Estos que ahora piden el voto legítimamente son los mismos que pasean al ganso de Aznar que con su cinismo proverbial no duda en promocionar el descrédito internacional de nuestro país. Él que no dudó en mentir para embarcar a nuestro país en una aventura criminal prometiéndonos que las empresas españolas iban a hacer grandes negocios en Irak después de la guerra y que la gasolina nos saldría más barata. Él se mete con la política internacional de este gobierno cuando su visión alucinada nos prometía que aquella aventura resolvería el problema palestino, ayudaría a encontrar la paz en la zona y llevaría la democracia a esos países. Él, que apoyó un golpe de estado en Venezuela contra un presidente democráticamente elegido (nos guste o no).
Estos que ahora piden el voto amistosamente son los mismos que han extremado tanto las cosas y han crispado tanto que nos han hecho dudar de la solidez de nuestra convivencia, de nuestros valores democráticos, de nuestra capacidad de disentir civilizadamente, de nuestras ganas de vivir en paz, de lo que hemos construido desde que tenemos constitución.
Y no es que neguemos que este gobierno haya cometido errores o que aprobemos toda su gestión, no. Pero, francamente, con estos demócratas de última hora es imposible construir nada. Es difícil creer que tengan un proyecto que vaya más allá de sus ombligos, sus iglesias o sus estómagos.
Así que estos que ahora piden limpiamente el voto no saben el lío en que se han metido, porque estas elecciones son en realidad un referéndum donde escogemos entre vivir democráticamente o vivir estilo pp. Así que ya sabes, el día 9 de marzo nos jugamos la continuidad de nuestro imperfecto sistema democrático. Tu verás.
1 comentario:
tristeza.
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