03 enero 2010

un pequeño pasillo para el hombre

Al ritual de las uvas sucede, en el pasillo del edificio, el que reúne el afecto de A., M., G., E., C., JM., R., B. después. A todos les conoce uno desde que éramos pequeños y no hay año que no vuelvan a ese pasillo algunos o todos de esos nombres. Pasa un año a veces y sólo ese día coincide uno con quien ahora contempla como si igual diera pasar un año que veinte. Es el rito sus caras o sólo el pasillo que las permite fugazmente. O que uno es, durante ese breve lapso, no el que trató de construirse de adulto, sino esa versión inocultable que acaso sólo ellos saben porque no pasan el año expuestos a esa versión nueva que uno lleva a todas partes. Cuenta E. cómo a los cuarenta afronta un piso compartido en Legazpi, ríe la madre de M. la conservación del ajuar que todos los años retrasamos, R. fue padre hoy, hace unas horas. La vida no respeta huecos entre años para darse, y hace bien. La lista de divorciados crece de año en año, y así la de quienes pasan este día en casa de sus padres. También de ese regreso vive el pasillo y el reencuentro es de esa forma doble –con el que fuiste y el que vienes de no lograr ser. En un día que tantos aprovechan para hacer propósito de días venideros que nos mejoren o nos aporten paz, no es la peor de las opciones vivirla por un rato en el pasado, en lo que eres en compañía de otros para los que el futuro es sólo algo de lo que puedes volver, si lo deseas, a este pasillo.

2 comentarios:

Silvia dijo...

Hola!
Te he encontrado por la afición común a Beautiful girls.

FELIZ AÑO!!!

Bss.

elviajero dijo...

Ese pasillo no responde a parametros temporales habitualmente, allí simplemente se es, indistintamente de lo que pretendas o lo que hayas sido. A veces los pasillos son tortuosos, pero si el tuyo es de diáfano... disfrútalo. Feliz año, feliz pasillo.