30 junio 2008

Gran hermano

Minutos después de terminada la final del torneo, uno salió a correr y se iba cruzando, aquí y allá, con una suerte de controles preventivos, que lo eran de alegría reglamentaria en la figura de adolescentes, y no tanto, que gritaban, hacían sonar las bocinas y se abalanzaban reclamando un contacto físico indispensable en la catarsis. Con cierta ventaja sobre el que, días antes, iba leyendo en el vagón de metro en el momento en que las hordas lo invadieron y escuchara a una de sus mil bocas lamentar que alguien se dedicara a un libro en medio de semejante acontecimiento, uno mediosonreía en su carrera por temor a no parecer uno de ellos. Es la verdad y obvio a qué me recuerdan multitudes movidas por según qué, tomada por la masa una idea pueril para hacer de ella un todo. En la búsqueda de razones de mi rechazo, una es, creo, el pudor. Imaginarme imbuído de semejante exaltación, de tanta dicha, entra en conflicto con el resto de mis sentimientos de alegría, para ser más exactos, con lo que uno pide para poder sentirla. Trata uno de decir que semejante hermanamiento, una felicidad tan vocal, tan exhibicionista hasta lo incontenible, exige una razón que uno no entiende, sabido su origen. Y prolongarla más allá de los saltos de alegría absoluta que uno da en su casa es, a mis ojos, modificar los precios que se pagan por ser feliz de formas infinitamente más arduas, merecidas, o sólo más improbables. A uno le es muy valioso el equilibrio en las tasaciones de lo que importa, porque cuesta no poco sentirse exultante, irremediablemente feliz, y uno ve como un derroche de lo que no tienes el salir a exhibir así esa forma de nada que es semejante todo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Dos cosas:

A) Un increíble alarde de entendimiento y comunicación en esta frase cumbre de tu historia como vocalista (de novelas): En la búsqueda de razones de mi rechazo, una es, creo, el pudor. Imaginarme imbuído de semejante exaltación, de tanta dicha, entra en conflicto con el resto de mis sentimientos de alegría, para ser más exactos, con lo que uno pide para poder sentirla.

B) Te encuentro en cada una de las palabras que expresas.

Gracias por compartirte... Yo sentí parte de lo mismo la misma noche en que, sin embargo, me dejé llevar por la marabunta. No obstante, parte de todo eso me atrae, otra me desagrada.

Un abrazo.