29 noviembre 2015

Aprecio del despreciado


Tras meses de deliberación, el tercer libro previsto de la editorial acabó siendo el segundo, y paradójicamente, exhumar a Urabayen antes que a Becquer ha acabado por desenterrar a alguien que, muerto mucho después que el poeta, yacía a más profundidad, en tierra de olvido premeditada, concienzudamente labrada.
Desde entonces he leído la novela dos veces, una cuando mi socio me dejó el texto previo a la edición definitiva, y la segunda hace poco, ya publicada. Me gustó la primera, y me ha gustado aún más la segunda lectura. Lo cual no quiere decir que esta novela necesite dos lecturas para ser apreciada en lo que vale, sino que lo me gustó en la primera lectura me sigue gustando en la segunda, me sigue interesando y divirtiendo, lo cual es aún más valioso.
Mi impresión como lector es que se trata de una novela extrañamente divertida, escrita en un momento escasamente divertido. El propio Urabayen señala que fue terminada el mismo día que estalla el golpe de estado contra la república en 1936. En ello es una novela sobre volver. A Toledo. A Urabayen. A la idea que los toledanos tienen de sí mismos. A la esencia de cierta idea de lo español. Y a cierto aspecto que me interesa bastante, que es la relación del hombre con lo que escribe, lee o pinta., con aquello que le representa. La relación íntima y la relación pública, visible, explícita.
Hay cuatro ejemplos en esta novela que me hacen sonreír cada vez que vuelvo a ellos. Y es porque todos me recuerdan a un mundo que uno no esperaría ver ubicado en Toledo, ni en el Toledo imperial ni en el rural y no muy próspero en que se ubica la novela: un mundo de una creatividad cómica y absurda, de una extravagancia ingenua, llena de pureza.
1. Daniel Meneses, que llega a general sin salir de Toledo. Y que al casarse, recibe como regalo un retrato al óleo, cuyo traje será modificado con los años a medida que asciende en el escalafón. Un profesor de la Escuela de Artes y Oficios es convocado cada tanto para que repinte los símbolos de su ascenso: la manga, un fajín… todo esto sin modificar la cara de jovencito que el retrato mantiene inalterado. Y que, en su condición de general perpetuamente más joven de la historia, recuerda a franco quizá con una sutileza digna del aprecio que millán astray sentía por la finura intelectual.
2. El capellán Inocente Meneses, tío de Leocadia, la protagonista. Un hombre que, entre sus múltiples talentos e inquietudes, y ninguna más pugnada que la de escribir, para flagelar a sus enemigos literarios… se pone a pintar. Pinta frescos en sus paredes, de noche, durante el tiempo que le permite la luz de una vela hasta que se extingue. Luego sigue a oscuras. “Decididamente la pintura sin luz era la única inspirada” –dice Urabayen. Luego enseña ese museo que enseña a quienes le visitan, que es cualquiera, pues su casa siempre está abierta, literalmente. Un hombre que escribe panfletos sobre cualquier tema… un sabio que duerme sobre la tumba de un rey visigodo, que incluso se ofrece a corregir el libro genealógico que su hermano viene confeccionando. “Perdona la intromisión, pero no me fío de ti, hermano, tienes madera de académico” –dice.
3.  Serafín Garrido, fundador y editor de una revista –La ciudad única- que es básicamente un saco de halagos indiscriminado pensado para vender suscripciones. Y cuyos temas renueva, casa por casa, pueblo por pueblo, a medida que la cháchara se agota.
4. Y el más maravilloso de todos en este ámbito: Marieta, el ama de llaves, madre adoptiva de Leocadia, quien guarda cada día la media docena de periódicos que entran en casa de sus dueños. Los guarda en sacos que cuelgan de una pared de su alcoba. Separados por años y ordenados por fechas, y que lee escrupulosamente por orden de aparición, es decir, no leyendo el primero que aparece al abrir un saco, sino el primero de los que aún no ha leído, tenga tres o doce años de retraso. Y que va comentando a medida que lee, con dos o tres años de retraso. Sin que para ella hay perdido un ápice de novedad o maravilla. En uno de esos sacos podría estar también esta novela.

Para quien la quiera buscar en otros sitios más ortodoxos, están las librerías. O directamente en elperromalo.es.

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