21 octubre 2011

nociones

Refugiados en la credibilidad de lo fugaz, de lo que exige para validarse apenas un impulso, el socialismo sufre. Méritos propios aparte, su dificultad en lograr o preservar gobiernos en Europa también pisa el barro de los significados mediocres: “socialismo” es un blanco perfecto para quienes no necesitan gran cosa para pensar en contra, pues en él se contienen automáticamente tanto su evolución hacia formatos actuales, plenamente democráticos cuando no directamente… poco socialistas, como su pasado criminal, que va desde sus peores y mejor ganados epítomes –la china de mao, la rusia de stalin, incluso el nacionalsocialismo de hitler- a esa abyecta noción de que la guerra civil en nuestro país tuvo lugar entre un pensamiento cristiano y decente contra un socialismo que aspiraba a entregar el territorio al comunismo atroz. La derecha es inmune a esa simplificación, primero porque sus crímenes son mayormente económicos y esa guerra deja muertos y tierra devastada que no se cuentan igual. Y segundo, porque, al carecer de un “ismo” al que anclar méritos propios y prejuicios añadidos, sus pecados solo están adscritos al de quienes, con nombre y apellidos, los perpetran. Es una ventaja que no tiene el socialismo, a cuya sombra los fallos de Felipe González o de Zapatero no lo son suyos sino del movimiento al que pertenecen. No son errores, mediocridades, corrupciones concretas las que cabe cargar en su cuenta, sino en la de la idea que representan. Por eso “socialista”, como “progre” es un insulto al alcance de cualquiera sin ganas de pensar mucho. Y “facha”, que aspira desde el otro lado a equiparar la gratuidad lo hace desde lo adjetivo y no del más valioso sustantivo. En política uno se gana a conciencia lo que de él se dice porque, de entrada, uno mismo suele decirlo antes o después. De ahí ese intento, clásicamente ruín y obtuso, de aznar de insultar más que definir el movimiento del 15M como “extrema izquierda marginal antisistema”. “Extremismo” es una palabra reluciente y por eso la usa, aunque su brillo sea aquí el de un espejo.

1 comentario:

A.Pérez dijo...

Muy buena observación. No lo había razonado así, hasta ahora! :)