Lo cuenta ya el tráfico, inexistente a horas en que debería colapsar la calle, y lo reafirma el empleado de la piscina, que advierte que quedan aún dos horas para abrir. Rara vez sé que un día es festivo hasta que piso la calle rumbo a un lugar que no puede estar abierto. Y debo de ser uno de los pocos seres humanos que ha encontrado cerrada una tienda de ikea. Qué más cosas no se me cuentan.
12 octubre 2011
Raro ya de mañana
Lo cuenta ya el tráfico, inexistente a horas en que debería colapsar la calle, y lo reafirma el empleado de la piscina, que advierte que quedan aún dos horas para abrir. Rara vez sé que un día es festivo hasta que piso la calle rumbo a un lugar que no puede estar abierto. Y debo de ser uno de los pocos seres humanos que ha encontrado cerrada una tienda de ikea. Qué más cosas no se me cuentan.
2 comentarios:
Eso te pasa por sinvergüenza...Eres el único al que se la suda la jornada laboral.. :P
ja ja
gran verdad, hermanos!
en el pecado tengo la penitencia :)
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