30 octubre 2006
desde el confesionario
Nick Nailor, portavoz jefe de las grandes tabaqueras, se gana la vida defendiendo los derechos de los fumadores y los fabricantes de tabaco en la cultura neopuritana tan en boga hoy en día. Enfrentándose a los fanáticos de la salud que desean prohibir el tabaco y a un oportunista senador que pretende poner etiquetas con la palabra veneno en las cajetillas de tabaco, Nick emprende una ofensiva de relaciones públicas, refutando los peligros de los cigarrillos en programas de televisión y contratando a un agente en Hollywood para que promueva el hábito de fumar en las películas. –hasta aquí la primera mitad del texto que se lee en la hoja que sobre la película Gracias por fumar editan los cines Renoir. Asi que la película resulta ser la historia de un paladín de la justicia en lucha desigual contra la cultura neopuritana, los fanáticos de la salud y un oportunista senador. Dado que la película que uno vio es al parecer una diferente, quizá merecería la pena, visto lo visto, dejar fumar durante la proyección al que luego ha de escribir la reseña. O eso o obligarle a verla entera. Si no se consigue lo anterior, al menos cabría preocuparse, si yo fuera el dueño de los Renoir, de que la vida sexual del que escribe para su empresa sea una feliz, so pena de saber de ella por otros medios que los habituales.
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