Las ideas claras… y la memoria también.
Estos que ahora piden el voto respetuosamente son los mismos que en las vísperas electorales de marzo de 2004 nos llamaron miserables a todos los que nos atrevimos a dudar de la versión que nos daban sobre el atentado del 11-M, insinuando veladamente que protegíamos a la banda terrorista eta.
Estos que ahora piden el voto democráticamente son los mismos que después de la derrota que sufrieron en aquellas elecciones se dedicaron desde el primer momento a cuestionar su resultado adverso, deslegitimando el sistema democrático que permite al partido que obtiene más escaños establecer las alianzas que quiera para formar gobierno.
Estos que ahora piden el voto noblemente son los mismos que han alimentado durante cuatro años con su apoyo abierto o su silencio cómplice la llamada teoría de la conspiración y que, aún después del juicio en la audiencia nacional, siguen sugiriendo que el atentado del 11-M no fue obra del fundamentalismo islámico.
Estos que ahora piden el voto elegantemente son los mismos que durante cuatro años han practicado una política basada en el “difama que algo queda”, “tira la piedra y esconde la mano” y “una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad” con la que se han negado a cualquier diálogo que no aceptara de antemano sus planteamientos, para luego decir que no se les tenía en cuenta en la vida parlamentaria...
1 comentario:
Votaré para que los niños de 12 años no sean tratados como delincuentes, para que los inmigrantes que sostienen nuestra riqueza sin participar de ella no sean tratados como delincuentes, para que los excluidos sociales y las mujeres que abortan no sean tratados como delincuentes (...) Votaré contra los privatizadores de servicios públicos, contra la humillación de los reclinatorios, contra las juntas de escolarización que favorecen a los colegios concertados, contra los explotadores de inmigrantes. Votaré, en definitiva, contra la gente de orden, ese orden detestable, delincuente, que se afirma en la insolidaridad, en la indiferencia ante el sufrimiento ajeno y en la perpetuación de los privilegios de unos pocos. Votaré a la izquierda, con la izquierda, por la izquierda, pensando en mis convicciones laicas, progresistas y republicanas, no en mis impuestos. Todavía hay unas pocas cosas que no pueden comprarse con dinero.
Y bien, a pesar de todo, sé que mola más el escepticismo. Pero yo miro a mi alrededor y, sinceramente, creo que no me lo puedo permitir. ¿Tú sí?
(Almudena Grandes, ayer en El País)
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