12 diciembre 2011

un tercer ciego buscaremos


Quizá porque hay más dolor en la nueva obra de Pablo Messiez que ojos con que mirarlo todo, el protagonista de Los ojos es ciego. Y de los cuatro protagonistas –su novia, la madre de ésta, una oftalmóloga- es el único que ve claro que ama y es amado. Las tres mujeres por cuya vida pasa son ciegas de pura lucidez o de desesperación, de tanto no poder dejar de mirar lo que las abrasa la mirada. Solo la dicción argentina de madre e hija –chulesca, arrebatada, personajes-portera que vivieran en el ascensor que lleva de la tragedia a la comedia- separa las desventuras de los cuatro de ser un retrato aún más desolador y desesperanzado de la imposibilidad de amar, tan cuando es obvio que lo que tienes delante de los ojos es un milagro –la revelación soñada con que la oftamóloga se acerca a Pablo como un hada-, como en los rezos a la virgen de Nela para que preserve las cosas intactas -la ignorancia de los ojos de su amado, la fealdad a salvo que la permite ser amada. Con todo, ambos son solo pura, transparente necesidad humana –de eliminar la oscuridad uno, de preservarla ella. Son la mayoría de nosotros. Y luego están sus ángeles respectivos, aquellos que ven y que por ello más pierden –en Pablo la oftamóloga, en Nela su madre. En el primer caso, en un amargo premio, provocar el milagro expulsará hacia la negrura de nuevo a quien lo hace; en el segundo, asistir a la caída definitiva de su hija traerá una luz inesperada, negra pero con el poder de alumbrar nuevos caminos. En última instancia, junto a un catálogo de cegueras convenientes, es un retrato de la imposibilidad de ayudar a alguien sin que se vuelva contra ti. Es un recipiente de dolor irreal de tan concentrado, pero no tanto que no devuelva gran parte de verdad posible en los soliloquios llenos de luz sombría de la madre. Quizá por ello, mientras la señora sentada a mi izquierda abandonó la sala antes del final, los dos ciegos sentados en la primera fila, pisando el mismo suelo que los actores, se quedaron. Probablemente, a salvo, para vernos. 

1 comentario:

A.Pérez dijo...

interesante. triste.