03 abril 2012

casa Mingo

Reconciliar el periodismo con lo que abc ha hecho de él, es decir la imposibilidad de aparentar un juicio crítico con tener por código deontológico los dogmas más incompatibles con ese juicio, hallo en Mingote un cruzado involuntario, donde ni él ni el medio para el que trabajó sesenta años debían, por pudor obvio, reconocerse en su respectivo papel. Solo distinto surrealismo esperaba al Mingote que venía de La Codorniz y recaló en abc para dignificarlo durante el tiempo que llevaba detenerse en sus dibujos, a pesar de que no costaba verle como un humanista moderado al que se tolerara en honor del rango que suponía su firma. Es un chiste pensar que abc pueda estar en una lista en la que también se hallan The New Yorker y The Economist. Pero es un chiste de Mingote. Y eso basta.