(Lo siento Jose, también puede tratarse de una terapia para mi complejo)
Hacemos grande un miserable insecto y lo convertimos en un monstruo despiadado, horrible y peligroso; encontramos un fruto de tamaño extraordinario y lo preconcebimos como poco sabroso o demasiado maduro. Buscamos la cajita más pequeña posible para guardar ese secreto, reducimos la extensión de un país a un rincón minúsculo e inhabitado y lo humanizamos como hermoso y acogedor. Todo lo que supera la norma es tendente a la sospecha, a la falta de garantía o a la precaución, todo lo que reduce las dimensiones de lo esperable resulta cercano, como poco, simpático. Hay excepciones, pero son todas del ámbito de lo económico.
1 comentario:
hermoso.
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