15 junio 2008
¿Reparación?
Hoy, domingo 15 de junio de 2008, cautiva y desarmada mi vergüenza ajena por todo el tiempo que está costando hacer justicia con esta gente, estuve en el cementerio del Este en Madrid al tiempo de descubrirse una placa conmemorativa en la misma pared contra la que fueron fusiladas las 13 rosas, a espaldas de la calle del mismo nombre.
5 comentarios:
si tantos creen en quitar a la ciudadanía la educación sin que nada se pierda, para esas mentes la memoria ha de poder sobrevivir sin lo histórico.
entienden mejor los muros, se sienten en ellos, les conforta ver fuera lo que piensan dentro.
que la placa les pueda cuanto antes.
gracias, joe.
Algunos no perdemos la memoria de nuestros padres, ni de nuestros abuelos mientras los más olvidadizos pierden hasta la memoria de lo que dijeron ellos mismos. Pero es la enfermedad del nuevo siglo, el habito de ir deprisa sin mirar, el habito de contar verdades a medias y escribir falsedades. Pero los que tenemos memoria no debemos olvidar que siempre ha sido así, pierden algo más que la memoria, pierden los papeles pero a mi no se me olvida.
Que barbaridad. Jajaja
"Nuestras alas truncadas, pero alas al fin,
son un tesoro inapreciable.
Con ellas, hasta en la noche hay luz.
La desgracia hubiera sido haberlas perdido.
O no haberlas tenido nunca"
Soledad Estorach (Lleida 1915-París 1993). Formó parte del grupo inicial de anarquistas que fundó Mujeres Libres, en Cataluña, en 1936.
Sobre el libro de Alberto Méndez "Los girasoles ciegos":
Fueron tantos los horrores que, al final todos los miedos, todos los sufrimientos, todos los dramas, sólo tienen en común una cosa: los muertos. Pero los muertos de nuestra posguerra ya están resueltos en cifras oficiales, aunque ya es hora de que empecemos a recordar lo que sabemos.
"Superar exige asumir, no pasar página o echar en el olvido. En el caso de una tragedia requiere, inexcusablemente, la labor del duelo, que es del todo independiente de que haya o no reconciliación y perdón. En España no se ha cumplido con el duelo, que es, entre otras cosas, el reconocimiento público de que algo es trágico y, sobre todo, de que es irreparable. Por el contrario, se festeja una vez y otra, en la relativa normalidad adquirida, la confusión entre el que algo sea ya materia de historia y el que no lo sea aún, y en cierto modo para siempre, de vida y ausencia de vida. El duelo no es ni siquiera cuestión de recuerdo: no corresponde al momento en que uno recuerda a un muerto, un recuerdo que puede ser doloroso o consolador, sino a aquel en que se patentiza su ausencia definitiva. Es hacer nuestra la experiencia de un vacío."
CARLOS PIERA, "Introducción" a Tomás Segovia:
En los ojos del día: antología poética.
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