25 octubre 2013

liderando la estadística


“La isla de kim jong-un es impresionante. Es como Ibiza, o Hawai, pero él es el único que vive en ella. Hemos cenado y comido juntos, hemos montado a caballo, hemos hecho esquí acuático, hemos viajado en su yate…Mide 70 metros, es un cruce entre un ferry y un barco de Disney. Sentado a su lado pensé que me gustaría que la gente de occidente viera que en Corea del Norte no se vive tan mal”. Todo allí es de siete estrellas. No puedes encontrar una mota de polvo en el suelo o en la pared. Su gente se desvive por hacerle feliz. Nunca he visto nada parecido. Kim Jong-un entra en una habitación y todos se levantan, sus hermanos, sus amigos, y aplauden. Lo hacen por respeto y no les importa hacerlo. Uno pensaría que este chaval es un idiota pero no lo es. Es mucho más grande que Obama.” –declara Dennis Rodman a The Sun.
Quizá porque en su vida anterior, como jugador de baloncesto, se ganaba la vida brillantemente recogiendo aquello que otros tiraban, el excelso reboteador Rodman luce estos días como campaña permanente a favor de alguien –kim Jong-un- que también se ganaría mejor la vida limpiando pabellones o vendiendo palomitas en su interior de lo que sirve a su país como líder de Corea del Norte. Hasta aquí nada anormal: un infeliz sin grandes luces en el puesto más explícita y peligrosamente equivocado, y otro que, habiendo dejado el trabajo en el que descollaba, se siente extraviado y a merced de sus impulsos sin que, en esta parte de su vida, haya un arbitro que le impida cometer más de seis en el mismo día. Tampoco extraña que la estupidez política parezca encontrarse cómoda con su equivalente en deporte. Lo prodigioso es la capacidad de Rodman –que jugó en equipos repartidos por todo el país y cuyo trabajo le permitió viajar miles de veces dentro y fuera de los límites de Estados Unidos- de blindar su inteligencia a cualquier noción de realidad que le vacunara contra el ridículo. Y no. De noche ha de sentirse confortado sabiendo que, trece años después de dejar la nba, su vida sigue dependiendo de la habilidad de elevarse y caer cuantas veces sea necesario, en el menor tiempo posible.  

1 comentario:

Anónimo dijo...

Si bueno, este tan chiflado como siempre, el mérito de Chuck Daly y Phil Jackson es tremendo por haber sabido llevarle. Eso sí, teniendo en cuenta su estatura, yo diría que probablemente haya sido el mejor reboteador de la historia de la NBA ... menuda máquina era!
(Muy bueno eso de que se ganaba la vida recogiendo lo que otros tiraban, je je)

Richie