20 septiembre 2006

qualsevol nit pot sortir el sol


Érase una vez una almendra que navegaba por un río, silencioso y frondoso, sin osos. Un día, la vela se convirtió en tronco y el ancla en raíz, cerca de la casa de mis amigos. Y allí, a la salida hacia la luz de una curva sin prisas, se fue cubriendo de hierbas, helechos y alguna zarza –exploradora de libertad.
Dicen que a las libélulas les gusta las almendras, debe ser que sí, y que las luciérnagas buscan su tibieza en invierno. No necesita puentes, aunque mi amigo se esmera en construirlos disimuladamente. El perro, de un salto aéreo, se planta en el centro, junto al árbol, y muy cerca, ya en tierra firme, una flor roja y alargada como un faro o vela encendida, señala el inicio de la isla, que un día fue almendra, cuyo nombre recuerda a bodelère, y que eligió quedarse a la vuelta de una curva sin lindes, a la entrada del bosque de sus amigos.
Yo no me atreví a pisarla, preferí simplemente ver que era real, sacarle esta foto, y sentir que la realidad muchas veces es del tamaño de los sueños … si uno se atreve a currársela.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Querido Ulises, en general

Me gusta este San Borondón que reaparece de cuando en cuando porque representa invisibilidades que trascienden lo que informa la foto.

Querido Ulises, en particular, Ulises vecino:

Disfruté la cena y la charla, pues fue bella y productiva, a pesar de su aparente improductividad, pues mis propias conclusiones han generado la entrada más larga de mi blog.
Es una forma, como otra cualquiera, de insistir en la verdad incomunicable.

Anónimo dijo...

"...y al despertar, pregunten al viento, a la ola, a la estrella, al pájaro, al reloj, a todo lo que huye, a todo lo que gime, a todo lo que rueda, a todo lo que canta, a todo lo que habla, pregúntenle qué hora es; y el viento, la ola, la estrella, el pájaro, el reloj, contestarán:
-¡Es hora de embriagarse!
¡embriáguense, embriáguense sin cesar!
De vino, de poesía o de amor, como mejor les parezca."