07 diciembre 2011

Para esto sirvo


Es paradójico –educativo acaso- leer, en medio de las muestras de mediocridad política en la gestión de la crisis del euro, el artículo que El País 4.12 publica sobre las conversaciones del gobierno con eta entre junio del 2006 y mayo de 2007. En él, la cualificación exacta y asombrosa de Jesús Eguiguren, por entonces presidente de los socialistas vascos, obligado en función de su cargo a sentarse a una mesa con javier lópez peña, clásico asno elevado a la categoría de dirigente de un grupo de asesinos por su obvia incapacidad de lucidez, capaz de espetar “si se rompe el proceso de paz, esto será Vietnam”. Eguiguren, forzado a convencerse de que no está hablando con un mero animal, de que no puede permitirse abofetearle o enviarle a un hospital psiquiátrico. Eguiguren y esa imposibilidad de una ocupación normal: que confrontar a un criminal confeso y henchido de su crimen no conlleve automáticamente enviarle a prisión o, en el caso clásicamente obtuso y fanático de eta, a una perrera. 

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