07 abril 2012

el sendero de las páginas que se bifurcan

En el prólogo a sus Relatos y poemas para niños extremadamente inteligentes de todas las edades, hablando de la extrañeza y el consuelo que los libros, en la niñez, vienen a curar mientras paradójicamente la alimentan, Harold Bloom dice que “un niño a solas con sus libros es, para mí, la verdadera imagen de una felicidad potencial, de algo que siempre está a punto de ser. Un niño, solitario y con talento, utilizará una historia o un poema maravillosos para crearse un compañero. Ese amigo invisible no es una fantasmagoría malsana, sino una mente que aprende a ejercitar todas sus facultades. Quizá es también un momento misterioso en que nace un nuevo poeta, un nuevo narrador”. Y al hacerlo está eligiendo dos destinos posibles, ambos azarosos: que amar la literatura adecuada genere soledad o la alimente, y, como una sombra de esta, que leer con fervor y consciencia cree un escritor al tiempo que un lector. 

No hay comentarios: