14 diciembre 2010

Reds


Sospechas de socialismo desmantelador, adecuadamente patrocinadas por petroleras y multinacionales armamentísticas, fuerzan a Obama a mantener intocada la presión fiscal sobre los ricos, y así lo irracional de la acusación, manta perfecta para una sociedad irracional, se vuelve de nuevo contra él, esta vez haciendo que el rojo sea el de la vergüenza, expresada sin ambages por los miembros de su propio partido en la Cámara de representantes. Una más que sumar a la lista de luces rojas encendidas por doquier contra la cordura allí donde trata de asomar, y que de Este a Oeste recorre un mundo en el que China prefiere a Corea del Norte e Irán esquizofrénicamente nucleares si con ello preserva un rato más sus proveedores de petróleo o impide una oleada masiva de inmigrantes a sus puertas; en el que la única esperanza de Rusia y su filón de hidrocarburos radica en el imparable calentamiento del planeta; donde India alberga un África, por demografía y pobreza, dentro de sus fronteras; donde Israel ralentiza su tránsito al suicidio mientras espera que el partido republicano regrese al poder en Estados Unidos. Mientras el sistema financiero, alentado o consentido por los gobiernos, permite al capital hacer con sus sociedades lo mismo que los más sanguinarios sistemas comunistas hicieron con el derecho a pensar de sus ciudadanos, una ideología que saquea el pensamiento real de los gobiernos para entregársela a los ciudadanos aparece cuando nadie la esperaba: el radiografismo. O la libertad de ver, de una sola vez, lo que, fragmentado, se publica en artículos y ensayos cada año en todas las lenguas posibles: la corroboración de que hay una forma de crimen que es saber y consentir. Y quizá por eso, ante la única acusación posible de permitir ese saber, Julian Assange es perseguido hoy, no para hacerle decir lo contrario de lo que dijera, sino para escarmentar la voz que pueda pensar en repetirlo en el futuro. Por eso, antes de que el ejército mueva un soldado, ejércitos de abogados ganan cada día cientos de guerras que no se libran porque una cosa es tener pruebas y otra, el dinero necesario para llegar con ellas a un tribunal o un periódico. Equiparada una cosecha a una opinión, lo que es de uno no puede ser de todos. Y así, la persecución a Wikileaks es la misma que, basada en la caza de brujas desatada por el mcarthismo, inspiró a Arthur Miller su Crucifijo. Aunque sea informativo, es comunismo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¡Qué bueno! Sucumbiremos dignos y sabios. Pasarán por encima de nosotros apoyándose en nuestra sonrisa low-cost.