04 abril 2006

Encuentros (1) en San Borondón

En los últimos días, hemos iniciado los encuentros culturales de San Borondón. Al ser un estado pequeño no hay presupuesto alguno y por tanto no existe ningún tipo de limitación a la hora de realizar proyectos. Hemos invitado a estos encuentros a creadores, científicos y artistas vivos o muertos (la vida es una circunstancia...) y lo cierto es que al saber cuales eran nuestras verdaderas intenciones (disfrutar de su palabra) todos se han ofrecido sin condiciones.
Les propusimos hablar de música. Nuestro moderador, para comenzar, presentó las charlas con la idea de que la música es un medio liberador, ya que si las otras artes siempre imitan a la naturaleza, la música se escapa de las referencias naturales, es energía, espíritu, libertad. Sandor Marai (otro de esos espíritus creadores que tuvo que suicidarse para ser reconocido como artista de gran interés) apenas abrió la boca para dejar caer un comentario cargado de ironía, “los soldados desfilan más disciplinados al compás de la música” dijo. Cotroneo nos metió más miedo aún en el cuerpo cuando se atrevió a asegurar que “la música domina este mundo de formas, objetos y cuerpos, en el que el músico es una especie de intermediario entre Dios y el mundo, él único que puede realizar este milagro”.
Nos sorprendió que un alma tan atormentada como Bukovski interviniera para decir lo siguiente:” Nunca escribo nada sin la radio puesta, con música clásica sintonizada; siempre ha sido parte de mi trabajo, escuchar esta música mientras escribo. Quizá, algún día, alguien me explique por qué una parte tan grande de la energía del Milagro se encuentra en la música clásica. Dudo que alguien me lo diga alguna vez. Siempre tendré que preguntármelo. ¿Por qué, por qué, por qué no hay más libros que tengan ese poder?” Claro que Karl Kraus, como era de esperar, arremetió con un comentario jocoso hacia otro ámbito culto de la música, la ópera, a la que consideró como “una insensatez, ya que presupone el mundo real y lo puebla de personas que cantan; cantan al montar una escena de celos, cuando les duele la cabeza, y hasta para declarar una guerra, y no renuncian a la coloratura ni en el trance de la muerte”. Y Ed Gardner le dio la puntilla cuando aseguró que “la ópera es dónde apuñalan a un tío, y éste en vez de sangrar, canta”.
El gobierno provisional (como todo) de San Borondón llevaba un tiempo planteándose iniciar algún tipo de iniciativa musical que diera entidad a esa primera cultura de la que tiene responsabilidad de iniciar, y les pareció que era necesario seleccionar algún tipo de folklore, de elegir una manifestación artística musical afín con el espíritu de este estado. Se planteó la posibilidad de buscar, al menos, una pequeña banda que representase la labor común, pero la primera opinión contraria nos la dio Francisco Umbral, que nos dijo que “las bandas de música son como copiar a Botticelli con brocha”, y después, enfrentarnos a la realidad de que tipo de banda de música o grupo de danzas íbamos a meter en seis metros cuadrados (incluyendo, abedul, helechos y nomeolvides) de isla... Creemos que las condiciones y el espíritu de San Borondón sólo da para un cantautor e invitarle a que se quede por allí unos días. Tenemos una silla que cabe junto al abedul, y de momento, muy buena temperatura... Si sabéis de alguien...

1 comentario:

uliseos dijo...

es importante la elección de la música, dado que es dudoso que ésta amanse a las fieras, pero sí seguro lo contrario: que son éstas las que amansan la música. san borondón es un lugar civilizado. willhem furtzwangler y la filarmónica de viena sería un buen comienzo.