Muere en vano Maureen O´Hara, pues su imagen viaja
de El hombre tranquilo a esa otra historia de paisaje cuasi irlandés que es el
escocés de Brigadoon, rodada apenas dos años después de que Ford rodara
aquella, donde el paisaje, y en él la aldea en que transcurre la acción, es
invisible durante 100 años y solo reaparece durante un día, como el barco del
Holandés errante. Así, uno puede pasar años pensando que lo que ve es cine
hasta que un día vuelve a poner la película de Ford. Entonces es el mundo el
que desaparece. Y qué menos merecería O´Hara.
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