25 julio 2014

Euridice en Germania



Comienza justo en este instante el festival de Bayreuth y lo hace con Tannhauser. Que es decir, con una variable sutil de lo que Monteverdi escogió para crear Orfeo en 1607. Wagner compuso una obra sobre la vida que Orfeo pudiera haber gozado en tierra de Euridice, de ser éste el acuerdo previsto con ella y no al revés. Al hacerlo, conservó también ese otro elemento bíblico que en Orfeo es la condena ligada al mirar atrás, y en Tannhauser, la razón de su regreso a la tierra de la que saliera. Como en otras formas artísticas, la añoranza, más aceradamente la impaciencia, es un tema trasladable con todo su impacto desde la mitología griega a la germánica, y de existir la norteamericana, podría hallarse en lo que pierde a Jay Gatsby en la novela homónima de Scott Fitzgerald. Philip Glass, que viene de contar la imposibilidad en la aceptación de la derrota de otro gran símbolo americano del siglo XX, sería una gran opción. Incluso si contada desde esa tradición: el infierno al que se precipita Gatsby al mirar atrás. 

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