15 enero 2006

...a lo auster

Hace unas semanas un hombre ingenuo leyó la contraportada de una revista en la que invitaban a realizar una especie de juego. Consistía en buscar unos datos numéricos (número de ventanas de edificios históricos, los ojos del puente, las columnas de la fachada)y transformarlos en una fecha, una hora y un lugar para presentarse allí y recibir lo que habían llamado "un tesoro". Lo encontraría si me lo propusiera..., comentó el hombre ingenuo. Unos días después murió.
Se organizó el funeral, y en la puerta de la iglesia, mientras entraba su féretro, unos críos daban saltos de alegría porque habían ganado el tesoro, que coincidía exáctamente en tiempo y lugar con el responso final.

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