15 enero 2007

One, two, three

Anda desparramada por las emisoras de radio una versión reciente de una canción que uno prefiere con mucho en su versión primera, década y medio más antigua, quizá porque la letra y la canción resultante iban entonces hacia el mismo sitio. La canción es One, escrita por Bono e interpretada como si fuera el himno que quizá no sea pero catorce años de escucha le han convencido a uno de ello. Catorce años después y quince segundos menos , la versión que estos días canta el propio Bono junto a Mary J. Blige tiene el aliento que da grabar en vivo –y qué ha de ser grabar en muerto- y sin embargo uno diría que justo los segundos que le han sido sustraídos han de ser los que contuvieran el alma de la canción, quizá porque uno no imagina bailar un himno y esto suena a eso. En el tránsito de aquella primera versión a ésta trató en 2000 la suya Johnny Cash, que entonces tenía setenta y un años, y tal vez porque su tiempo se acababa la canción carece de cuarenta segundos que tuviera aquella, y sin embargo es la misma espléndida, honda canción. Hace unos años uno trató temerariamente de que una marca de coches alquilara One para anunciar un coche cuyos cinturones de seguridad ajustaban no sé qué resorte según la fisonomía de cada cual. Era un anuncio hecho de montañas, de llanuras, prados y valles en los que había letras escritas, no sé cómo. El anuncio no se rodó y uno casi se alegra hoy si el precio era añadir previsiblemente una versión peor de la canción. Casi por esos días publicaba Cash su hermosa versión de Personal Jesús, rara criatura inspirada en un libro de Priscilla Presley acerca de su marido, y que tuvo que pasar por Depeche Mode para enlazar un más natural vínculo entre Elvis Presley y Cash. Si al menos todo esto sonara también cuando uno enciende la radio, tal vez dolería menos.

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