05 abril 2006

y paz, justo al lado

El caso de Alfonso Guerra. Hoy ocupa los titulares su afirmación de que España está siguiendo el camino de disolución de la Unión Soviética. Pocos días después de su voto afirmativo al proyecto de Estatuto de Cataluña y de su actuación irrelevante al frente de la Comisión Constitucional. Uno de los grandes misterios de la política está relacionado con la función de espejo de la prensa. De cómo el espejo les devuelve su imagen arruinada y ellos resisten impasibles, incluso satisfechos. –escribe hoy Arcadi Espada. Y ocurre que antes de esto hay espejos previos: Guerra lo es del interés de la formación política en que milita –o qué raro unicornio se pretende que sea la obediencia de partido- lo que quiere decir que es un espejo en el que otros escriben lo que ha de ver como transparente y lo que como opaco. Como imagen obediente, el espejo Guerra muestra lo que le piden que muestre, otra cosa es lo que éste pueda opinar una vez que su función es expresada en una mesa en la que no se rubrica acuerdo alguno. El camino de disolución de que habla uno y la función de espejo de la prensa que habla el otro son sólo formatos, opciones que conviven con sus opuestos: el político que con su firma aprueba una ley y el periódico que con su opinión muestra el detalle son lo contrario horas después sin mayor sonrojo. Cuando la mano que no es nuestra deja, por dentro, de escribirnos, nuestros dedos no sueltan el bolígrafo. Pero es sólo rotación, no vesanía.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Tal vez las miradas sean más afiladas contra Guerra por eso precisamente, porque siempre "pareció" de gozar de cierta independencia para hacer y decir aquello que fuese bueno o no para el partido. Es triste encontrarle sólo en el lado falso del espejo.