Quién en
la profundidad de las hemerotecas sobre el sinsentido podría recordar unas
declaraciones de la actual alcalde de Madrid hace unos años, cuando, con el
Proyecto Gran simio reclamando derechos para los grandes primates, la entonces
concejala despachara el tema diciendo que lo último que cabía esperar es darles
derechos humanos. Y uno esperaría que los avances que cuenta The New York Times
- http://www.nytimes.com/2013/10/06/opinion/sunday/dogs-are-people-too.html?pagewanted=1&_r=0&smid=fb-nytimes- sobre la investigación en el cerebro canino den de sí lo suficiente como
para que el parecer de un perro o de un primate sobre la reforma de la ley del
aborto que defiende el antiguo alcalde de Madrid incluya ese producto obvio de
la investigación en animales: lo cerca que estamos de ellos. Y cómo mientras éstos
se acercan a nosotros, algunos de nosotros huyen en dirección contraria, ojalá en
dirección a ese mismo laboratorio, donde poder ser analizados o reeducados.
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