010

buenas noches, vigilia

Anoche, a los pocos minutos de empezada “Buenos días, tristeza”, de Preminger, en la Filmoteca, un gigante que, como un oráculo, se había desplomado sobre su butaca empezó a roncar con vigor y ritmo. Y pudo haber sido peor de ser la película lo que el título promete. Cuando no había en la pantalla alguien cantando o riendo, entonces las risas surgían del patio de butacas, como un eco de tan plácido dormir. De cuando en cuando, un hombre sentado justo detrás del durmiente se acercaba y algo le decía que lograba parar el concierto por unos minutos. Pero no menos que las veces que nada conseguía. Hace años, en el cine del cba, un hombre al que recriminaron varias veces su estruendoso comer patatas fritas, respondió finalmente “lo estoy intentando”. Para esa colección, lástima no haber escuchado anoche las respuestas del roncador.

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