El fondo de las balanzas que forman algunos dramas
de Shakespeare estaba pulido hasta parecer un espejo: la libra de carne que
Shylock pretende en El mercader de Venecia es la misma que Lorenzo viene de
quitarle al fugarse con su hija Jessica. La locura que Hamlet desata en Ofelia
al matar a su padre por error es la misma que sufre él mismo sin remedio al
saber del asesinato de su padre. La profecía que da alas al crimen de Macbeth
tortura sus días esperando el cumplimiento de esa misma profecía. Extrae el
puñal de su pecho estos días el Shylock encarnado por Arturo Querejeta en el
montaje de Eduardo Vasco, en Matadero, y parece que lo saca del hueco que
vinieran de excavarle con un puñal idéntico.
No hay comentarios:
Publicar un comentario