15 abril 2012

El último cartucho

Una de las virtudes de la reforma laboral es que está hecha para que crear riqueza sea menos obvio que crear beneficios. Y tiene sentido, pues si a algo se parece un gobierno o un partido político es a una empresa y no a una sociedad. También la democracia fue creada como reforma laboral con la que poder despedir a quienes estorbaran el crecimiento sano y el avance de una sociedad normalizada. La consecuencia fue que monarquías de toda Europa fueron enviadas al paro y ya es un logro que, en el proceso, no pasaran antes por los tribunales en los que responder del expolio y el abuso que supone su mera existencia. Su último cartucho en nuestro país ha sido, paradójicamente, la integración en los modos de… una empresa. Así, el rey sirve hoy para poner sus muchos contactos al servicio de la empresa nacional. Y bien está que al sueldo generoso acompañe un empleo. Pero la conversión de lo que nació como diana en pólvora económica trae consigo, en cuanto sus miembros se descuidan, un déficit de puntería. Por eso el rey empresario se rompe la cadera al ir a ejercer de rey real –el que viaja para matar animales como un juego- y por eso, también, uno de sus nietos se dispara en un pie sin permiso ni edad para llevar armas. Como esa otra arma impune –la iglesia- su reino no es de este mundo. Qué hacen aquí. 

1 comentario:

Diego dijo...

Con suerte se matan entre ellos y tenemos la 4ª República :P