Se leen
los presuntos cargos por los que será juzgado un yerno del rey y al mismo tiempo,
como reverso literal, impresa por detrás la noticia de que la casa real hará públicas
sus cuentas a partir de ahora. El escándalo apunta a la excepcionalidad y la imprudencia,
y es justo lo contrario para cualquiera que lea periódicos. La púlida imagen de
la monarquía patria, su sólida aportación al sustrato político y social, sus instrucciones
de uso para tiempos de crisis: no parecer una monarquía, sino un ministerio de
la sangre real, donde las reinas lloren junto a las víctimas de un atentado y
sus descendientes prosperen perfectamente integrados. ¿Y qué sino integración
perfecta y ortodoxa arrojan los modos del encausado?, ¿qué hay más real que esto?.
1 comentario:
anda que. todos iguales.
Publicar un comentario