Es una ironía
que, de los dos personajes de Bernard-Marie Koltès que han estado en cartel simultáneamente,
el que haya sobrevivido a Roberto Zucco sea el desdichado que recorre De noche,
justo antes de los árboles. No solo porque, de todos aquellos cuya desdicha
recreó Koltès, el perdedor sea el último que escribió y el superviviente el primero,
sino porque Zucco lo tiene todo para resistir lo que venga, mientras que del protagonista
de De noche, justo antes de los árboles apenas se explica que saliera vivo de
la primera paliza de la que viene. Encarnado por un extraordinario Juan Ceacero
estos días en el Teatro del Arte, en pleno Lavapiés, una segunda ironía viene
así a buscarle: rodeado de miles de extranjeros que sin problemas podrían
reconocerse en él, y que dudosamente entrarán a verlo, es tanto el milagro de
una ficción como el ejemplo de una realidad aún más asombrosa.
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