28 febrero 2006

a cambio

Con la manifestación recorriendo todavía los periódicos, desbordando algunos, dice Duran Lleida que vamos por mal camino en lo que es y debería ser un objetivo de estado, cuando la oposición utiliza de esta manera ese sentimiento. Si sustituimos objetivo de estado por razón de estado se aprecia –con la claridad de una manifestación de ceguera buscada- que prima el sentimiento de estado en la protesta porque el sentimiento, al contrario que la razón, no exige más argumento que el propio convencimiento, al punto de que ni siquiera éste requiere explicarse ante sus interlocutores: lo siento dentro –vienen a decir. Otra ventaja es que así –la vista vuelta hacia el interior- les es imposible leer fuera lo que las hemerotecas dicen de cuando la razón de estado merecía la pena con sólo sustituir razón por poder. Las permutaciones al antojo bastan para hacer oposición dado que lo que se viene a buscar con la protesta es justo eso, una simple permutación: que donde están los otros quepan ellos, y sean aquellos los que tengan que salir a la calle a arrostrarse la negación de las causas que hubieron que defender cuando lo que estaba en juego eran, como en este caso, estados tan poco permutables como las vidas y las muertes de otros. Se encabeza manifestaciones que no ha mucho el manifestado observó desde el otro lado de la pancarta. Pero esto es una guerra –han de pensar. Y si no lo es, se inventa. Hecho una vez, puede volver a hacerse.

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