16 febrero 2015

la acción humana


Que la superación de modelos, que es su adecuación a un molde, se cebe en un sindicato por malversación de fondos casi el mismo día que un juez impone a los directivos de la Bankia que salió a bolsa una fianza de 800 millones explica cómo la privatización ha salido del sistema bursátil para convertirse en el sistema mismo, integrado por la lógica interna de un sindicato el gasto opaco en marisquerías y viajes -14 millones de euros entre 2008 y 2012-, la equiparación con el uso de las tarjetas opacas usadas como caramelos por los miembros del consejo de administración de Bankia extiende la noción de privatización –es decir, de uso privado de un bien público- hasta ese eslabón natural que en nuestro país son, además de las acciones, las personas a cargo de llevarla a cabo. Tan normal como sea asistir al uso más privatizado posible –el ilegal por ocultación- de los recursos de una caja de ahorros, es esa misma noción en manos de quienes gestionan los derechos de los trabajadores el que termina por cerrar el círculo virtuoso del fraude tenido por normal: el que además de ser el núcleo mismo del sistema –la banca-, se permite exhibir sus tics impunemente allí donde más acaba notándose el temblor: en los callos de las manos trabajadoras. 

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