30 octubre 2011

A.y.


Recordaba hace unos días en El País David Alandete al fallecido John McCarthy, acuñador del concepto Inteligencia Artificial, del que se cita cómo para crear una verdadera IA se necesitaría el trabajo de "1,7 Einsteins, 2 Maxwells, 5 Faradays y la financiación de 0,3 Proyectos Manhattan, siempre y cuando ese proyecto viniera después de los necesarios descubrimientos conceptuales". Que en términos de revelación más que de esfuerzo, acaso se explica en ese "¿Podrá un ordenador decir algún día: puedo, pero no quiero?... Hay diferentes tipos y niveles de libre albedrío. Un automóvil tiene libre albedrío, un programa de ajedrez tiene un mínimo nivel de libre albedrío y un ser humano dispone de él en mucho mayor grado. Sistemas con niveles humanos de IA, es decir, aquellos que se equiparen a o sobrepasen la inteligencia humana, necesitarán más que los programas de ajedrez actuales, incluso para ser sirvientes útiles".
Es una inteligencia no poco artificial por la que pregunta J. al plantear qué haría uno si supiese que le queda un mes de vida. Pues lo que te separa de empezar a hacerlo ya, siquiera parcialmente, es la peor razón posible: que muy probablemente tendrás años por delante… para seguir sin hacerlo. Lo que pregunta es, a la luz de esa respuesta, qué no haríamos si supiésemos que aún viviremos décadas. La longevidad no es aquí ni el placebo, sino justo la razón para ni pensar en que lo más importa acaso debería exigir nuestra atención ya. Artificial también es buen atributo que adjudicar a un dios que nuestra mente segrega si esos 30 últimos días aparecen, nítidos, en el horizonte. Pero no deja de ser inteligencia, entendida como uso de la herramienta adecuada para estabilizar nuestros niveles de estrés y de ansiedad.
Poder pero no querer es la definición que de Inteligencia Artificial da McCarthy. Y tampoco suena demasiado alejada esa que, de camino a la humana, describe su alcance como uno de sirvientes útiles… de nuestras renuncias. Libre albedrío cabe peor en una cartera que el calendario anual. ¿Qué harías si te quedaran solo los 30 días de noviembre? ¿qué si te quedaran entonces los 31 que tiene diciembre?. Un profeta de las tecnologías del ocio, muerto hace poco, surge contado estos días en los periódicos como alguien que evita la tecnología que podría haberle salvado la vida y trata el cáncer con meditación y dieta. Mezclas inteligencia y artificial y te da algo que podría tomar mejores decisiones de las que toma. Ves el mundo y sientes que es tanto nuestra creación como nuestro modelo.

aquí una versión menos, y más, entrópica:
http://enmientropia.blogspot.com/2011/10/0-false-21-18-pt-18-pt-0-0-false-false.html

2 comentarios:

Diego dijo...

Cierto es que por más años que pasen, seguiré sin hacer la casi totalidad de cosas que tendría que hacer. Me entretendré en alguna otra más autodestructiva o, simplemente, inútil. Quizá es que tengo inteligencia artificial, que es la cualidad por la que las cosas que deberían salirme naturales, no fluyen...
Y te recuerdo una cosa: genética... :P

uliseos dijo...

ja, ja
cabroncete...

sería más fácil si las ideas vinieran con denominación de origen, las naturales y las otras: la E-237, la E-145, la E-276... :P