16 abril 2006

a caballo entre miopias

En esa confusión en que se interpreta como normal lo que es sólo frecuente, y más en un país en el que la salud viene a ser mirada como un extra que se paga aparte, algo al alcance de gente pudiente y que, como tal, conviene desdeñar como lujo que no lleva, al cabo, a ningún lado, el articulado de la ley contra el tabaco halla, quizá, la primera muesca de su credibilidad -de su escuchabilidad, diríamos- en el aspecto aristocrático de la ministra al cargo de ese área de lo público: es elena salgado lo menos español que pueda darse: de facciones suaves, tranquilas, delgada, culta, aparentemente discreta, elegante en las formas. Acaso en esa primera regla de la realidad que funciona, como se ha dicho, en ver como normal lo que es sólo mayoría, su aspecto saludable pudiera ser, para muchos, justo la prueba de que la salud es –y no hay más que verla a ella- lo que se diría una frivolidad de la legislación, una pijada de gente bien metida a juez de costumbres que no puede entender porque pertenece a otra esfera de lo social, en la que sí tienen tiempo de permitirse lujos como no fumar, hacer deporte y mostrar cierta sensibilidad lectora y melómana. Publica el dominical de El País 1.4 un reportaje en el que aparece –esbelta, rubia, hermosa y apacible- elena salgado subida a un caballo blanco en medio de la nieve. En mitad del texto se menciona que fue, durante 6 meses, directora del Teatro Real, y la única razón de que miles de personas no salgan a la calle a pedir su dimisión por inormalizada es, probablemente, que la fotografía de la ministra a caballo que abre el reportaje es lo primero y último que leen del artículo.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

...siento disentir, qué coño, no lo siento. Me parece un comentario cargado de prejuicios bobos y de tópicos absurdos a estas alturas. "lo español", "lo pijo" "lo saludable" o "lo ministerial" no se ajusta a una realidad concreta. No creo que para ser ministro haya que ser bajito y con bigote, ni que si te dedicas a lo público debas negar tu origen o tus aficiones... ni para ser ministro ni por nada del mundo: cada uno tiene una identidad que debe defender. Me parece malvado sentar una regla por la que una pija (que no tengo intención de defenderlos ni valorarlos) no puede ser ministro, tanto como decir que los ciudadanos no leen, o que para estar sano hay que tener unos buenos mofletes y un carácter extrovertido... Mide lo que hace sin fijarte en las dimensiones y calidad de su figura, y listo...

uliseos dijo...

pues creo que interpretaste lo opuesto a lo que trato de expresar. perdón por mi falta de claridad.

Anónimo dijo...

Lo siento, entonces. He vuelto a releerlo y no termino de entender otra cosa que cierto prejuicio por su aspecto para poder ser considerada una ministra de salud "ideal". Tal vez sea el riesgo de intentar interpretar el pensamiento de esa mayoría a la que aludes. Mis disculpas.