02 febrero 2006

San Watson, San Crick

No ha mucho que un catedrático jesuita de bioética ha sido expulsado de su cargo por postular algo parecido: dice Gracia que sostener que un embrión es un ser humano con todos los derechos desde el primer momento le parece bastante inverosímil. Defender lo contrario ha de ser afirmar la verosimilitud de esa posibilidad. Hasta ahí, incierto, pero no imposible. Empate. Pero sígase el hilo: qué más es verosímil en la humanidad de lo invisible, de lo ininvestigable. Con qué microscopio se escruta un dios que sobrevive a su muerte, ordenada por él mismo. Con qué lente al dogma de la masculinidad como portavoz exclusivo de las ideas de aquel, la otra vida, o por cercanía con la frase de partida, acerca de los derechos de quienes aman a alguien de su sexo o quienes sólo aman su salud aunque ello suponga el uso de una funda de látex. El evangelio según el microscopio

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