01 mayo 2009

del verdadero derecho a elegir

Sin Internet de por medio y con un escenario similar al actual en que la crisis publicitaria azuzara la crisis en las empresas editoras de periódicos, quizá antes o después se consensuaría fabricar tan valioso objeto no todos los días, como siempre se ha hecho -y acaso en ello la mirada no lo valora como debiera- sino cada dos o tres días. Uno no lo desea, y más querría poder comprar dos veces cada día el periódico, pero quizá ese tiempo de más traería un más mirado uso de las hemerotecas, y en ellas el brillo exacto de la inteligencia y el no menos preciso de la estupidez, que ahora pasa delante de nuestros ojos veloz como una página. Hoy se despide Ibarretxe del cargo que ha ocupado durante 8 años, y lo hace insistiendo en que es "una decisión judicial", en referencia a la ilegalización de Batasuna, "y no la voluntad de la sociedad vasca", lo que desaloja del Gobierno a una "mayoría abertzale". Porque no es sólo el tiempo que uno podría dedicar a otras lecturas de tener dos días entre periódico y periódico, también los minutos ganados a la sensación de que el hastío es inevitable, de que la estupidez de algunas páginas, permanente como un bucle no advertido, está ya escrita en el documento en que se diseñan los periódicos.

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