La humillación, propia o ajena, o
simultáneas, que en Pinter, como en Bernhard, es un recurso frecuente al
alcance de cualquiera es, en Tierra de nadie (1975), el único al que ninguno de
sus cuatro protagonistas está dispuesto a renunciar. Descontados los dos
asistentes/mayordomos, cuya humillación es de pago, siquiera sea éste
emocional, el reencuentro de los otros dos, tras medio siglo sin verse, opone a
la jerarquía evidente –uno es el que invita, el otro el que asiste; fama y
prosperidad asisten a uno, apenas una fina superioridad moral al otro; el que
sin obra lo tiene todo, el que con ella, nada-, una carrera por humillar al
otro tanto como por denigrarse a uno mismo. Como si un concurso por derrotar al
otro pasara, también, por perder lo que él pierde, es tierra de actores
queriendo decir los dos papeles a la vez. Retrata el dolor y el éxtasis
mezclados, la intrusión del éxito en el fracaso, y cómo el olor de éste no se
va ni dentro de los colonia de aquel. Clásicamente Pinter, nada de lo que
poseen ambos sirve para salvarles –ni el orgullo de lo que uno puede tocar, ni
el de lo que otro puede exponer. El texto de Pinter se representa estos días en
Madrid y en Nueva York y, asombrosamente, una segunda humillación, acaso la más
fácil de preveer, resulta la menos probable: resolver si la encarnación
española -Lluis Homar y José María Pou en el Matadero- cumple el papel del
engreído Hirst o si lo hacen Patrick Stewart e Ian McKellen en el Cort Theater.
Con la humillación financiera recorriendo el mundo, el ansia mutua por lograr
un mejor fracaso, un nuevo fracaso recuerda a Beckett y quizá en ello adquiera
más sentido –por si no tuviera poco- el que en Nueva York el montaje de Pinter
se alterne, encarnado en las mismas caras, con Esperando a Godot. Mientras
esa otra tierra de nadie –la inexistencia de un mercado para la comercialización
del teatro hecho en Londres, Nueva York, Amsterdam, Paris- no pierde un metro
de terreno, queda esa otra opción, tan melancólicamente magnífica: leer a Ben
Brantley en The New York Times. A Marcos Ordoñez en El País:
http://cultura.elpais.com/cultura/2013/10/29/actualidad/1383066592_351330.html
http://www.nytimes.com/2013/11/25/theater/reviews/no-mans-land-and-waiting-for-godot-at-the-cort.html?_r=0
2 comentarios:
Bien para haberlo escrito frente al histriónico argentino no? Jejeje! :P
jajaja
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