13 junio 2011

diccionarios francos

pequeña aportación a un prólogo para la edición corregida del Diccionario Biográfico Español:

Junta general de una Real Academia de la historia: Contradiciendo la cédula real que, a su fundación en 1735, animaba a realizar un diccionario que ayudase a aclarar “la importante verdad de los sucesos, desterrando las fábulas introducidas por la ignorancia o por la malicia, conduciendo al conocimiento de muchas cosas que oscureció la antigüedad o tiene sepultado el descuido”, dícese de aquellos que, después de discernir sobre el rumbo anual de la institución a la que pertenecen, se encomiendan a esa figura tan biográfica e historiográfica como sea un dios, o al espíritu santo si la reunión es semanal. Rezo posible para antes de las sesiones de los viernes: “que el espíritu santo ilumine con su gracia nuestra inteligencia y nuestro corazón”. Entre sus miembros, habrá un arzobispo siempre que sea posible.

Composición de una Real Academia de la historia: habrá un censor, que vele por la correcta función de los discursos de ingreso, recepción y contestación, supervisándolos. Si hay que escribir la biografía de un asesino, se encargará al miembro de la Academia que, en lo posible, más próximo a aquel se halle, siendo el de presidente de una fundación que lleve su nombre, aval bastante. Si además es persona que haya desempeñado cargo alguno en un ministerio en los años del criminal, mejor.

Director de una Real Academia de la historia: Se buscará, de entre sus miembros, a aquel al que “no afecte nada” lo que, desde todos lados, se juzgue indignante. Uno que considere normal que las entradas sobre los hijos vivos de los reyes sean escritas por la propia casa real, o que un afín al opus dei firme la de su fundador. Se valorará su renuncia a pronunciar “franco” y “dictador” en la misma frase, incluso el mismo día.

2 comentarios:

Diego dijo...

El problema de escribir sobre la historia, es hacerlo desde dentro, cuando lo has vivido. Es muy complicado ser imparcial, observador al margen, en otro sistema de referencia. Tenemos la losa de ser españoles, país de pandereta, no podíamos esperar otra cosa al respecto. ¿O tú sí?

Anónimo dijo...

entender que la verguenza es inevitable es solo eso... un grado peor de la verguenza: su puntualidad.
jp