28 septiembre 2006

Hacerse necesario

Riegas una planta durante años
y tu olor es para ella el de la nube
que sólo llueve debajo de sus ramas.
Llueve los martes y a cambio
se lleva las hojas que le gustan.
Cómo explicarle el invierno,
allende las ventanas.
La torva puntería,
el despilfarro,
la impuntualidad,
cómo hay nubes que necesitan la mentira.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Algunas palabras son tan hermosas que sólo se pueden escuchar asomados a una ventana o sentados en el porche con un chubasquero mientras llueve. -dice hoy Susana Fortes, quizá pensando en éstas.
Como un puente entre el sol y el invierno. Caléndula sobre la herida.
Gracias, compañero.

Anónimo dijo...

Los seres vivos domésticos tienen un universo más pequeño, pero mucho más complejo por la intensidad y el detalle que tiene cada gesto, cada rincón, cada segundo... y además, alguien debería decidirse de una vez a escribir un ensayo sobre las que reivindicará las bondades de la mentira, que también las tiene... Hermosas palabras las tuyas...

Anónimo dijo...

quizás las plantas saben más de lo que pensamos... y puede que no les guste el invierno

Anónimo dijo...

No se si eres el mismo que ha escrito otros textos, pero este es muy bonito,los otros largos son un poco pesados y no se entienden