30 enero 2014

un genio menos


Uno de los problemas irresolubles de la estupidez humana es la facilidad con que la porción individual –frágil, reconocible a simple vista- se nutre y refugia en la del grupo. Ocurre, sin ir más lejos, en las concentraciones periódicas que reúnen en el valle de los caídos a un grupo de nostálgicos del franquismo cuya mayor vanagloria ha de ser saber de la existencia de otros, tan especiales como ellos. Sin desdeñar la importancia de tener una lápida delante en la que reconocer, solo allí concentrada, la vida plena de las ideas que se defienden, no lo es menos que un líder que aglutine semejante disparate es un mal a evitar. Ayer blas piñar logró, por fin, evitarse a sí mismo. En buena hora. 

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