Allí donde más improbable es no advertirlo, en un
escenario, Denise Desperoux parece haber lidiado con ese trauma de la decisión
literaria que es al elegir un tema, desechar sus variantes próximas. Pues dos
de sus textos que vienen de ser representados, o aún siguen en cartel, tocan
los mismos temas, con parecida sorna y mirada compasiva sobre sus efectos. Uno puede
entrar estos días a ver Carne viva en La pensión de las pulgas y seguir viendo
Los dramáticos orígenes de las galaxias espirales, hasta hace nada en el María
guerrero. El mismo universo, conspirando para que no recuerdes de qué te suena
todo esto.
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