30 septiembre 2008
god&gun&gen
Uno pondera con admiración la obra de Ferlosio porque desdeña la portada de las cosas y se faja con lo que hay dentro, allá salten vísceras. Presentaba hoy nuevo libro y recoge la prensa el jugoso odiar a españa desde siempre. La tremebundez alertará mañana buena parte de la prensa, en cuarentena de la afrenta a tantos, y será, como cada día, porque a qué pararse a evaluar las razones que hay detrás de ese resumen –el odio, el desdén extremo hacia una idea, y más si es sacrosanta como es el patriotismo. Esgrime Ferlosio, en la nota de prensa, la pulsión por el deporte y la idea de patria que sangra en este país por todos los poros. A poco que uno espere de un libro algo más que eso, el ensayo ha de revelar un análisis más hondo del rechazo a lo español, y aunque no cabe esperar que su lectura aliente en los juicios el perfecto derecho de Ferlosio a considerar vive entre cuarenta millones de simples, a uno le agrada, por inusual, lo que se atreve a decir con la convicción de lo que no puede ser cierto sólo porque la portada de esa realidad es otra: obras públicas de envergadura, transportes punteros apuntando ya en todas direcciones, un poderosísimo sector bancario, eléctricas, petroleras, campeones olímpicos, museos y calles que guardan el esplendor de siglos remotos, millones de teléfonos móviles o de bares. Cómo odiar tan luchada prosperidad, tan ese nivel de vida y de saber vivirla. Ya en la calle, las portadas son otras estos días, pero es sólo porque a la mayoría del periodismo le conviene odiar al gobierno que no odia lo que ellos. Como demuestra estos días la razón fétida que hay tras la debacle financiera en bancos-portada de la economía mundial, el logro y mantenimiento de la prosperidad no exige, para ser lograda, más que la suficiente inercia y lo suficientemente extendida. Vive Ferlosio en un país logrado, desarrollado y en el que en casi todas partes te devuelven el dinero si el bien adquirido resulta defectuoso. ¿Se puede odiar algo así, bastando sentir la tan normalizada inquietud o escepticismo, todo lo más irritación? No poca prensa vomita cada día desapego y decepción para llenar las cubas más capaces. Se tilda a tantos de incompetentes, necios o malvados, se les odia, sus portadas lo cuentan. Aquí es tan normal odiar como mandar enfriarse eternamente en otro país al poeta que advierte que una de las dos españas ha de helarte el corazón. Por el contrario, uno cree que Ferlosio no odia, no en la medida en que se odia a éste o aquel, sino más bien que odia al país que produce, alienta, cuidadosamente preserva las prioridades culturales que la gente transporta por estos lares en la cabeza. Es un extremista –publicarán mañana no pocos- no discrimina en sus odios como nosotros, no apunta al bando de enfrente. Cuando le preguntan hoy por la portada de su libro, responde que le espanta, que obedece a la compra de Destino por Planeta. Y es justo eso: el supremo agarrotamiento de la inteligencia y sus posibilidades, vendido al mundo como se vende el amor propio, o el odio a admitirlo.
27 septiembre 2008
Un hombre, dos destinos
No todos los días muere Paul Newman, lo cual es una suerte y un consuelo, porque en esa decepción pactada con el cine que es salir de ver una película y tropezarte en un periódico con que el héroe que viste encarnado en una cara es, fuera de ese guión, un imbécil o un amoral, Newman era una excepción doble que no sólo deja a la regla peor preparada para seguir girando, también más indefensos a quienes asistimos a ella. Memoria de ese anuncio que Newman publicó, décadas después, al advertir la emisión de “El cáliz plateado” en televisión, y en el que pedía perdón en nombre de la película, que uno supone desde entonces tan mala como respetables el resto de las que rodó. Hay una escena maravillosa en Road to perdition, de Sam Mendes, en el que las balas que van acabando uno por uno con quienes le rodean permiten, ralentizado el tiempo de filmación, ver la cara cabizbaja de Newman bajo la lluvia. Es esa comprensión valiente y dignísima de lo inevitable la que ya nos falta.
23 septiembre 2008
razones para no escribir
"Podría decirse que, a partir de cierta edad, todos vivimos más o menos así, en una pausa dramática que se dilata a fin de evitar la desgracia total. Y de esa pausa surge el personaje que somos, sin apenas relumbre literario, más bien mediocre. La derrota de los afectos, la ruina del mundo compartido, no nos convierte en protagonistas de nuestra historia, y, al colocarnos en el lugar de la decepción, el vacío ocupado genera una enfermedad incurable."
Francisco Solano en Babelia (20.09.2008) a propósito de "Un día perfecto" de Melania G. Mazzucco
Francisco Solano en Babelia (20.09.2008) a propósito de "Un día perfecto" de Melania G. Mazzucco
trincheras de lo recíproco
john grisham, que en una entrevista en El País 14.9, dice coleccionar relojes de pulsera y primeras ediciones de Faulkner, de quien recuerda cómo, al afrontarlo, lo normal era no pasar de la página 10. Faulkner habría, quizá, logrado leer menos páginas aún de Grisham. Y en esa justicia de fondo de armario que no atañe más que a quien lee tras escribir, hay en ese instante más sentido que lo que las masas, que ignoran la escritura, puedan decir con su opinión de la lectura.
22 septiembre 2008
los balcones y tirso, que se ahorca
Los balcones de Madrid, de Tirso, en el Teatro de cámara Chéjov, con esa Raquel Peláez en el papel principal de Elisa, a la que habría que decir eso tan del sector en Inglaterra como es “rómpete una pierna”, o mejor “deja, ya te ayudo”.
11 septiembre 2008
Hartazgo de la pescadilla
A todos los que durante años habéis soportado ver morderme las uñas primero y poco después la piel que la rodea, os escribo para comunicaros la resolución finalmente tomada, pues hace ya una semana empecé a comerme de una vez y para siempre. No es fácil, acostumbrado como estaba a que lo mordido tuviera siempre un sabor conocido, y no sé qué va a ocurrir con este diario cuando mis brazos sean devorados, pero pienso en todo el tiempo que ahorro, todo lo que podré hacer una vez que todo esto haya acabado, y me conforta.
20 agosto 2008
hoy
qué hacer con los regalos que no das el día que corresponde, qué clase de alas se crean dentro del papel de embalar, en qué se convierte la mariposa, aburrida tras años de espera. también puede verse como esa forma de elegir el regalo que es pensar en lo que a uno le gusta, y asi, cuando, años después de embalarlo, lo abres, el regalo cumple su función: a ti te gusta. uf.
18 agosto 2008
Gran, bonito caballo de madera a las afueras
Breve, parcialmente historia de la primera persona que ves al entrar en la sucursal del banco. Un tipo orondo y sonrosado de permanente simpatía, sonrisa y sorna a flor de piel, que a fuerza de ejemplos leídos, semeja tan impropio del negocio en que trabaja. Uno no debería saber esto, pero es la persona que, en una no lejana comunicación escrita de su sucursal con la oficina central –sita en Alemania-, firmara con un apodo de inequívocas y fanfarronas connotaciones sexuales. Y cuanto más altos los muros, más sonríe Aquiles.
09 agosto 2008
Ascenso y caída en la ciudad
Hace un rato, en la piscina, un hombre se ha agachado y cae lentamente. Lo hace para llamar la atención –susurra una niña. Si tiene razón el socorrista que se le acerca raudo, es un pequeño infarto, del que sale con la misma queja con que exige poder meterse en la piscina, donde poder dar al agua la oportunidad de matarle. Es lo que quiere y lo va diciendo, se le escuche o no. Apenas ve ya y su pasado de alcoholismo vociferante y violento da hoy para el auxilio del socorrista y la conmiseración del resto de la audiencia, para la que aquel alterna rechazo y aproximaciones del que sabe que pocos han de llegarse a él si no median infartos o su simulación. Es, o fue, dueño de una no desdeñable cultura e inteligencia. Su mujer y sus hijos huyeron, expulsados hace mucho. Así cada día, esperamos que baje a la piscina, queriendo morir, a verle fracasar.
07 agosto 2008
Arandania
Vienes de estar donde ahora la neblina
con cascos de agua pace el escudo de Valdáliga.
Desde el marco de la puerta escribes
que los caballos que arriba te encontraras
devoran al espectro que les come.
Y acaso acostumbrados
a que el cencerro delate al que se mueve,
esperan ese gesto de la nube.
Y así pasan la noche envuelta en vela,
como todo aquí cuando dan estas horas
y las cosas comienzan a callarse
o, con dientes de estrellas y de agua,
a comerse las unas a las otras.
con cascos de agua pace el escudo de Valdáliga.
Desde el marco de la puerta escribes
que los caballos que arriba te encontraras
devoran al espectro que les come.
Y acaso acostumbrados
a que el cencerro delate al que se mueve,
esperan ese gesto de la nube.
Y así pasan la noche envuelta en vela,
como todo aquí cuando dan estas horas
y las cosas comienzan a callarse
o, con dientes de estrellas y de agua,
a comerse las unas a las otras.
05 agosto 2008
maletas medio vacías/llenas
En alguna parte, un padre abre un cuaderno y empieza a escribir una historia en la que la protagonista tiene el nombre, quizá los rasgos, quizá el interior de su hija. Es la misma hija a la que desde pequeña ha inculcado cierta proximidad con los ritos de la muerte, explicada como un acto más del gran teatro, de lo que ves y lo que no, que constituye la vida.
A su manera, en cuadernos menos revisados, la hija fabula otras presencias, otras ausencias, y sin devolver en ello a su padre el papel que ella se deja, lleva en el bolso un pequeño libro de título La maleta de mi padre, en él la historia de cómo el padre del escritor le deja una maleta para que hable por él en muerte lo que escribió en vida.
Tanto le gusta el libro a ella que lo regala a otro. Y quizá el mismo día en que éste termina de leerlo, su madre le llama para decirle ha hallado una maleta del padre que no vio en los dos años transcurridos desde su fallecimiento. Contiene ropa y no textos, pero en ella hay zapatos inéditos, que compró para estrenarlos en un tiempo que no llegó. Y qué es un ataúd sino una maleta.
El contenido de la maleta es regalado, prácticamente íntegro, a eso que antiguamente se nombraba beneficencia y que hoy ella –la hija- quizá llama solidaridad, y que tanto podría englobar dar un libro como una cama.
En sentido inverso a ese trayecto, una anciana a la que uno ya sólo va a ver tan esporádicamente que la solidaridad averguenza sus significados, pregunta aún hoy por el padre muerto. Está bien, como siempre –se le responde.
Con perdón por lo agreste de la comparación, la anciana tiene algo de maleta, pues, inmóvil y casi muda, cual maleta pasa de habitar en casa de un hijo a la de otro.
No muy lejos de esa rama del árbol familiar, cuelga el recuerdo de cierta frase que uno escuchó hace ya mucho, a la muerte de un tío, sobre que el muerto debía haber sido el que miraba vivo el funeral, que tan poco quería vivir, y no el desdichado, que tan poco quiso morir.
El tránsito al paso primero e inverso en todo esto requiere que yo lo escriba ahora, y así, como en el relato del padre a su hija, tan muerto como está lo que se ignora, pasa a vivir lo que se cuenta. Ambos son, acaso, las dos caras de la misma maleta.
A su manera, en cuadernos menos revisados, la hija fabula otras presencias, otras ausencias, y sin devolver en ello a su padre el papel que ella se deja, lleva en el bolso un pequeño libro de título La maleta de mi padre, en él la historia de cómo el padre del escritor le deja una maleta para que hable por él en muerte lo que escribió en vida.
Tanto le gusta el libro a ella que lo regala a otro. Y quizá el mismo día en que éste termina de leerlo, su madre le llama para decirle ha hallado una maleta del padre que no vio en los dos años transcurridos desde su fallecimiento. Contiene ropa y no textos, pero en ella hay zapatos inéditos, que compró para estrenarlos en un tiempo que no llegó. Y qué es un ataúd sino una maleta.
El contenido de la maleta es regalado, prácticamente íntegro, a eso que antiguamente se nombraba beneficencia y que hoy ella –la hija- quizá llama solidaridad, y que tanto podría englobar dar un libro como una cama.
En sentido inverso a ese trayecto, una anciana a la que uno ya sólo va a ver tan esporádicamente que la solidaridad averguenza sus significados, pregunta aún hoy por el padre muerto. Está bien, como siempre –se le responde.
Con perdón por lo agreste de la comparación, la anciana tiene algo de maleta, pues, inmóvil y casi muda, cual maleta pasa de habitar en casa de un hijo a la de otro.
No muy lejos de esa rama del árbol familiar, cuelga el recuerdo de cierta frase que uno escuchó hace ya mucho, a la muerte de un tío, sobre que el muerto debía haber sido el que miraba vivo el funeral, que tan poco quería vivir, y no el desdichado, que tan poco quiso morir.
El tránsito al paso primero e inverso en todo esto requiere que yo lo escriba ahora, y así, como en el relato del padre a su hija, tan muerto como está lo que se ignora, pasa a vivir lo que se cuenta. Ambos son, acaso, las dos caras de la misma maleta.
14 julio 2008
Valle de las lágrimas pasadas
El mismo día que se proyecta en el Teatro Español la primera de las tres películas recientemente rodadas a partir de la trilogía de Valle Inclán, Martes de Carnaval, El País recoge ciertas líneas del encuentro que, en la presentación del Curso sobre cine y literalidad (del texto a la imagen), reúne en Comillas a Vicent, Gutierrez Aragón, Cuerda, Camus y al que, junto con Azcona, firma precisamente la dirección de las tres adaptaciones de la obra de Valle, Jose Luis García Sánchez. Por mucho menos frecuentado, el curso obvia ese pasillo que comunica lo teatral y lo cinematográfico, una lástima pues en tanto el texto teatral es ya imagen, el estudio de uno desembocando en otro daría de sí tanto como, en la práctica, da de no.
En Madrid, la presentación del ciclo, a telón bajado y pantalla subida como corresponde, reúne a Ángel Facio, ¿Juan Gona?, Juan Luis Gallardo y Juan Diego. Se habla de la deuda contraída para con Valle, del valor del esfuerzo en adaptar hoy sus ideas, pensadas en otro tiempo, aunque no seguramente otro país. Y en no poca medida lo que se aplaude al final de la proyección es un gozo no necesariamente cinematográfico, sino una suerte de triunfo de la inteligencia, o de esa forma anónima que es la verdad, sobre la presión de entornos torticeros contra teatros, voluntades autónomas, y en general, luces donde más sombrío.
También se aplaude lo que dentro de la propia película recrea la imposibilidad de representar a Valle en su tiempo, y fuera de ella permite hoy gozar de su obra en teatro y cine a la vez, justicia de sainete sobradito hoy tanto como añorada entonces. Testigo cercano del milagro doble, Facio es el responsable del montaje que estos días representa en esa misma sala del Español la segunda de las obras de la trilogía –Los cuernos de don Friolera-, al final de la cual podrá verse el próximo martes su versión rodada por García Sánchez. Uno piensa que ver ambas, así, seguidas, acaso sea el curso posible que no tendrá lugar, porque de dónde sacar.
En Comillas se habla de las naturales prioridades del lenguaje de las imágenes sobre el de las palabras que constituyen las novelas, de cómo Cuerda y Azcona, en su adaptación al cine, vienen de dejar en tres los cuatro relatos que componen la obra de Alberto Méndez, Los girasoles ciegos, y al hacerlo se afirma que el paso de un género a otro –novela a cine, novela a teatro, o teatro a cine- empieza, en no menor parte, en el destino y de ahí va hacia el origen, lo cual tiene que ver con algo igual de claro: que la fidelidad a un medio de contar las cosas se debe a sus propias normas, y sólo en segundo término, a la obra que vive en otro medio sin nada que ver. Mientras Vargas Llosa anda estos días haciendo lo propio con Las mil y una noches, el propio Español viene de trasladar a teatro esa forma de sainete contemporáneo escrito por Mendoza que es Sin noticias de Gurb, y la misma sala acoge estos días la adaptación de la novela de Llamazares La lluvia amarilla.
Y aunque no esté en las instrucciones forzosas del proceso, como si al acto final le fuese dado pagar las deudas contraídas para con el primero, aún hay dos ocasiones de sentarse en la butaca de un teatro para gozar de Valle Inclán en todo su esplendor y, sin moverse del sitio, asistir a esa sutil forma de redención que es ver difundido su tan ninguneado ingenio a través del formato elegido por el siglo para perpetuar, y hacer así radicalmente libre, sus asuntos sin que delante de su pantalla puedan ponerse otras, opacas de ignorancia y cerrilismo.
En Madrid, la presentación del ciclo, a telón bajado y pantalla subida como corresponde, reúne a Ángel Facio, ¿Juan Gona?, Juan Luis Gallardo y Juan Diego. Se habla de la deuda contraída para con Valle, del valor del esfuerzo en adaptar hoy sus ideas, pensadas en otro tiempo, aunque no seguramente otro país. Y en no poca medida lo que se aplaude al final de la proyección es un gozo no necesariamente cinematográfico, sino una suerte de triunfo de la inteligencia, o de esa forma anónima que es la verdad, sobre la presión de entornos torticeros contra teatros, voluntades autónomas, y en general, luces donde más sombrío.
También se aplaude lo que dentro de la propia película recrea la imposibilidad de representar a Valle en su tiempo, y fuera de ella permite hoy gozar de su obra en teatro y cine a la vez, justicia de sainete sobradito hoy tanto como añorada entonces. Testigo cercano del milagro doble, Facio es el responsable del montaje que estos días representa en esa misma sala del Español la segunda de las obras de la trilogía –Los cuernos de don Friolera-, al final de la cual podrá verse el próximo martes su versión rodada por García Sánchez. Uno piensa que ver ambas, así, seguidas, acaso sea el curso posible que no tendrá lugar, porque de dónde sacar.
En Comillas se habla de las naturales prioridades del lenguaje de las imágenes sobre el de las palabras que constituyen las novelas, de cómo Cuerda y Azcona, en su adaptación al cine, vienen de dejar en tres los cuatro relatos que componen la obra de Alberto Méndez, Los girasoles ciegos, y al hacerlo se afirma que el paso de un género a otro –novela a cine, novela a teatro, o teatro a cine- empieza, en no menor parte, en el destino y de ahí va hacia el origen, lo cual tiene que ver con algo igual de claro: que la fidelidad a un medio de contar las cosas se debe a sus propias normas, y sólo en segundo término, a la obra que vive en otro medio sin nada que ver. Mientras Vargas Llosa anda estos días haciendo lo propio con Las mil y una noches, el propio Español viene de trasladar a teatro esa forma de sainete contemporáneo escrito por Mendoza que es Sin noticias de Gurb, y la misma sala acoge estos días la adaptación de la novela de Llamazares La lluvia amarilla.
Y aunque no esté en las instrucciones forzosas del proceso, como si al acto final le fuese dado pagar las deudas contraídas para con el primero, aún hay dos ocasiones de sentarse en la butaca de un teatro para gozar de Valle Inclán en todo su esplendor y, sin moverse del sitio, asistir a esa sutil forma de redención que es ver difundido su tan ninguneado ingenio a través del formato elegido por el siglo para perpetuar, y hacer así radicalmente libre, sus asuntos sin que delante de su pantalla puedan ponerse otras, opacas de ignorancia y cerrilismo.
30 junio 2008
Gran hermano
Minutos después de terminada la final del torneo, uno salió a correr y se iba cruzando, aquí y allá, con una suerte de controles preventivos, que lo eran de alegría reglamentaria en la figura de adolescentes, y no tanto, que gritaban, hacían sonar las bocinas y se abalanzaban reclamando un contacto físico indispensable en la catarsis. Con cierta ventaja sobre el que, días antes, iba leyendo en el vagón de metro en el momento en que las hordas lo invadieron y escuchara a una de sus mil bocas lamentar que alguien se dedicara a un libro en medio de semejante acontecimiento, uno mediosonreía en su carrera por temor a no parecer uno de ellos. Es la verdad y obvio a qué me recuerdan multitudes movidas por según qué, tomada por la masa una idea pueril para hacer de ella un todo. En la búsqueda de razones de mi rechazo, una es, creo, el pudor. Imaginarme imbuído de semejante exaltación, de tanta dicha, entra en conflicto con el resto de mis sentimientos de alegría, para ser más exactos, con lo que uno pide para poder sentirla. Trata uno de decir que semejante hermanamiento, una felicidad tan vocal, tan exhibicionista hasta lo incontenible, exige una razón que uno no entiende, sabido su origen. Y prolongarla más allá de los saltos de alegría absoluta que uno da en su casa es, a mis ojos, modificar los precios que se pagan por ser feliz de formas infinitamente más arduas, merecidas, o sólo más improbables. A uno le es muy valioso el equilibrio en las tasaciones de lo que importa, porque cuesta no poco sentirse exultante, irremediablemente feliz, y uno ve como un derroche de lo que no tienes el salir a exhibir así esa forma de nada que es semejante todo.
27 junio 2008
Segundas marcas
A falta de mejores o sólo más provechosos frutos, saltan esquirlas en el encuentro de los muros que enfrenta las formas de entender desde el partido popular la oposición –es eso, las formas de entender, o juzgar, el acto de gobernar tienen poco que ver aquí. Y pues en su congreso se viene de apostar por tratar de ganarse a la parte de población que se pierde cada vez que los representantes de la facción b abren la boca, restalla el parecer de la presidenta de la comunidad de Madrid, que advierte negarse a ser la segunda marca del psoe. Pues la televisión de esta comunidad y el periódico el mundo se han pasado cuatro años reivindicando en la teoría de la conspiración que el partido que gobierna es la segunda marca de eta, lo que ha de querer decir aguirre es que las marcas blancas son lo peor que le puede pasar a un producto que quiera mantener su precio alto. Que lo que defiende aguirre es a sus accionistas se verá días después, cuando afirme que, pese a todo, los militantes la apoyan. Lo que, por si faltaran pruebas suficientes, sugiere que se gobierna para los afiliados. Obvio que en ese cálculo desecha hacerlo –gobernar- para quienes piensan de otra forma, el último de los interrogantes es el más útil: ¿cómo se gobierna para quienes votaron al otro gran partido? Siguiendo el modelo de esa primera marca que es el obispado, ¿qué tal una asignatura de nombre Educación para una ciudadanía, desdén para la otra?
En paralelo viene la conferencia episcopal de declararse no competente en la estrategia comercial de su emisora de radio –no somos empresarios, dicen. Pero su doctrina sobre educación para la ciudadanía, derecho a la eutanasia, aborto o matrimonios homosexuales es justo la de un accionista mayoritario de la sociedad, y paradójicamente, una doctrina compartida, aleccionada públicamente por el gobierno de la comunidad de Madrid, donde no se considera necesario inmiscuirse en la separación de poderes que, antes y después de Montesquieau, recoge algo tan elemental como que la religión ha de legislar en sus iglesias y los gobiernos fuera de ellas. Y quizá ese derecho de no injerencia se explica desde el gobierno que preside Aguirre por el hecho de que, si los obispos no se declaran tenderos pero negocian hasta la extorsión incluso a quienes no entran en sus tiendas, un gobierno –aunque sea regional- bien puede declararse primera marca de los ciudadanos, y luego atentar contra sus derechos que recoge la constitución, o más recientemente, el parlamento.
Las religiones son las primeras marcas de la inexistencia objetiva, observable, de sus creencias, y nada puede objetarse a ello puesto que su derecho emana de leyendas consagradas en la perseverancia de sus lecturas y poco más. Un gobierno salido de las urnas y con la responsabilidad automática de trascender los propios caprichos es otra cosa, o debería serlo. So pena de que cada vez que uno de sus empleados ve su parecer arrinconado, proceda a tachar el resto de las ideas de veneno. No son segundas marcas lo que tanto ensucia, sino según qué primeras y obscenas prioridades. No por habitual produce menos vergüenza ver que la etiqueta y lo que contiene son cosas tan distintas. Principalmente porque si el tiempo empleado en vender envoltorios fuera invertido en mejorar el tiempo y el espacio reales de tantos, la sociedad sería más habitable, cívica, compasiva, inteligentemente crítica como para distinguir un cargo público de un crecepelo.
En paralelo viene la conferencia episcopal de declararse no competente en la estrategia comercial de su emisora de radio –no somos empresarios, dicen. Pero su doctrina sobre educación para la ciudadanía, derecho a la eutanasia, aborto o matrimonios homosexuales es justo la de un accionista mayoritario de la sociedad, y paradójicamente, una doctrina compartida, aleccionada públicamente por el gobierno de la comunidad de Madrid, donde no se considera necesario inmiscuirse en la separación de poderes que, antes y después de Montesquieau, recoge algo tan elemental como que la religión ha de legislar en sus iglesias y los gobiernos fuera de ellas. Y quizá ese derecho de no injerencia se explica desde el gobierno que preside Aguirre por el hecho de que, si los obispos no se declaran tenderos pero negocian hasta la extorsión incluso a quienes no entran en sus tiendas, un gobierno –aunque sea regional- bien puede declararse primera marca de los ciudadanos, y luego atentar contra sus derechos que recoge la constitución, o más recientemente, el parlamento.
Las religiones son las primeras marcas de la inexistencia objetiva, observable, de sus creencias, y nada puede objetarse a ello puesto que su derecho emana de leyendas consagradas en la perseverancia de sus lecturas y poco más. Un gobierno salido de las urnas y con la responsabilidad automática de trascender los propios caprichos es otra cosa, o debería serlo. So pena de que cada vez que uno de sus empleados ve su parecer arrinconado, proceda a tachar el resto de las ideas de veneno. No son segundas marcas lo que tanto ensucia, sino según qué primeras y obscenas prioridades. No por habitual produce menos vergüenza ver que la etiqueta y lo que contiene son cosas tan distintas. Principalmente porque si el tiempo empleado en vender envoltorios fuera invertido en mejorar el tiempo y el espacio reales de tantos, la sociedad sería más habitable, cívica, compasiva, inteligentemente crítica como para distinguir un cargo público de un crecepelo.
Las manos del modelador
Cuenta Guillermo Fesser en El País 25.6 de la muerte de Kermit Love, marionetista y cocreador junto a Jim Henson de Barrio Sesamo, y de cómo, habiendo recibido en los setenta el encargo de RTVE de crear un personaje que pudiera cargar en España la misión que en Estados Unidos llevara sobre sus hombros de gomaespuma la Gallina Caponata –allí Big Bird-, Love envío a nuestro país el modelo que recientemente acababa de crear para la televisión israelí –un puercoespín, símbolo de la fauna en el estado judío. Para quien creció viendo a Espinete, cierto fondo de caja desvela, matiza, saber que lo que viste no estaba destinado a ti, y que más te llegó por imposibilidad en otra parte. No ha mucho, también, que se nos fue el rostro que se lo prestara al panadero que por allí pasaba. Y si duele no es porque vienes de perder a quien formó parte de lo que fuiste, sino porque, ya de adulto, más maravilla y se agradece que alguien dedicara su vida, o parte de ella, a una cuota de mercado tan efímera sin degradar esa fugacidad con idiotez. Fesser es, por cierto, plena parte de esa idea.
23 junio 2008
Titulares
Leo destacado en El País -creo que del sábado 21- que la nueva Secretaria general del ínclito partido es madre soltera y que tuvo un hijo por inseminación artificial. Me imagino que cuentan también que el vicesecretario de comunicación se hace implantes capilares y que tiende a hacer trampas en el póquer, que la vicesecretaria de organización solo usa la postura del misionero y que dona 100 € semanales a su parroquia, que el vicesecretario territorial se hizo un alargamiento de pene y que solo toma sacarina; que la portavoz en el congreso está operada de apendicitis y aún tiene las muelas del juicio incluidas, que el portavoz en el senado desciende de un emigrante extremeño que trabajaba en las caballerizas de palacio hace dos siglos y que el portavoz en el parlamento europeo se mataba a pajas delante de la parte más joven del servicio mientras en la calle la dictadura se ensañaba con el pueblo. Alucino.
Me espanta mucho más saber que la crisis económica que nos lleva está ocasionada por los juegos especulativos de una pandilla de energúmenos vestidos de traje que cobran al mes lo que yo en un año. La verdad.
Me espanta mucho más saber que la crisis económica que nos lleva está ocasionada por los juegos especulativos de una pandilla de energúmenos vestidos de traje que cobran al mes lo que yo en un año. La verdad.
15 junio 2008
¿Reparación?

Hoy, domingo 15 de junio de 2008, cautiva y desarmada mi vergüenza ajena por todo el tiempo que está costando hacer justicia con esta gente, estuve en el cementerio del Este en Madrid al tiempo de descubrirse una placa conmemorativa en la misma pared contra la que fueron fusiladas las 13 rosas, a espaldas de la calle del mismo nombre.
14 junio 2008
Te bajas de la bici y ahí lo tienes
En uno de los viales construidos en una urbanización próxima a Guadalajara, oculta por los brazos del escondite, una virgen encastrada rudimentariamente en una encina prodigiosa. Y un manicomio en la ladera.
10 junio 2008
Mi-la-gro-so
Termina de anunciar Aito la lista de seleccionados para los juegos de Pekín y un escalofrío de superioridad desconocida emana de la ya prevista suma de nombres, como si engarzaran una columna cuya musculación sostiene históricamente otros países, de autoridad tan automática como la que asusta España hoy. De los diez fijos, siete lo son o han ido en ese exilio nba que tanto recompensa en verano cuanto se añora aquí el resto del año. Comienza hoy en Suiza cierta selección nuestra a tratar de cobrar en victorias lo que es sólo facturas década tras década, y donde en fútbol las velas habituales a no sé qué justicias, se ensambla en otro lado el tanque a la medida formidable de Gasol, Rubio, Calderón, Fernández, López. Más de veinte puntos de diferencia por partido resumen los partidos jugados en los últimos tres años, de los que sólo dos se han perdido, por un respectivo aunque doliente punto. Uno camina estos días con la selección de baloncesto en el bolsillo, y es como hacerlo con el euro en esa antigua tierra de promisión, estados unidos: desconcertante más allá de la labor de la fed o los programas de la feb.
06 junio 2008
El día de todos losantos
Se lee en El País que el abogado del locutor a sueldo de la iglesia de los obispos aduce en el juicio por difamación que el difamado –a la sazón el alcalde de Madrid- “iba contra la línea de su partido y propugnaba la del PSOE”. Pues la acusación de que responde el locutor es decir del alcalde que “le daban igual los muertos del 11-m y que quería que los autores del atentado salieran impunes”, la respuesta de su abogado sugiere que la prueba de que su cliente tiene razón es que él, al contrario que el alcalde, sí seguía la línea del partido. Que la inocencia consista en participar de una opinión y no de lo que los jueces dicten de ella dice del locutor lo mismo que él vierte sobre el alcalde –que los muertos, o los vivos, importan menos que su utilidad para perseguir otras cosas. La iglesia le paga, como es norma, con la parte del César.