31 marzo 2008

qué hacer con la diosina

Con el ejemplo reciente de fondo de cierto ¿ministro? italiano comiendo mozarella, se lee hoy en La Vanguardia acerca de la costumbre en política de aparecer comiendo aquello que públicamente cargue en ese momento una imagen de toxicidad no deseada. Posibilidad, pues, no advertida de solventar las ciertas crisis de toxicidad que le llegan al pp de tantos sitios, y muy dañinamente de lo eclesiástico: que se los coman. Las pasas tienen hueso y las compramos.

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