29 abril 2006

reconquixta

Recuerda el antropólogo e historiador mexicano Miguel León-Portillo en El País 27.4 cómo, conseguida la independencia de España en 1821, los territorios que hilaban México abarcaban Tejas, Nuevo Méjico y California, si bien prácticamente despoblados. Sólo vivían allí algunos grupos indígenas y unos 40.000 descendientes de españoles y mestizos. En 1833, desdeñada una oferta de compra de esas regiones norteñas, Estados Unidos ratificó esos límites, pero bastarían doce años para que colonos anglosajones establecidos en México lograran su anexión a Estados Unidos. Dos años más tarde le seguiría una guerra de conquista que supuso modificar de nuevo las fronteras. En 1847 México había perdido la mitad de su geografía. Sólo un siglo más tarde el crecimiento demográfico empezó a ocupar el espacio que faltara cuando el expolio. La emigración inició así la reconquista sutil, a través del espacio lingüístico, de lo perdido, que coincidió con esas otras formas de construcción nacional norteamericana que fueron la inmigración europea y asiática. El mercado del habla presenta así, y sin trazas de necesitar después una guerra para obtenerlo, lo que, en 1833 y hoy, es eso: una oferta de compra de territorios. Que sea sobre los que te fueron arrebatados es más una ironía de la justicia que una venganza.

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