09 octubre 2006

nueva eshpaña,1

El Museo Antropológico de México D.F. Una o una docena de copistas estudiantiles por sala. Transcriben las explicaciones contenidas en los paneles. A veces son familias enteras que lo hacen, un boligrafo por padre, madre e hijos. A ojos de un europeo, la escena es asombrosa, asi que por un instante la cabeza olmeca se ve al otro lado de la vitrina, observando un diorama no menos extinto que sus rasgos: el de una familia que se congrega para leer, y -fósil entre fósiles- para escribir.

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